Un psicólogo lanza una recomendación clara: “mejor fuera de la escuela”.
“Salir del entorno escolar refuerza su adaptación”, afirma el psicólogo Javier de Haro.
Según este especialista en infancia, cuando un niño participa en actividades fuera del aula habitual, desarrolla competencias clave como la autonomía, las habilidades sociales y la autoestima. Además, reduce el riesgo de que todo su mundo social quede encerrado entre las paredes de la escuela.
Más allá del aula: una mirada al entorno
La escuela es un lugar conocido, seguro, previsible. Pero también limitado. Según Javier de Haro, ofrecer al niño un entorno diferente para sus actividades —como un centro cultural, un polideportivo o una academia— lo expone a situaciones nuevas que despiertan su capacidad de adaptación.
“Si puedes, apunta a tu hijo a extraescolares fuera de la escuela, porque en otros entornos se refuerzan la adaptación, la personalidad y las habilidades sociales”, sostiene. Estos espacios invitan a los niños a salir de su zona de confort sin perder el marco lúdico o educativo. Y esto, explica, es justamente lo que ayuda a desarrollar una personalidad más flexible y segura.
Elegir bien: actividades con sentido
No todas las extraescolares sirven para todo. Por eso, el primer paso es implicar al niño en la elección. De Haro sugiere que el adulto proponga, pero que el menor decida.
“La autenticidad del interés es clave. Que aporten, que enseñen, pero sobre todo que sean un espacio para ilusionarse y divertirse.” Esto implica que la actividad elegida no sea simplemente “la que queda cerca” o “la que hacen todos los amigos”, sino algo que conecte con las inquietudes del niño.
Además, recomienda ofrecer un período de prueba. Es importante que el niño pueda cambiar si no se siente cómodo. “Dejarlo elegir y probar forma parte del proceso de aprendizaje y adaptación”, apunta.
Menos es más: evitar la saturación
Uno de los riesgos más habituales a la hora de planificar extraescolares es caer en la hiperprogramación. Llenar todas las tardes de actividades puede generar fatiga, desmotivación o rechazo.
Javier de Haro aconseja limitar las actividades a dos o tres días por semana, como máximo. Así se deja espacio para el descanso, el juego libre y una cosa que muchos adultos olvidan: el aburrimiento.
“Aburrirse en casa es muy sano”, recuerda. El aburrimiento estimula la creatividad, permite al niño reconectar con sus propios intereses y no le obliga a estar constantemente ocupado o dirigido.
Diversificar entornos sociales y emocionales
Uno de los grandes beneficios de hacer actividades fuera de la escuela es la ampliación del círculo social. “Cuando todo su mundo gira en torno a la escuela, cualquier conflicto o cambio afecta todo lo demás. Fuera, tienen otros referentes.”
En contextos nuevos, los niños desarrollan otras habilidades: adaptarse a un monitor que no conocen, integrarse con compañeros de diferentes edades, comunicar sus preferencias desde cero. Todo esto repercute directamente en su autonomía y seguridad emocional.
Familias que han optado por esta vía coinciden en que sus hijos vuelven más motivados, más seguros y más capaces de moverse solos en ambientes diversos. A veces, incluso descubren talentos que no se habían manifestado dentro del aula.
Acompañamiento y observación: claves para las familias
Para que la experiencia funcione, el papel de los padres es fundamental. Especialmente al principio, es positivo acompañar al niño, conocer el espacio, hablar con los responsables de la actividad y transmitir seguridad.
Además, conviene observar cómo reacciona el niño después de cada sesión. ¿Llega contento? ¿Muestra entusiasmo por volver? ¿Se queja o pide abandonar?
En este sentido, De Haro insiste en la flexibilidad como clave del bienestar infantil. “No pasa nada si hoy quiere dejar judo y mañana probar teatro. Lo importante es que se sienta escuchado, comprendido y libre para probar.”
También recomienda no comparar con otros niños ni establecer metas de rendimiento. Las extraescolares no deben ser una extensión de la escuela, sino un espacio de libertad, descubrimiento y juego.
Ilusión, rutina y elección: las claves del curso
La vuelta a la escuela no solo marca el calendario escolar. También abre oportunidades para enriquecer la vida de los niños más allá de los deberes y las clases. Fuera del aula, también se aprende.
Crear rutinas sanas, con tiempo libre, con actividades elegidas por ellos y entornos nuevos, es una manera poderosa de ayudarles a crecer. Adaptarse no es solo cuestión de escuela. También es cuestión de espacios, elecciones y emociones.
¿Tu hijo hace actividades fuera de la escuela? ¿Cómo lo ha vivido? Comparte tu experiencia o plantea tus dudas. Las historias reales también construyen caminos para los demás.