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Moncloa confirma Escrivá en el Banco de España en guerra abierta con el PP

El enfrentamiento entre Moncloa y el Partido Popular por la designación del ministro de Transformación Digital José Luís Escrivá como gobernador del Banco de España ha oscurecido la comisión de economía del Congreso de los Diputados. Tres meses después del fin del mandato del anterior banquero central, Pablo Hernández de Cos, el ministro de Economía Carlos Cuerpo ha comparecido este miércoles ante los portavoces especializados de los grupos políticos para defender la polémica decisión de Pedro Sánchez; que consuma el primer salto directo del Consejo de Ministros a la primera silla bancaria del Estado en democracia. El nombramiento, que se conoció a través de los medios, ha despertado una intensa oposición por parte, especialmente, de la bancada de la derecha; como ha constatado el representante del Partido Popular Jaime de Olano. A parecer suyo, el salto de Escrivá demuestra las «tentaciones autocráticas» de Sánchez, a quienes acusa -en la línea de su formación- de «colonizar las instituciones» españolas asignando perfiles afines a su partido, cuando no militantes o dirigentes del PSOE. Lo encara miembro del Consejo de Ministros, acusa Olano, «será juez cuando ha estado parte, y esto lo hace inidóneo e inoportuno» para suceder Hernández de Cos.

Mientras Cuerpo ha querido poner el foco en la capacitación técnica de Escrivá para el cargo -expresidente de la AIReF, funcionario del mismo Banco de España y con carrera a algunas de las principales entidades financieras del Estado- en previsión al cuestionamiento ético; el PP ha hecho mano de los resultados de algunas de las grandes políticas de Hacienda primero y Transformación Digital después en las dos últimas legislaturas para cuestionar su valor profesional. El portavoz ha recordado, entre otros, la quiebra de la expansión del ingreso mínimo vital después de la pandemia o el colapso de la Seguridad Social que sufrieron los ciudadanos el 2022; si bien ha reservado un papel protagonista para la reforma de las pensiones entre los principales agujeros de su mandato. Es en este punto donde ha atribuido un rol fiscalizador al organismo -uno que ha ejercido, si bien no consta en sus estatutos-: «qué dirá el Banco de España de Escrivá de las pensiones de Escrivá?», interrogaba. Así, desde el PP establecen una equivalencia entre el nuevo cargo del ministro y, entre otros, el «CIS de Tezanos». «No nos podremos refiar de sus análisis», razona.

La comisión, así, ha servido de campo de batalla entre el portavoz popular y el diputado socialista Pedro Casares, habitual a la comisión; que se han intercambiado reprochados en cuanto al histórico de ambos partidos del régimen en cuanto a la cooptación de las instituciones españolas. Casaste, de hecho, ha insistido en el recuerdo de la operación del gobierno de Mariano Rajoy para establecer el entonces ministro de Economía, Luís de Guindos, como vicepresidente del Banco Central Europeo -un movimiento que se sostiene todavía ahora, con el conservador como mano derecha de la presidenta Christine Lagarde-. Durante su paso por el Consejo de Ministros, recuerda el electo, De Guindos brilló por sus ataques a organismos económicos autónomos de la relevancia de la CNMV o el mismo Banco de España cuando estos publicaban estudios u opiniones contrarias en la estrategia económica de Moncloa. «A pesar de esta ofensiva, tuvimos que sentir que era un excelente candidato en boca de destacados dirigentes del PP»; ha remachado.

En este sentido, ha subrayado el guarnido destacamento de antiguos ministros que ahora ocupan un asiento al consejo de gobierno del BCE: sin ir más lejos, el que fuera ministro de finanzas portugués, Mário Centeno, es ahora el banquero central al país ibérico; talmente como Yanis Stournaras, máxima autoridad monetaria griega, que, como Escrivá, hizo el salto directo de la cartera ministerial al Banco de Grecia. «A las democracias avanzadas, esto es normal», considera Casaste. Se trata de una postura que comparte el mismo Cuerpo; que apunta que, entre las competencias del Banco de España, consta el «asesoramiento» al gobierno español. «No tiene que servir a la oposición para fiscalizar nadie», espeta el ministro de Economía, que rechaza una posición conservadora que «sesga la tarea del BdE a un resultado negativo de la gestión» de Moncloa; tildando de «impresentable» la ponencia de De Olano.

El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cuerpo / EP (David Zorrakino)
El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos / EP (David Zorrakino)

«Independencia de Alemania»

Fuera del rifirrafe ya establecido entre socialistas y populares, el resto del hemiciclo ha aceptado, generalmente, el nombramiento de Escrivá, con cuestionamientos puntuales de la óptica del procedimiento. Los socios de investidura de Sánchez, fuera de valorar el nombre -que consideran «técnicamente solvente» en su mayoría-, han dedicado sus intervenciones a poner deberes a la institución. La más contundente ha sido la del diputado de Sumar Carlos Martín Urriza, que, más allá de la independencia de Moncloa, ha puesto en tela de juicio la «independencia de los bancos y de Alemania» del organismo regulador. Internamente, Martín ha reclamado una mayor vigilancia de las entidades financieras, especialmente de las seis Ibex; una fiscalización que ha estado, asegura, limitada en los últimos años. Así, los de Yolanda Díaz reclaman mejorar las exigencias a las compañías de crédito, especialmente en cuanto a la ratio de reservas.

Más profunda ha sido la demanda en cuanto al rol de Escrivá al consejo de gobierno del Banco Central Europeo; especialmente en un contexto en que la izquierda española considera que «la política macroeconómica está sirviendo los intereses alemanes» mientras castiga ciudadanos y empresas del sur, tradicionalmente más endeudados que los de las principales potencias centroeuropeas. «En nuestra historia, hemos tenido que pagar facturas superiores a las que nos correspondía por el peso de Alemania» al regulador comunitario; un peso que, apunta Martín, el Bundesbank conserva en el mandato de Lagarde. Por su parte, la diputada de Esquerra Republicana de Cataluña ha puesto al nuevo dirigente los «deberes» de replantear los criterios por los cuales se rige la acción del BdE; y añadirlo objetivos como la transición ecológica o el pleno empleo. Además, y en un nuevo sistema-mundo marcado por los conflictos bélicos y la multipolaridad, reclama al organismo «mayor control de la financiación bancaria a empresas armamentísticas»; entre otras cuestiones.

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