MónEconomia
Moncloa contradice al sector agrícola en defensa del tratado UE-Mercosur

El gobierno español defiende el potencial acuerdo comercial entre la UE y el Mercosur frente a las protestas del sector agrícola. En una comparecencia esta misma mañana, el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación Luís Planas ha reivindicado la apertura comercial con los países miembros de la alianza latinoamericana -Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay y Bolivia- que el campo catalán ha denunciado como un «nuevo ataque» a su supervivencia. Según Planas, el acuerdo es un «winwin» para el conjunto de la economía comunitaria, dadas las oportunidades que el levantamiento de aranceles supone para algunos sectores. «Hablamos de un grupo de países con una gran capacidad de compra», argumenta; señalando a partes de la cadena alimentaria como la viña o el olivo, de especial interés para las principales potencias del Cono Sur. Sobre las protestas de los agricultores de todo el Estado -los catalanes en especial, a la espera de una reunión de agentes el próximo día 27- Planas ha asegurado «entender sus preocupaciones», aunque los insta a relajar sus posturas en busca del «equilibrio económico». «Tenemos intereses ofensivos y defensivos«, continúa el ministro.

A pesar de las promesas que el ministro hizo a los agricultores durante sus protestas a principios de año, ahora considera una «necesidad absoluta» abrir las fronteras comerciales con las potencias latinoamericanas. Especialmente, según Planas, a la vista de las «manías proteccionistas» que Estados Unidos y China parecen prometer en sus estrategias exteriores. Cabe recordar que a raíz de la guerra comercial europea con los fabricantes de vehículos eléctricos asiáticos, una de las principales amenazas de Pekín ha sido la imposición de nuevas tarifas de acceso a los productos porcinos. El cerdo, cabe decir, es una de las grandes armas exportadoras de Cataluña, hecho que ha disparado las tensiones por parte de los productores durante meses. Cabe decir que las estimaciones de Bruselas, según publicó en el estudio Cumulative economic impact of upcoming trade agreements on EU agriculture, sitúan al cerdo como un ganador neto del potencial tratado con Mercosur. El golpe, sin embargo, lo sufriría otra importante rama de la alimentación catalana: el bovino, que tendría en Argentina y Brasil dos competidores en condiciones extremadamente desiguales. Tal como apuntaba el responsable de acción sindical de Unió de Pagesos Carles Vicente, las regulaciones sanitarias, ambientales y laborales europeas no se aplican sobre la producción de terceros. Así, el producto internacional llega al mercado catalán a precios mucho más bajos, haciendo «imposible competir» para los de proximidad, tal como denunciaba la portavoz del Gremi de la Pagesia de Catalunya Montse Centellas.

A pesar de estas amenazas, Planas apunta al beneficio neto que supone la apertura comercial para la economía española. En primer lugar, defiende, por la «vinculación cultural y lingüística» que España comparte con los potenciales socios latinoamericanos. En segundo, por la posición exportadora del tejido productivo estatal, del cual el agroalimentario es uno de los protagonistas. «Somos una potencia agroalimentaria, el cuarto exportador de la UE y el séptimo del mundo», presume el ministro. Aun así, los protagonistas del tratado -según las estimaciones europeas- no forman parte de la cadena de valor del campo. De hecho, el objetivo de eliminar el 91% de los aranceles de los productos europeos exportados a la UE supondrá un importante beneficio para la industria automovilística, especialmente la alemana. Actualmente, las ventas de vehículos fabricados en Europa sufren una tarifa del 35%. Otros bienes industriales, como la maquinaria fabril, se encarecen cerca de un 20% al cruzar las fronteras del Mercosur. Así, Alemania -y su sector del automóvil, ahora en profunda crisis- será la gran triunfadora del potencial acuerdo comercial: sus 15.000 millones anuales en facturación en el Cono Sur -con diferencia el primer poder de la zona euro en la región- se liberarán de un importante lastre. El Estado también espera beneficios, concentrados en este caso en los sectores petroquímico y farmacéutico. «Nos quejamos de que volvemos a ser una moneda de cambio para el beneficio de otros sectores», declaraba a este medio Centellas.

Concentración de agricultores en Sant Fruitós de Bages / Quico Sallés

«Algunas» cláusulas espejo

Entre los compromisos de Planas con los agricultores que tomaron las calles catalanas y españolas durante las primeras semanas de 2024, el de mayor peso fue la imposición de las conocidas como cláusulas espejo. Se trata de puntos en los acuerdos comerciales internacionales que obligan a que los países exportadores cumplan las normativas y restricciones europeas en la elaboración de cualquier producto que deba terminar en suelo comunitario -aunque estas sean superiores a las de la Organización Mundial del Comercio-. La experiencia, sin embargo, hace dudar profundamente al sector agrícola: en el tratado comercial firmado con Chile el pasado mes de febrero, las cláusulas incluidas no eran de obligado cumplimiento, y los productores extranjeros se acogerán directamente a la normativa internacional, mucho más laxa en el ámbito agroalimentario que la de Bruselas. En su comparecencia, Planas ha asegurado que los términos que se discuten para el potencial pacto con Mercosur incluyen «una parte de las cláusulas espejo», sin detallar cuáles ni el nivel de fiscalización que generan.

Protestas generales

Ante la aceleración de las conversaciones para recuperar el pacto con Mercosur -que, cabe recordar, lleva 25 años estancado, desde los primeros contactos a finales de 1998-, el sector agrícola europeo ya se articula para hacerle frente. Los primeros han sido los agricultores y ganaderos franceses, que presionan a su gobierno para que rechace cualquier avance en este sentido. La ministra de Agricultura del gobierno de Michel Barnier, la conservadora Annie Genevard, ya se ha opuesto públicamente al acuerdo, en línea con las exigencias del campo del país. Por su parte, las organizaciones españolas y catalanas preparan el terreno para volver a cavar su trinchera. El Gremi de la Pagesia ha convocado a las organizaciones representativas del sector agrícola -Unió de Pagesos, la JARC, Asaja, la Federación de Cooperativas o el Institut Sant Isidre, entre otras- a un encuentro el próximo día 27 de noviembre para «trabajar en un frente común y unido por el futuro de todos». También han confirmado la apertura de contactos con los manifestantes franceses, que ya han llevado a cabo varias tractoradas en oposición al pacto internacional, para coordinar estrategias, dada la afectación continental del potencial acuerdo.

Nou comentari

Comparteix

Icona de pantalla completa