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El precio, el dividendo y el magnate mexicano: las claves del consejo del Sabadell ante la OPA

A ultimísima hora. El consejo de administración del Banco Sabadell agotará hasta el último minuto los plazos para analizar la nueva oferta del BBVA por sus acciones, que mejoró la semana pasada un 10% el intercambio, hasta las 4,8376 acciones catalanas por cada una de vasca. El órgano de gobierno de la entidad se reunirá durante el día, y emitirá un juicio que ya ha dejado entrever en varias ocasiones: el precio es «muy débil», en palabras del consejero delegado, César González-Bueno; y los inversores deberían rechazarla. El encuentro, sin embargo, se prevé conflictivo. El Banco de Bilbao ha mejorado la contraprestación, y ya ocupa el terreno positivo. Además, ha propuesto un dividendo de 32 céntimos por acción, el más alto de su historia, como arma arrojadiza para seducir al accionariado catalán. El mercado, pues, duda si habrá unanimidad en el ‘no’ a la Vela, o si el consejo dejará alguna voz discordante. Una, en concreto, baila especialmente: la de David Martínez Guzmán, el millonario mexicano que ostenta cerca de un 3,5% de la propiedad del Sabadell, y que puede marcar el ritmo de los institucionales de cara a los últimos días del período de aceptación. Todo se verá este mismo martes a las 6 de la tarde.

Si el fundamento de la opinión de los consejeros debe ser la mejora de la oferta que asumió el BBVA el pasado lunes, contradiciendo todo su discurso de las últimas semanas, no parece que haya mucha discrepancia. Los accionistas minoritarios calificaron las nuevas condiciones de «tomadura de pelo»; reclamando que la prima política de la OPA se acerque más al 30% -inabordable para el Banco de Bilbao, que por ahora ofrece una plusvalía de poco más del 2%-. También los principales analistas internacionales la vieron insuficiente para alcanzar los objetivos que defiende el presidente vasco, Carlos Torres, del 50% de los derechos de voto del banco vallesano. Por ahora, la ecuación valora las acciones del Sabadell en 3,37 euros, ligeramente por encima de los 3,31 en que se mueven en el mercado, pero lejos de las estimaciones de precio objetivo de los expertos. CaixaBank BPI las eleva hasta los 3,55 euros, mientras que Alantra, más ambiciosa, apunta hasta los 3,9 euros por título.

BBVA, sin embargo, ha cambiado las expectativas con un anuncio explosivo: el dividendo ordinario más alto de su historia, de 32 céntimos brutos por acción, que se pagaría justo después de la liquidación de la OPA. Es decir, la Vela intenta comunicar a los accionistas del Sabadell que, si acceden a sus condiciones en primera instancia, podrán ingresar la remuneración a los accionistas prácticamente de forma inmediata. Ahora bien, el valor de esta retribución quedaría diluido para los inversores vallesanos: según los cálculos de los accionistas minoritarios, a los que ha tenido acceso el Món Economia, el valor del pago por cada acción del Sabadell, aplicando el intercambio definitivo, sería de unos 6,6 céntimos. Es decir, la rentabilidad del movimiento está por debajo del dividendo ordinario que el banco catalán abonó a finales del mes de agosto, que superó los 7 céntimos por acción, un payout total de 370 millones de euros. En este sentido, los minoristas aseguran que el nuevo movimiento del BBVA «no añade atractivo» a la oferta, en tanto que remuneración diferida.

El presidente del BBVA, Carlos Torres / ACN
El presidente del BBVA, Carlos Torres / ACN

La incógnita Martínez

No hay aún cifras de aceptación -solo las tiene actualizadas, de hecho, el propio BBVA-; pero el mercado busca pistas para deducir el sentido de los millones de votos que se están emitiendo. Uno de los indicadores más claros se producirá, de hecho, en el consejo de administración de este martes por la tarde: la posición que demuestre el millonario mexicano David Martínez Guzmán. Martínez, con cerca de un 3% de los derechos de voto, es el accionista individual más grande del Sabadell, y el único de los grandes fondos que tiene una silla en el principal órgano de gobierno. En la última reunión, permitió la unanimidad contra la OPA con una abstención, pero pidió a Torres una «oferta más competitiva» por las acciones sabadellenses. El entorno del banco catalán lo describe como un actor «enormemente liberal»; y que, por tanto, no está satisfecho con la intervención del gobierno español en el proceso de compra. Así, analistas e inversores estarán observando de cerca el voto del norteamericano; y qué explicación ofrece el misterioso tiburón en el informe.

La distribución de los accionistas

Los minoritarios han expresado su rechazo generalizado a la operación, también desde la mejora. La asociación de accionistas minoritarios del Sabadell, que concentra unos 600 inversores -mayoritariamente catalanes- ya ha dicho que no accederá a la propuesta vasca; mientras que los valencianos de NEM, la agrupación de antiguos inversores de la Caja del Mediterráneo han recomendado a sus miembros no acudir a la oferta. Por otro lado, Torres declaró el fin de semana en una entrevista con la agencia EFE que la postura de los fondos de inversión es la contraria, y que abogan por sumarse al proyecto del Banco de Bilbao.

El equilibrio entre ambas caras del capital vallesano es prácticamente total: los últimos datos publicados, hace un año y medio, mostraban que el 48% del banco está en manos de minoristas, mientras que el 52% restante lo tienen grandes inversores. Ahora bien, hay varios perfiles institucionales que no acudirán por ningún concepto a la OPA. Se trata de Zurich, la aseguradora suiza que cuenta con cerca del 5% de los derechos de voto, y que vehicula sus servicios de seguros bancarios a través del Sabadell. Por lo tanto, la fusión les haría perder esta línea de ingresos, en tanto que el BBVA tiene una alianza a largo plazo con Allianz. Similar es la situación del gestor de inversiones Amundi, que colabora hace años con la entidad catalana para vender sus paquetes de inversión. Por otro lado, la Vela espera movilizar el triunvirato de grandes capitales que tienen una pata puesta en ambas compañías: BlackRock, el vehículo de inversión más grande del planeta; Norges Bank, el brazo de capital riesgo del banco de Noruega; y Vanguard. Queda por ver cuál de las dos trincheras tiene más tracción.

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