La Unión Europea vetaba la compra de petróleo a Rusia al inicio de 2023. Esta fue una de las sanciones a causa de la guerra que más trastocaron el mercado del carburante. Siendo Putin uno de los máximos exportadores de petróleo, el sector sufría por la pérdida de un gran jugador del tablero. La situación, pero, ha sido todo el contrario, gracias a la reorganización del mercado el precio del carburante en todo el estado español ha vuelto a prácticamente los niveles prepandemia. La trampa rusa consiste a vender su petróleo a países que no le han vetado la exportación, como por ejemplo la India o los Países Árabes. Después Europa compra el producto refinado cómo si no hubiera pasado nada. «Gracias al desbloqueo del stock ruso, el precio del carburante continúa en una tendencia estable a la baja», explica Marcos Moure, presidente de Grupo Moure.
Los precios bajos siempre son una buena noticia por el consumidor, aun así, esta rebaja va ligada al incumplimiento de una norma europea que precisamente quería evitar que un país que ha declarado una guerra, continuara teniendo beneficios económicos de exportaciones. Parece que, pues, algunas compañías no tienen ninguna clase de inconveniente para comprar el producto a terceros, pero que viene de Rusia. «Actualmente, hay mucha importación en España que no está bastante controlada. De hecho, está entrando producto de origen ruso, pero con procedencia efectiva otros países», explica Lluís Nieves, presidente de Petronieves. En este sentido, él mismo añade que las compañías que no trabajan con producto de origen ruso, y que, por lo tanto, cumplen con la legislación vigente, se ven perjudicadas por esta situación, puesto que otras compañías están obteniendo precios inferiores.
La realidad por el consumidor, pero, es muy diferente. Al fin y al cabo, los precios del carburante bajan y provocan cierta sensación de seguridad. La semana pasada los precios de la gasolina y el gasóleo marcaban el récord a la baja desde que empezó la crisis por la guerra de Ucrania. En concreto, el precio se situó en los 1,43 euros el litro en el caso del diésel. La gasolina, que siempre es más cara, se situó en los 1,59 euros el litro. «Caen los precios, pero no a los niveles de la prepandemia», explica Jordi Roset, director general de Petróleos Independientes. Así pues, los empresarios coinciden al reconocer que los precios vuelven a encontrarse en un punto de cierta estabilidad, pero que todavía no han reculado hasta antes de la Covid. Sin embargo, Moure también está convencido que el precio volverá a la normalidad. Unas declaraciones que Roset contradice y asegura que no se llegará hasta los precios anteriores y que esta será la «nueva normalidad«.

El verano, un punto de inflexión en el precio
El verano es una de las épocas con más consumo, el que provoca que el precio suba mucho más. No es ningún secreto que en los tres meses más calurosos del año, la gente decide hacer más viajes en coche, puesto que las vacaciones y el buen tiempo crean la combinación perfecta para querer salir a hacer planes diferentes. De este modo, la demanda de carburante crece y esto repercute de manera directa en el precio, que sube al aumentar el consumo. Sin embargo, los empresarios aseguran que este verano la situación será diferente. «No veremos subidas de precio tan altas», explica Roset. Y es que, después de los meses de inestabilidad, el que esperan los expertos es que el precio se mantenga estable, pero que no haya grandes aumentos momentáneos. «A pesar de que la especulación juega en contra del verano, no creo que haya un incremento de precio notable», dice Moure, haciendo referencia a la estrecha relación que hay entra el aumento de la demanda y las subidas de precio.
Otra de las grandes razones por las cuales el precio se podría mantener estable es por la volatilidad en el sector que se vivió a principios de año, hecho que comportó una bajada del consumo a causa de la eliminación de la ayuda estatal de 20 céntimos por cada litro de carburante. «Venimos de unos meses de incertidumbre y parecía que esto afectaría mucho el precio, pero todo se ha estabilizado», reconoce Moure. Precisamente de esta incertidumbre también alerta Roset, quien no tiene ninguna duda que no habrá grandes cambios, pero que afirma que «el día a día todavía no es del todo estable, solo el dato mensual demuestra que los precios se están estabilizando».
«Fraude» en la distribución detallista
En cuanto a la competencia, si bien desde las distribuidoras aseguran que no hay grandes distorsiones de mercado en la competencia con las grandes refinerías, detectan un importante vacío regulador en el control de la actividad de la distribución detallista respecto de los operadores a gran escala. Según la patronal sectorial Unión de Petroleros Independientes, «los distribuidores al por menor cuentan con los mismos derechos que un gran operador, sin el control exhaustivo ni las mismas obligaciones». El organismo denuncia que este desnivel en cuanto a fiscalización pone en peligro el negocio de aquellas empresas que, si bien distribuyen como mayoristas, no cuentan con capacidad de refino.
La eliminación en 2009 de la autorización administrativa previa para ejercer la distribución mayorista de carburantes, aseguran desde el UPI, ha abierto una «anomalía reguladora» que aporta grandes tensiones en el mercado. Cómo aseguran en un reciente comunicado, «el mercado está tan distorsionado que la situación es a medio plazo insostenible para los operadores no integrados» -aquellos que, a pesar de que hacen actividad de distribución, no forman parte de un grupo más grande con capacidad productiva propia-. Cómo alertan los empresarios del sector, «el mercado puede acabar destrozado con la pérdida de tejido empresarial sano y sin competencia efectiva».
Paga la pena vender
Las tendencias macro al mercado del petróleo apuntan que, como mínimo a corto plazo, las refinerías y distribuidoras tienen incentivos para sacar al mercado su producto -con la bajada de precio que esto implica para el consumidor final-. Según datos del Chicago Market Exchange, los futuros del petróleo se mantendrían a la baja durante todo el que resto de 2023 y hasta febrero de 24, cuando retomarían una ligera tendencia alcista. De este modo, los vendedores a gran escala preferirían -en teoría- vender su producto ahora que no conservarlo en los almacenes, en cuanto que la bajada de precios y los elevados costes de mantenimiento pondrían en riesgo la viabilidad de las operaciones.
Se trata de una situación conocida como