Lo «bluf» de asistencia e impacto económico constatados las últimas semanas hace más estrecho el aro político y social alrededor de la Copa América. La Plataforma No a la Copa América, el ente que agrupa más de 140 entidades vecinales y asociativas contrarias al acontecimiento, busca apoyos entre los grupos políticos en el Parlamento por llevar las cifras de la Copa a la Sindicatura de Comptes. «Es imprescindible fiscalizar el montaje y evaluar el impacto ambiental, sobre la vivienda y el espacio público» de la regata, ha espetado el portavoz de la agrupación Albert València. En una comparecencia posterior a sendas reuniones con el Partido de los Socialistas de Cataluña, Esquerra Republicana, los Comunes y la CUP, València ha celebrado un «cierto consenso» entre las fuerzas políticas consultadas por «llegar al fondo» del andamio financiero de un torneo que califican de «fiesta para los millonarios que pagamos entre todos». Si bien han quedado fuera de estas primeras jornadas de consulta, la Plataforma avanza que también espera encontrarse con Junts.
Después de las conversaciones con los cuatro partidos, la Plataforma se ha mostrado optimista en cuanto a la viabilidad de sus exigencias, atendida el «buen recibimiento» que aseguran que han encontrado en el Parlamento. Las perspectivas halagüeñas de la entidad, justo es decir, chocan con un PSC que últimamente se ha posicionado claramente a favor de la Copa -y que, de hecho, ostenta la presidencia de la comisión de la Sindicatura de Comptes, que se reunirá a finales de este mismo mes, el 24 de octubre-. «Esperamos que la propuesta llegue y que los partidos se posicionen a favor», declara València. En paralelo, la agrupación ha insistido en la convocatoria de la manifestación del próximo domingo 13 de octubre. La también portavoz, Esther Jorquera, ha hecho un llamamiento a los «barceloneses y barcelonesas que quieran recuperar nuestra ciudad». «Queremos barrios y comunidades fuertes, donde pague la pena vivir», reclama el activista, contraponiendo esta aspiración con el «modelo de ciudad excluyente» que representa la regata.

«Socialización de las pérdidas»
Después de la aquiescencia que leen a los grupos parlamentarios, los miembros de la Plataforma reivindican una lectura del impacto de la Copa América que desde el tejido vecinal y asociativo ya hace más de un año que hacen suya. «Durante todo este tiempo hemos intentado desenmascarar los intereses detrás del acontecimiento», remacha Jorquera; que atribuye la organización a la «iniciativa de los lobbies económicos agrupados bajo Barcelona Global». Tanto en apariencia como en datos, la competición «no ha generado redistribución de la riqueza, ni retorno económico real, ni mejora de las condiciones de vida de la ciudad». Los portavoces, de hecho, se remiten al agujero que generó la misma regata en València cuando se celebró; una clara alerta que apuntaba a una «privatización de las ganancias y socialización de las pérdidas». Ahora bien, la fiscalización que reclaman ahora apunta que estas ganancias privatizadas tampoco han estado tales. El impacto económico de los 1.200 millones de euros anunciado en un más que repetido informe de la Universitat Pompeu Fabra es «falso», constatan -tildando el trabajo de «vergonzoso y acientífico»-. «Las previsiones de visitantes han estado humo; y el impacto económico, un bluf», ironiza Jorquera.
Una nueva movilización
La marcha convocada el próximo 13 de octubre, que agrupará los colectivos contra la Copa en la Plaza de Correos, bien cerca del muelle del hueso del acontecimiento al Puerto Viejo, espera servir para «hundir la ciudad-marca» que promociona la Copa América. «Convocamos la gente preocupada con el rumbo suicida que han fijado en la ciudad», llamamiento València; lamentando la imagen que generan los «ricos paseando su lujo a bordo de los macroyates» mientras algunos de los barrios del Frente Marítimo «van a desahucio diario para hacer nuevos alquileres de temporada». El movimiento vecinal y antituristización de la ciudad espera recaudar una victoria a la marcha después de la exitosa acción del pasado día 7 de septiembre en la playa del Somorrostro. Lo hace, justo es decir, en medio de un verano que se esperaba «caliente» en cuanto a la resistencia contra el modelo de ciudad; si bien las movilizaciones de los últimos meses no han estado tan multitudinarias como las que se han podido ver en otros territorios dependientes del sector servicios, como por ejemplo Baleares o Canarias. Para Jorquera, la «montaña de mentiras» alrededor de las carreras marítimas han hecho aumentar su «descrédito» social. Queda para ver si lo ha hecho bastante para movilizar los que las sufren.
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