La ministra de Hacienda y Función Pública del gobierno español Maria Jesús Montero ha abierto la puerta a a mantener indefinidamente los impuestos temporales a la banca, las energéticas y las grandes fortunas. Las tasas, ideadas en un primer momento como una solución coyuntural a la crisis de precios durante los peores momentos de la espiral inflacionista, se convertirían en una nueva pata del control financiero del sector privado desde el Estado en un momento de grandes beneficios en los sectores afectados. En el caso de los tributos empresariales, pero, todavía habría que optimizar su definición para convertirlos en permanentes. «Hará falta ver como se los da forma para garantizar su continuidad en el futuro», razona.

Financiación territorial
Montero ha ampliado así el planteamiento que ya hizo la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social Yolanda Díaz el pasado miércoles, centrado en el impuesto a las grandes fortunas. Aun así, ha ligado la posibilidad de extender alguna de las tasas a la reforma de la financiación autonómica – lo de los patrimonios, por ejemplo, iría a cargo de las administraciones territoriales. «La reforma del modelo de financiación tiene a ver con la fiscalidad de la riqueza, del patrimonio o las grandes fortunas», reitera la ministra. Así, especialmente en el caso de las grandes fortunas, subraya la necesidad de «discutirlo» con los gobiernos autonómicos antes de acabar de definir su forma y duración definitivas.
Progresividad fiscal
En este sentido, la titular de hacienda apuesta, como ya hizo Díaz en sus últimas declaraciones, para igualar el peso relativo de la aportación de los más ricos al tesoro público. Los impuestos de las grandes fortunas y empresas, lamenta Montero, tendrían que ser «proporcionalmente superiores al que aportan las clases medianas o las clases trabajadoras» del Estado español. «El sistema fiscal tiene que reclamar una contribución más elevada a los grandes patrimonios, rentas y capitales, como ha hecho el gobierno durante la legislatura», espeta.