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La inversión sostiene el crecimiento catalán pese a los riesgos internacionales

La Cámara de Comercio de Barcelona detecta un avance hacia un modelo productivo catalán más «equilibrado«. El último informe de coyuntura económica de la corporación, de hecho, mejora las previsiones de crecimiento previas para el 2025, que ya apuntan a un aumento del PIB del 2,7% -tres décimas por encima de las últimas estimaciones-. El motor de la expansión, sin embargo, ha sorprendido a los expertos: lejos del auge que supuso el sector exportador, especialmente en los años inmediatamente posteriores a la pandemia, Cataluña basará su próspero 2025 en la inversión. «Saliendo de la pandemia, el comportamiento del capital nos preocupaba un poco; pero el 2024 cierra con buenos datos, y en adelante continuará recuperándose«, asegura el director del gabinete de estudios de la Cámara, Joan Ramon Rovira. En un mal momento para las apuestas en capital en la Unión Europea, en el que la mayoría de países miembros registran descensos sustanciales, durante los primeros nueve meses del año saliente las empresas catalanas aumentaron su dedicación de capital a bienes de equipo y maquinaria un 3,6%. De cara al 2025 la tendencia se mantendría, y el aumento cercano a los cuatro puntos contrasta con una clara contracción de los vecinos comunitarios.

Las cifras inversoras, a juicio de Rovira, apuntan a comportamientos aún mejores en los próximos ejercicios. «Si esto se mantiene -sostiene el experto- habrá un cambio sustancial a medio plazo» en la economía catalana; uno que garantiza un mayor valor añadido que el que se podía encontrar en un mercado más terciarizado, con menor peso de la manufactura y la industria. La mejor capacidad productiva del país comienza a notarse, además, en las ventas internacionales: según el estudio de la corporación, incluso en un momento de desaceleración, las exportaciones catalanas ganan sostenidamente en valor. Tras un ciclo inflacionista, en el que los precios marcaban mucho la facturación fuera de las fronteras del país, las cifras comienzan a normalizarse. Ahora bien, la caída relativa del valor monetario del negocio global catalán es mucho menos significativa que la del resto de países de la UE -mientras que, a diferencia del resto, los volúmenes continuaron al alza en 2024, con un incremento en toneladas del 1,2%-. «Hay un aumento del valor añadido por tonelada exportada, esto es incontrovertible. Hay un cambio hacia un crecimiento más respaldado en la calidad de los productos que no en la cantidad», sostiene el economista, sobre el fundamento de los datos del informe de coyuntura.

La mejora industrial coincide, además, con una normalización del turismo, que se estabiliza tras años de alzas contundentes a la salida de la pandemia. De hecho, según los datos de la misma cámara, el gasto de los turistas extranjeros en el país crece a un ritmo más moderado que en el estado español, con una mayor concentración de turistas de alto poder adquisitivo. Una posible interpretación, a juicio de Rovira, es la «composición» del mismo: «el turismo urbano que domina en Cataluña ha crecido menos que el de sol y playa, que domina más el mercado español». El atractivo de Barcelona especialmente ha mejorado la atracción de visitantes norteamericanos, los que más suelen gastar por persona y día. Con esta regularización de la actividad turística tras las escaladas entre 2022 y 2023, ganan cada vez más peso los sectores manufactureros e industriales, así como las nuevas tecnologías.

El empresario Josep Santacreu en la constitución del nuevo pleno de la Cámara de Comercio de Barcelona Autor: Miquel Vera

La innovación contra el Gobierno: «La música nos gusta»

En este sentido, la Cámara apunta a las buenas estimaciones que concentra el sector de las tecnologías de la información y la comunicación del país, un «de alto valor añadido». De hecho, es el que registra una mejor productividad del factor trabajo, con una aportación al VAB por empleado superior incluso a la industria tradicional. «Son sectores para hacer palanca para el futuro», razona Rovira. Vista esta perspectiva, y a pesar de que hay alzas notables, el crecimiento «no es tan intenso como nos gustaría»; bajo el peso de unas políticas públicas que aún no responden a las necesidades de las compañías en ámbitos desde la formación de talento a la inversión en investigación y desarrollo. «Las políticas públicas deben ponerse las pilas, porque la industria no irá ella sola», alerta el economista. Entre las propuestas que ponen sobre la mesa desde la corporación, subraya la atracción de nuevas infraestructuras tecnológicas, nuevos beneficios fiscales al I+D o una facilitación administrativa de las herramientas públicas: «a veces acreditar la innovación para disfrutar de beneficios fiscales es un via crucis para las empresas». Fuera de la parte estrictamente económica, el informe constata la alerta de las compañías digitales del país en cuanto a la falta de nuevos profesionales especializados. Barcelona atrae una importante ratio de trabajadores internacionales -el 20% de las nuevas contrataciones en la Información y Comunicaciones en 2024 son extranjeras, el doble que en Madrid-, pero «no es suficiente». «Deberíamos ser capaces de generar suficientes profesionales», reclama Rovira.

Vistas estas carencias, la Cámara aprecia el plan económico presentado el pasado viernes por el presidente de la Generalitat Salvador Illa. Ya entonces, sin embargo, el presidente de la corporación Josep Santacreu reclamaba «más concreción» en cuanto a las cifras. En un sentido similar, el jefe de estudios reconoce que «la música gustó, pero hay que esperar la letra«. Además, reitera que muchas de las reclamaciones que han planteado se escapan del ámbito competencial de la Generalitat -es el caso de las bonificaciones al impuesto de sociedades para la actividad innovadora-. Por eso, argumenta, «la aproximación es urbi et orbi, busca la convergencia de todos para llegar a un objetivo realmente ambicioso». «El Gobierno debe estimular la actividad, pero el trabajo conjunto debe estar alineado», sentencia el economista.

El peligro Trump

Cualquier previsión para el 2025 viene marcada, como recoge el mismo informe, por los movimientos comerciales que pueda hacer el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. A pesar de que en las últimas horas ha encontrado una paz temporal con México y Canadá, con una suspensión de un mes de los aranceles para negociar una posición conjunta, la espada aún pende sobre las economías europeas. En este sentido, Cataluña goza de una exposición razonablemente reducida al mercado estadounidense, en tanto que solo el 3,6% de sus productos exportados acaban en los EE.UU.; aunque los riesgos pueden materializarse en mercados secundarios. «Exportamos muchos bienes intermedios a Alemania o Francia que se integran en productos que, al final, terminan en los Estados Unidos», comenta Rovira. Así, los efectos irán «por barrios»: algunas ramas productivas, como la perfumería -muy pesada dentro de la potente industria química del país- o la maquinaria industrial están más expuestas que otras, con cerca del 10% de su cuota de mercado internacional en la federación norteamericana. El jefe de estudios, sin embargo, llama a la calma, dado que «cualquier previsión está viciada» por unos movimientos políticos que aún no se han concretado. En cualquier caso, «si hubiera una guerra arancelaria abierta, habría una tendencia recesionista» en una Unión Europea ya saturada, con efectos inevitables sobre Cataluña. «Pero eso son futuribles».

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