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Londres busca la paz comercial con Trump

El primer ministro del Reino Unido, el laborista Keir Starmer, y el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ratificaron este martes un acuerdo para reducir los aranceles a varios productos británicos. En concreto, el pacto reducirá las tarifas a los automóviles hasta el 10% -desde el 27,5% actual-, y eximirá a la aeronáutica del país de la tasa del 10% general. Tanto Starmer como Trump calificaron de «revolucionario» el entendimiento, que sirve para acercar a ambas administraciones. Los dos mandatarios escogieron su visita al G7, en la localidad canadiense de Kananaskis, para hacer efectivo un pacto que ya se había anunciado a principios del mes de mayo, pero que no fue ratificado hasta esta mañana.

Con este movimiento, que sirve para que el gobierno británico se acerque a la administración Trump, Starmer no ha conseguido todos sus objetivos. El foco principal de las preocupaciones empresariales del Reino Unido con los aranceles viene del sobrecoste al acero, uno de los primeros impuestos a la importación que puso en marcha Trump al regresar a la Casa Blanca. El documento firmado por ambos dirigentes incluye la intención de reducir la carga arancelaria sobre el sector por debajo del 25% general que se aplica ahora mismo, pero no concreta cuál será la nueva escala, cuando esta se pacte. Las autoridades británicas aseguran estar «trabajando para cumplir los requisitos estadounidenses sobre la seguridad de las cadenas de suministro» de este sector.

El primer ministro británico, Keir Starmer, a la izquierda y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en rueda de prensa / EP

Paz con Bruselas

En su acuerdo, Starmer ha sido muy cuidadoso de no hacer concesiones que puedan atentar contra los intereses de la Unión Europea. Londres abrirá el mercado doméstico a los productos agrícolas estadounidenses, aunque ha impuesto el cumplimiento de los estándares alimentarios locales; y se ha comprometido a reducir las barreras de entrada al etanol. Según los medios locales, esta decisión responde al afán de Downing Street de «mantener la esperanza de una relación más cercana con la UE».

Por su parte, Bruselas busca sus propios caminos para mejorar los términos de la conversación con Washington. Durante la misma cumbre del G7, tanto la presidenta de la CE, Ursula Von der Leyen, como el mismo Trump, han dado órdenes a sus equipos de «acelerar las negociaciones para llegar a un acuerdo comercial justo». Así, el gobierno de los 27 busca seguir el camino de Londres y evitar tanto las tarifas ya existentes, un 10% universal, como las que podrían volver a ponerse en marcha a partir del 9 de julio, cuando termina la tregua comercial anunciada por la Casa Blanca el pasado mes de mayo.

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