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El metal barcelonés, «abocado al conflicto» por el nuevo convenio colectivo

El convenio colectivo de la industria del metal en Barcelona vuelve a estar en pie de guerra. Tres años después de la última amenaza de huelga en el sector, Comisiones Obreras vuelve a buscar el choque con la Unió Patronal Metal·lúrgica en medio de las negociaciones para el nuevo acuerdo sectorial. Según ha denunciado el sindicato, la asociación empresarial ha hecho llegar a la parte social una propuesta con 33 puntos que buscan «la eliminación directa de artículos del convenio vigente» y la «desregulación de las condiciones laborales actuales» de los trabajadores barceloneses -unos 182.000, según datos del sindicato-.

Además, los patronos habrían planteado «unos incrementos salariales insuficientes» y recuperar la totalidad de la cláusula de compensación y absorción de los aumentos retributivos, una de las metas clave del pacto de 2022. Fuera del ámbito del sueldo, la UPM reclama una mayor flexibilización de la jornada laboral, y querría eliminar permisos retribuidos contemplados por el convenio y el complemento salarial durante las incapacidades temporales de los empleados. En un comunicado, el sindicato asegura que «no puede aceptar este retroceso histórico en las condiciones laborales del sector», y sostiene que las posiciones de la Unió Patronal «nos abocan al conflicto».

Imagen de un trabajador de Celsa en la planta de Castellbisbal / ACN
Un trabajador en una planta metalúrgica / ACN

Protesta el 1 de julio

Ante esta situación de bloqueo, el sindicato ha convocado una jornada de protesta el próximo día 1 de julio. La manifestación ha sido ratificada por 500 delegados del sector en una asamblea celebrada el pasado miércoles. Así, los trabajadores convocados se reunirán frente a la sede de la Unió Patronal Metal·lúrgica, coincidiendo con la próxima jornada de la reunión de la comisión negociadora del convenio colectivo. El objetivo, aseguran, es «darle la vuelta a la situación y hacer rectificar a la patronal» para que abandone lo que consideran unos «planteamientos inasumibles».

Segunda ronda de la batalla

El enfrentamiento entre sindicatos y UPM que se vislumbra para este verano reproduce el que precedió la firma del último convenio colectivo metalúrgico en Barcelona, a finales de 2022. Entonces, el de la capital fue el único territorio del país que no pudo desbloquear en primera instancia las posiciones de sindicatos y patronal. CCOO y UGT-FICA llegaron a convocar dos jornadas de huelga en octubre de hace tres años, en medio de la crisis inflacionista y en busca de unas tablas salariales más favorables a las rentas del trabajo. La situación se desbloqueó in extremis, con un acuerdo que se selló horas antes de las paradas. Entonces, la clave fue eliminar las cláusulas de compensación y absorción, así como la indexación salarial al IPC. Las partes acordaron también un permiso retribuido de 12 horas a cuenta de convenio. Todas estas condiciones quedarían ahora fuera de la propuesta de la patronal, lo que aboca a un nuevo verano de choque laboral en el sector.

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