Mar es una joven de 24 años que trabaja en una agencia de comunicación y vive en casa los padres. A pesar de que todavía no ve que sea el momento de emanciparse, asegura que «cada vez es más complicado pensar» cuando los precios de los alquileres se encuentran en uno de sus máximos históricos. El caso de Mar no es aislado. Actualmente, en el estado español, solo un 15,9% de los menores de 30 años viven fuera de casa, la mitad que la media europea, que se sitúa en el 31,9%. En Cataluña la tasa es algo más alta y llega hasta el 20,2%, aun así, continúa diez puntos por debajo de Europa. La situación imposible del alquiler y los sueldos precarios son algunas de las razones por las cuales los jóvenes prefieren -o se ven obligados- a quedarse a casa. Ante las cifras poco alentadoras y las trabas administrativas para regular el mercado del alquiler, no es de extrañar que la edad de emancipación española haya subido hasta los 30,3 años.
«Los jóvenes que están emancipados viven en el día», explica Mar y añade que su decisión de quedarse a casa va ligada al ahorro, puesto que ahorrar y vivir fuera de casa los padres se ha convertido en una misión imposible por los jóvenes. «Los salarios son más bajos, y por eso los jóvenes no pueden ahorrar mientras pagan un alquiler», lamenta Ferran Font, jefe de estudios de pisos.com. De este modo, el experto corrobora la situación que explica Mar y repite que la gente de menos de 30 años «no se emancipa antes por razones económicas». De acuerdo con las estadísticas que ha publicado la plataforma de pisos de alquiler, el salario mediano de una persona joven se sitúa en los 1.089 euros netos en el mes, que equivale a 13.079,19 euros el año. Con estos datos, es prácticamente imposible que un joven pueda emanciparse y si lo hace, se ve obligado a compartir piso para poder cubrir necesidades básicas.
Lo Banco de España definió que una persona emancipada tenía que destinar a la vivienda y los gastos de este, entre un 30% y un 35% de su salario. Si cogemos el salario mediano de los jóvenes españoles se puede comprobar que el alquiler y los gastos de una vivienda tendrían que sumar un total de 326,7 euros el mes, una cifra que se encuentra a años luz del que se pide solo por un alquiler. «Estamos hablando que la mayoría de pisos de Barcelona y el área metropolitana rondan los 1.000 euros», dice Mar, quien también reconoce que emanciparse en solitario no es una solución planteable. La suma, pues, de los salarios bajos y el aumento de los precios del alquiler hacen que los jóvenes se acaben resignando a compartir piso o bien entrar al mercado de alquiler de habitaciones, mucho menos regulado y pleno de ilegalidades.

El problema enquistado del precio del alquiler
El problema, pero, ya no solo se encuentra en la investigación de un piso en condiciones donde poder marchar a vivir, sino que todos los pasos de la cadena hasta recibir las claves de la vivienda también generan unos gastos casi inasumibles para un joven con un salario mediano. Según explican fuentes del Sindicado de Locatarias, hay requisitos de los propietarios y de las inmobiliarias que «hacen imposible» que una persona de menos de 30 años pueda acceder a la vivienda. En concreto, el sindicato habla de la inversión inicial de un alquiler, que según sus cálculos llega a 5.500 euros por la fianza, los honorarios y los meses anticipados. «Los requisitos de los alquileres son altísimos, estamos hablando que algunas inmobiliarias piden que en un piso de tres personas haya un total de 3.500 euros en el conjunto de los sueldos«, expliquen desde el sindicato. Así pues, las afirmaciones de Mar también confirman estos datos, puesto que ella misma reconoce que plantearse no marchar a vivir con amigos o con la pareja «no es una opción».
A raíz de estas dificultades es cuando, en teoría, entra en juego la nueva ley estatal de la vivienda. Precisamente la iniciativa busca -entra otras cosas- hacer accesibles los pisos a todos los colectivos, entre ellos los jóvenes. Aun así, las trabas administrativas por la aplicación de esta ley en Cataluña están atrasando su implementación, el que ha dado vía libre a los propietarios para continuar subiendo los precios de los alquileres. Por si no hubiera basta, las fuentes sindicales también aseguran que el alquiler tradicional ya no es tan atractivo por los propietarios (a causa de la inminente implementación de la nueva ley), así que el alquiler por habitaciones o bien el alquiler de temporada se han convertido en las nuevas estrellas del mercado de la vivienda. «Si los jóvenes ya tienen problemas con los alquileres normales, las irregularidades crecen mucho más cuando hablamos de alquileres de temporada«, afirman desde el Sindicato de Locatarias.
El inaccesible mercado de compra de pisos
El jefe de estudios de pisos.com afirma que si el mercado de alquiler es complicado, el de compra de vivienda es inaccesible por los jóvenes. De este modo vuelve a dar la razón a Mar, puesto que asegura que «los jóvenes no tienen capacidad de ahorro». En este sentido, Font remarca que no es una cuestión de prioridad, sino más bien de carencia de poder adquisitivo, por lo tanto, los jóvenes no tienen sueldos bastante altos para guardar dinero. «Las personas de menos de 30 años ya han quedado fuera del mercado de compra», dice el experto. Es por eso, pues, que el alquiler acaba siendo la única salida de los jóvenes para emanciparse, el que todavía hace crecer más la demanda al mercado y se disparan los precios.
El acceso a la vivienda ya es una pesadilla para la mayoría de personas en el estado español -y también en Cataluña-, pero los jóvenes continúan siendo uno de los colectivos más afectados por las subidas de precio. Con un mercado de alquiler caro y un parque de compra de vivienda inaccesible, los menores de 30 años se ven con la obligación de quedarse a casa, o bien emanciparse «con el agua el cuello», tal como lo define Mar. Con todo, pues, los sindicatos exigen más políticas favorables al acceso a la vivienda, unas ayudas que, tal como relata Mar, «podrían marcar la diferencia».