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Optimismo del BCE impulsa bolsas pese a crisis política en Francia

El Banco Central Europeo ha cerrado su reunión de septiembre con buenas noticias. Más allá de la pausa en los tipos de interés en el 2%, ya prevista por los mercados financieros, los gobernadores monetarios de los 27 ven una clara tendencia ascendente en la economía comunitaria. Las previsiones de los economistas del instituto emisor han mejorado sustancialmente para 2025, una vez erosionado el impacto de la guerra comercial lanzada por el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. En paralelo, los brotes verdes en la maltrecha industria centroeuropea, que ha cerrado el verano con un PMI en terreno positivo por primera vez desde la salida de la pandemia, indican que el tejido productivo del continente estaría a punto de dejar atrás la sombra de la recesión que lo ha perseguido desde 2023. En este contexto, la presidenta del BCE, Christine Lagarde, ha dado por terminado el proceso de desinflación posterior a la guerra en Ucrania, y los técnicos de Frankfurt ya auguran, al menos, dos años y medio de estabilidad de precios. Aunque el precio del dinero se ha mantenido estático, la lectura de los banqueros centrales, más optimista de lo habitual, ha revitalizado las bolsas europeas, que han cerrado la jornada en un verde unánime raro en las últimas semanas.

Así, los principales selectivos de la Unión Europea se han permitido ignorar la mala situación política en una de las plazas más importantes del continente, Francia; que ya cuenta con su cuarto gobierno en menos de un año en la peor crisis de gobernabilidad que ha vivido la quinta República. El país galo, de hecho, ha sido el único punto oscuro de la intervención de Lagarde tras el encuentro de banqueros centrales: sin referirse directamente, la expresidenta del FMI ha roto una lanza a favor del ya exprimer ministro galo François Bayrou, quien había advertido que serían necesarias recortes en un estado del bienestar «insostenible»; especialmente en lo que respecta a las prestaciones para la generación del Baby Boom. En opinión de la líder monetaria europea -exministra de finanzas francesa en el ejecutivo conservador de François Fillon- «todos los líderes europeos deben acatar la disciplina y las reglas fiscales» que impone Bruselas.

Los protagonistas en los mercados europeos

La advertencia de Lagarde no ha conseguido ni siquiera pintar de rojo el CAC 40 francés, que ha cerrado el jueves con un alza del 0,8%. El sector financiero ha sido el protagonista principal de las subidas, con Société Générale saltando un 3,2%, hasta los 57,6 euros por acción. BNP y Crédit Agricole celebran subidas más modestas, de un 1,6 y un 1,17%, respectivamente. También llama la atención la mejora de las compañías implicadas en el sector de la defensa, como Airbus (+2,9%) y Thales (+3,66%); impulsadas por la mejora del PIB europeo, cada vez más dedicado al gasto militar. A pesar de ello, la gran fiesta ha sido en el sector automovilístico: Stellantis ha ganado más de un 9,2% en el día, ante las buenas perspectivas en los Estados Unidos -muy por encima, cabe decir, de la otra cotizada del sector, Renault, que solo celebra un 1,35% al final del día en el mercado-.

La presidenta del BCE, Christine Lagarde / Boris Roessler - Dpa
La presidenta del BCE, Christine Lagarde / Boris Roessler – Dpa

Ha sufrido más la bolsa alemana para mantenerse por encima del cero. El DAX 40 registra una ligera mejora, de tres décimas en comparación con el cierre del martes, y sin ningún valor tan eufórico como los máximos franceses. En el caso de la bolsa de Frankfurt, el premio por la paz con los Estados Unidos ha sido para la industria química: Covestro acelera cerca de un 8%, mientras que Bayer se queda a tocar el 3% en el día. Como en el caso parisino, las firmas militares apuntan hacia arriba, con Rheinmetall ganando más de un 2,3%. Solo lamentan pérdidas significativas la fabricante de equipamiento para la industria farmacéutica Sartorius, que pierde tres puntos, y la firma de software SAP, con un -1,74%.

El Ibex, finalmente, ha quedado entre Frankfurt y París, con una ganancia próxima al 0,7%. En Madrid, el techo ha sido mucho más bajo que en el resto del continente: el principal valor alcista ha sido Inditex, impulsada por sus resultados del primer semestre, que ha ganado un modesto 2,66%. Por el contrario, la peor parada del día vuelve a ser la perfumera catalana Puig, que se deja un 2% después del gran descalabro del pasado miércoles, cuando perdió cerca de un 7% de su cotización lastrada por unos resultados semestrales anodinos. En el serial bancario del año, al cierre del jueves, BBVA ha salido ganando: el banco vasco ha ganado cerca de cuatro décimas, mientras que el Banc Sabadell ha perdido un 0,18%. Con estos últimos movimientos, la prima negativa de la OPA hostil que ha guiado el sector financiero español desde la pasada primavera se queda en el 9,2%. Es decir, con la capitalización actual de la entidad catalana -cerca de los 16.900 millones- el Banco de Bilbao la infravalora en unos 1.560 millones de euros.

La paradoja americana

El mercado laboral estadounidense sufrió el pasado martes una de sus peores caídas en la historia reciente. Los datos de la administración Trump en los últimos meses habían apuntado a una creación de empleo desde abril de 2024 cercana a los 1,7 millones de trabajadores netos, una cifra que, a ojos del líder republicano, ya era insuficiente. Sin embargo, en su última revisión, la agencia de estadísticas laborales del país ha restado más de 910.000 empleos netos generados en el período estudiado, rebajando más de la mitad de la nueva masa laboral del país. La Casa Blanca ha intentado defenderse del golpe, atribuyendo la mala salud económica a la herencia recibida del expresidente Joe Biden. El conjunto del mercado, sin embargo, encuentra el origen del mal en los aranceles y en la política migratoria de la administración.

El presidente de la Reserva Federal Jerome H. Powell / EP
El presidente de la Reserva Federal Jerome H. Powell / EP

La paradoja se resuelve con una mirada rápida hacia la Reserva Federal. El regulador monetario estadounidense, cabe recordar, tiene un mandato dual: controlar la inflación y mantener la salud del mercado laboral. La solidez del trabajo era uno de los argumentos que esgrimía el presidente, Jerome Powell, para mantener elevados los tipos de interés; una medida de precaución ante el potencial choque inflacionista de los aranceles. Ahora, con 900.000 trabajadores menos de lo que se pensaba, Powell pierde su gran carta para mantener la disputa con Trump, que lleva meses exigiendo un precio del crédito mucho más bajo. El IPC en el país, por su parte, aún da la razón al líder monetario, y volvió a dispararse en agosto hasta rozar el 3%, lejos del objetivo sistémico de los dos puntos. A pesar de ello, el mercado espera que el recorte del mundo laboral sirva para que los gobernadores acuerden volver a los recortes de tipos de interés, implementando la próxima semana el primero en cerca de un año. Cabe recordar que el precio del crédito en EE.UU. se encuentra al 4,5%, muy por encima de los niveles flexibles de la Unión Europea.

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