La Seguridad Social necesitará casi 6,5 millones de afiliados más de cara al 2050 para que el saldo contributivo del sistema registre déficit cero, según un estudio de la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE). De acuerdo con este informe, el dato más relevante para conocer la salud del sistema de pensiones de la Seguridad Social es su saldo contributivo, que recoge mayoritariamente los ingresos por cotizaciones —sin incluir transferencias del Estado— y los gastos contributivos, el principal componente de las cuales son las pensiones contributivas.
En esta línea, el estudio señala que el saldo por operaciones no financieras que ofrece mensualmente la Seguridad Social se ha ido alejando del saldo contributivo a causa de la diferencia más grande entre prestaciones y cotizaciones, que ha obligado a utilizar las transferencias del Estado para financiar tanto los gastos impropios. “A partir del 2020, cuando se empiezan a separar ambas series y, con el último dato disponible, el déficit anual por operaciones no financieras es de unos 3.600 millones, mientras que el déficit contributivo anual, con los datos de diciembre de 2022, es del 1,98% del PIB, que supone 26.300 millones de euros”, asegura el estudio. La Fundación BBVA y el IVIE señalan que esta cantidad se puede relacionar con el número de afiliados adicionales que serían necesarios para conseguir un déficit contributivo igual a cero.
De acuerdo con sus cálculos, suponiendo que la entrada en el sistema se produjera con una base de cotización igual al actual, el 2022 tendrían que haber hecho falta unos 3.780.000 afiliados adicionales para lograr el déficit cero. Teniendo en cuenta que el diciembre de 2022 el número de parados era de 3.024.000, el informe asegura que sería necesario que además que todos los parados pasaran a afiliados, habría que buscar entre la población en edad de trabajar, pero inactiva, unas 750.000 personas adicionales, lo cual supone un 3,2% extra de la población activa.
Aumento de la tasa de dependencia
Aunque los autores del estudio ven difícil hacer proyecciones sobre el futuro del sistema de pensiones, recuerdan que las proyecciones de población 2022-2072 del INE apuntan que determinados factores demográficos reducirán para 2050 el peso de la población activa, que pasará del 64,9% en 2022 al 56,5% del total de la población. Por el contrario, el porcentaje de mayores de 64 años pasará del 20,1% el 2022 al 30,4% de la población el 2050 a causa de las jubilaciones de los ‘baby boomers’, el envejecimiento de la población y el aumento de la esperanza de vida, que para los individuos de 67 años pasará de 19,98 años en 2023 a 21,88 años en 2050 y a 22,60 años en 2070. El estudio señala que la migración “tampoco podrá compensar la necesidad” de nuevos cotizantes, con un saldo migratorio esperado de 487.000 personas de cara a este 2023, que bajará hasta 250.000 el 2050 y subirá hasta 294.000 el 2070, según las mismas proyecciones del INE.
El escenario central, que parte de una tasa de paro del 7% y un déficit del 4%, apunta al hecho que en 2050 serían necesarios 6,38 millones de afiliados adicionales para que no hubiera déficit contributivo. Dado que el número de parados estimados entonces sería de 1,58 millones, harían falta 4,8 millones más de afiliados adicionales, que suponen un 21,33% de la población activa. En 2070 la situación mejora ligeramente, aunque en el escenario central harían falta 5,77 millones de afiliados adicionales.
“La magnitud de estas cifras nos da idea de la dificultad para conseguir un déficit cero mediante el incremento de cotizantes. La situación de partida del sistema de pensiones es preocupante, pero las proyecciones de déficit futuro todavía son peores. Excepto en 2030, se necesitaría un número adicional de afiliados que incluso sería superior al número de parados”, concluye el estudio.