Una historia de constancia, salud y empoderamiento que inspira a miles de mujeres.
Vicky Martín Berrocal se ha convertido en un ejemplo de cómo el deporte puede redefinir el bienestar, incluso cuando se empieza tarde. Camina cada mañana en ayunas, entrena con constancia y celebra cada avance con naturalidad. En palabras suyas, “el músculo es vida”, una frase que resume su nueva filosofía personal.
Un cambio de vida después de los 45
No fue un cambio repentino, ni obedecía a una moda. Cuando Vicky Martín Berrocal superó la barrera de los 45, sintió que era el momento de escucharse con más atención. La diseñadora y empresaria, reconocida por su carisma y su evolución personal, decidió romper con una idea muy arraigada: que el ejercicio intenso y regular es solo para gente joven.
El punto de inflexión llegó cuando comenzó a trabajar con Crys Dyaz, entrenadora personal y referente del entrenamiento funcional en España. Con su guía, Vicky descubrió que el movimiento diario no era un castigo ni una obligación, sino un camino hacia la energía y la estabilidad emocional.
“Empecé poco a poco. Paseos, un poco de cardio… pero lo más importante fue entender que esto lo hacía por mí, por mi bienestar”, ha confesado en varias entrevistas. Desde entonces, el entrenamiento forma parte de su identidad.
De la caminata al cardio: una rutina sin excusas
Su día comienza antes de que suene el teléfono o llegue el primer correo. Sale a caminar en ayunas, ya sea en Madrid o en la playa, de vacaciones o entre eventos. Lo hace porque nota el beneficio inmediato: “reinicia el cuerpo y la mente”.
A esta caminata matutina se han sumado otras actividades: sesiones de cardio, bicicleta estática, un poco de carrera ligera e incluso trabajo de fuerza. Todo enfocado, según su entrenadora, a mantener la musculatura, proteger las articulaciones y mejorar el metabolismo.
Lejos de obsesionarse con el peso, Vicky ha puesto el foco en la constancia. Publica sus avances, se muestra sin filtros, celebra lo que consigue y también los días en que no le apetece entrenar. “La clave es no parar”, dice, “porque después lo necesitas”.
Más que físico: salud mental y energía diaria
Los resultados físicos son evidentes, pero son los efectos emocionales los que más valora. Habla del entrenamiento como un estabilizador de ánimo, una fuente de energía vital. Se siente más clara, más centrada, más capaz.
“Estoy absolutamente enganchada a la subida de energía que supone empezar el día así”, explicaba en una entrevista reciente. Esta sensación, afirma, no se puede comparar con nada. No es un café, ni un estallido de adrenalina pasajero. Es una claridad que se instala.
Esta mentalidad ha transformado su relación con el cuerpo: de la exigencia estética al autocuidado auténtico. “No entreno para gustar. Entreno para vivir mejor”, ha llegado a decir. Su historia, pues, no es la de una transformación visual, sino de una conquista interna.
Inspiración para mujeres de todas las edades
El impacto de su cambio ha ido más allá de lo personal. En las redes, miles de mujeres la siguen como referente de una nueva manera de entender el envejecimiento: activa, consciente y libre de prejuicios. Ha roto con la idea de que empezar a los 50 es tarde. Al contrario: puede ser el mejor momento.
Su entrenadora, Crys Dyaz, lo resume con claridad: “Entrenar no es una moda. Es salud. Es vida. Y el cuerpo siempre responde, tengas 30 o 60 años.” En sus sesiones, ambas han compartido la importancia de la masa muscular, del descanso, de escuchar el cuerpo sin castigarlo.
Vicky no predica desde un ideal inalcanzable, sino desde la experiencia real. Un día cuesta, otro entusiasma. A veces se entrena con energía, otras por compromiso. Pero lo más importante, dice, es continuar.
“Nunca es tarde para empezar”
A los 52, Vicky no solo ha ganado músculo: ha ganado claridad, constancia y un nuevo motivo para levantarse temprano.
“El músculo es vida”, dice, y su historia lo confirma.
¿Y tú? ¿Qué hábito podrías comenzar hoy, sin mirar el calendario?
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