El gobierno español está estudiando la posibilidad de prorrogar el impuesto a la banca vinculándolo a objetivos como la financiación a las pequeñas y medianas empresas. Según ha explicado el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, en unas declaraciones recogidas por la ACN, el gravamen creado en 2022 ha sido un «éxito» que ha permitido financiar de manera «justa» el escudo social sin perjudicar la solvencia y los resultados del sector financiero, de forma que no se descarta consolidarlo.
«Estamos haciendo una valoración de las necesidades y del ajuste potencial, si es que se hace permanente este gravamen, para hacer que podamos aprovechar al máximo su potencial, siempre con un enfoque de equilibrio», ha señalado Cuerpo, que ha sido preguntado por la cuestión en un almuerzo informativo. Sobre la posible vinculación de esta figura con elementos como la concesión de créditos, el ministro ha dicho que hay que encontrar un «punto de equilibrio» para que el impuesto pase a ser «permanente». Así mismo, ha apostado por «ajustar y adaptar» el tributo mirando también elementos como los tipos de interés.
Presiones europeas y de los bancos españoles
El posicionamiento favorable de Cuerpo tiene lugar después de que el pasado viernes la Asociación Española de Banca (AEB) rechazara hacer «permanente» el gravamen temporal a la banca al considerar que esta posibilidad no es adecuada en un momento marcado por los riesgos geopolíticos, un entorno macroeconómico de crecimiento moderado y una expectativa de bajadas de los tipos de interés. El mismo día se pronunció también al respecto el Fondo Monetario Internacional (FMI), indicando que en iniciativas como estas tiene que quedar muy definida la definición de «ganancias extraordinarias» para minimizar «efectos que podrían provocar distorsiones» en el mercado.