El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ha anunciado que la última tanda de aranceles, que afectará a los semiconductores y productos tecnológicos que los utilizan, entrará en vigor en un «futuro muy próximo» y ha dejado entrever que habrá algunas excepciones, pero no ha concretado más. Como ha hecho a menudo desde que llegó a la Casa Blanca, el gobierno de Trump ha protagonizado un nuevo fin de semana de anuncios, rectificaciones y aclaraciones que solo añaden confusión a una situación caótica que incluso está contagiando la política monetaria del Banco Central Europeo (BCE). En un primer momento, parecía que los semiconductores y los chips se habían salvado de la ola proteccionista de Trump porque afectaba a empresas muy importantes como Apple, pero Trump ha vuelto a rectificar.
En declaraciones a la prensa a bordo del Air Force One, Trump ha insistido en que impondrá aranceles a los semiconductores y otros productos tecnológicos «igual» que ha hecho con otros bienes importados como el acero, el aluminio o los automóviles e igual que hará con los productos farmacéuticos. Todos tienen en común que son considerados «estratégicos» para la economía de los Estados Unidos y Trump espera que los aranceles estimulen a las empresas a retornar la producción industrial al país. El polémico magnate no ha querido aclarar cómo afectarán los nuevos aranceles a los móviles y los ordenadores. Se ha limitado a decir que se debe mostrar «cierta flexibilidad» y «no ser tan duros» horas después de que el secretario de Comercio, Howard Lutnick, anunciara que los teléfonos inteligentes, los ordenadores y los microprocesadores, entre otros dispositivos electrónicos, que la semana pasada habían quedado fuera de los aranceles recíprocos, podrían entrar en la nueva tanda de aranceles que afectarán a los semiconductores.

«Los aranceles entrarán en vigor en un futuro próximo», ha dicho Trump desde el Air Force One. «Porque, como saben, igual que hicimos con el acero, los automóviles y el aluminio, que ya están en plena vigencia, haremos lo mismo con los semiconductores, los chips y muchos otros productos». El pasado 2 de abril, Trump inició una guerra comercial contra todo el mundo y aplicó diferentes porcentajes en función de criterios poco claros a cada país. Poco después, rectificó, suspendió los aranceles específicos durante tres meses a la mayoría de los países y mantuvo el arancel universal del 10% excepto a China, a quien ha impuesto tarifas del 145% sobre todas las importaciones. En respuesta a la agresividad estadounidense, Pekín ha elevado sus aranceles sobre productos de EE.UU. hasta el 125%.
¿Qué pasará con los móviles y los ordenadores?
El secretario de Comercio de los Estados Unidos, Howard Lutnick, ha generado una gran alarma en el potente sector tecnológico del país al anunciar este fin de semana que los móviles, los ordenadores y los microprocesadores entrarán en el nuevo paquete de aranceles sobre los semiconductores que llegará «probablemente en uno o dos meses». Según Lutnick, cada uno de estos productos tendrá una «tipología de arancel de enfoque especial para asegurarse de que se deslocalizan» y se retorna su producción a EE.UU. Las grandes potencias, incluidas la Unión Europea y China, están en plena guerra industrial por los semiconductores, un componente clave para fabricar cualquier tipo de producto tecnológico. «No podemos depender de China para cosas fundamentales que necesitamos», reconoció el secretario de Comercio en declaraciones a la cadena ABC News.
El movimiento de la administración Trump se interpreta como un castigo contra Pekín, que el domingo interpretó la exclusión de móviles, ordenadores y chips como un «pequeño paso» en la buena dirección para corregir la «decisión errónea» de iniciar una guerra comercial contra el gigante asiático. Las últimas excepciones anunciadas por Trump cubren casi 400.000 millones de dólares en importaciones de EE.UU., según estadísticas oficiales del país del año 2024. Unos 101.000 millones de dólares corresponden a compras de productos chinos.