Mercolleida, la lonja del cerdo que marca el ritmo del mercado cárnico catalán, ha vuelto a bajar el precio del cerdo para abordar la crisis provocada por la peste porcina africana (PPA). Los productores tendrán que vender a precios más bajos -muy a menudo a pérdidas- para competir con el resto de mercados europeos al colocar el excedente de producto, que crece día a día con las restricciones de compradores internacionales como China o Japón. La bajada de este jueves, sin embargo, ha sido más intensa que las dos primeras, efectuadas el lunes y viernes de la semana pasada: entonces, bajaron la carne de cerdo engordado un total de 20 céntimos, a razón de 10 por rebaja; mientras que, en esta ocasión, solo han recortado seis céntimos la etiqueta. El director general del mercado, Miquel Àngel Vallès, justifica la decisión por la evolución de la emergencia sanitaria en los últimos días. «La situación sigue siendo grave, pero ya no es la excepcionalidad de la primera semana de afectación, y la situación es un poco mejor que entonces», ha argumentado.
La bajada ha afectado a todos los productos: la carne de cerdo de engorde ha sufrido una reducción de seis céntimos, mientras que el lechón se ha abaratado dos euros. La cerda, en último lugar, ha caído dos céntimos el kilo -todas ellas rebajas inferiores a las que se aplicaron al inicio de la crisis-. Con este acuerdo, ratificado por la Junta de Precios de Porcino, la lonja ya acumula rebajas de 26 céntimos en semana y media. Así, el cerdo de engorde se ha quedado en los 1,04 euros.
En adelante, Mercolleida prioriza las negociaciones con terceros países para abrir los mercados lo antes posible, con Japón en el centro de la mira; pero también con Filipinas. La República Dominicana, por su parte, ya ha aceptado la regionalización comercial y, por tanto, solo bloqueará las compras de cerdo de la demarcación de Barcelona. La apertura de algunos mercados, como China, Corea o Taiwán, ha permitido dejar más margen a los productores para mover los precios. Además, piden más trabajo para «contener el foco» en los seis kilómetros alrededor de los primeros contagios detectados en Collserola.
A pesar de las mejoras, las pérdidas se van acumulando en las cuentas de la industria cárnica. Según el director de operaciones de El Pozo, Juan Pedro Florido, el impacto económico sobre el sector se ha disparado hasta los 30 millones de euros semanales. En adelante, sin embargo, el directivo sostiene que se instaurará una «cierta estabilidad» que permitirá registrar «pequeñas remontadas» de los vendedores. «Hablamos de un sector muy fuerte, muy potente y preparado, acostumbrado a oscilaciones, y creo que esto quedará en anécdota», ha argumentado. Todo ello, dependiendo de la contención de la enfermedad, y de evitar la aparición de más focos de PPA.

Perímetro cerrado
En este sentido, el departamento de Agricultura ya ha acelerado su plan para reducir la población en la zona. El consejero del ramo, Òscar Ordeig, ha anunciado un cierre perimetral de la zona más afectada, con cercas y barreras físicas para capturar y sacrificar más jabalíes. El objetivo, ha argumentado Ordeig, es establecer «una zona de seguridad sin animales que puedan contagiar al otro lado». Más allá de esta medida, el Gobierno convocará próximamente la Mesa del Jabalí para debatir el plan de actuaciones sobre la población de animales a partir del 2026. Sobre el origen del brote, motivo de especulación en las últimas semanas, Ordeig ha pedido «tiempo, paciencia y prudencia». «Hoy no tenemos informes concluyentes ni informaciones contrastadas que nos puedan asegurar una cosa u otra», ha declarado, cortando así la especulación sobre una posible fuga en un laboratorio de investigación en seguridad animal.


