MónEconomia
La guerra con Trump empaña la primera rebaja de tipos de la Fed en 2025

Las decisiones monetarias en Estados Unidos continúan atrapadas entre las trincheras de la Reserva Federal y la Casa Blanca. El vigilante del dólar ha mantenido el precio del crédito intacto durante todo el año, en un acto de resistencia contra los exabruptos del presidente, Donald Trump. La batalla entre administraciones, sin embargo, ha creado fisuras inauditas dentro del consejo de gobierno: los aliados de Trump, preparados para seguir las órdenes del líder republicano, ya se han dejado ver: el pasado mes de julio, Christopher Waller y Michelle Bowman, dos de los gobernadores de la órbita trumpista, presentaron votos particulares contrarios a los del presidente de la Reserva, Jerome Powell; rompiendo la unanimidad en las reuniones por primera vez en más de 30 años. Sobre esta mala atmósfera interna, y en pleno pánico por unas cifras macroeconómicas cada vez más negativas en el país, el instituto emisor volverá a emitir su juicio sobre los tipos de interés el próximo miércoles, con todos los ojos del mercado puestos sobre Washington. Los principales inversores asumen que Powell concederá este asalto, y prepara una rebaja de 25 puntos básicos, similar a las que hace meses implementa el Banco Central Europeo. Lo hará, lleno de cicatrices.

Los economistas consultados por la agencia Reuters, un termómetro clásico para los resultados monetarios, apuntan mayoritariamente a un recorte de un cuarto de punto porcentual que, además, podría no ser el último del curso. De hecho, la hoja de ruta de los expertos encuestados rebaja los niveles de restricción actuales, que se sitúan alrededor del 4%, 75 puntos básicos por debajo en los próximos meses, hasta el 3-3,25%. Alguna de estas actuaciones se podría dar antes de finalizar el 2025, aunque todo hace prever que la ofensiva flexibilizadora continuará en 2026, con voces más favorables a Trump en el Consejo de Gobierno. Cabe recordar que el mandato de Powell caduca en el mes de marzo del próximo año, y el presidente de Estados Unidos podrá nombrar, si conserva la mayoría en las cámaras legislativas, un chairman monetario más amistoso. Desde el Bank of America, de hecho, sentencian que «si tenemos un líder de la Fed más próximo a las palomas, que todo indica que lo tendremos, la Reserva podría recortar los tipos en otros 75 puntos básicos adicionales en la segunda mitad del año que viene».

A pesar de que el mercado asuma la nueva dirección, no prevé que la decisión sea pacífica. Los banqueros centrales se han encontrado con unas cifras macroeconómicas problemáticas, que abren el debate entre los legisladores. El departamento de estadísticas laborales de la administración Trump publicó la pasada semana su informe anual del mercado de trabajo; y rebajó las cifras de nuevas ocupaciones creadas en unos 900.000 empleados. Es decir, la economía estadounidense ha mostrado una fachada mucho más dinámica que la realidad que vivían empresas y empleados desde el inicio del mandato del presidente.

Con este informe sobre la mesa, las facciones de la Reserva debatirán sobre los efectos deflacionistas de la caída de la renta: si hay menos trabajadores, las familias tienen menos dinero, pueden comprar menos productos, y la tensión sobre la cesta de precios de consumo será más baja. La postura trumpista va en este sentido; mientras que las tesis de Powell y los suyos aún ven en los aranceles la amenaza principal a la estabilidad del mercado interno. De hecho, los empresarios del país ya han alertado que no podrán absorber más el sobrecoste de la guerra comercial, y comenzarán a trasladar a precios los impuestos a los productos extranjeros; precisamente el riesgo inflacionista que el líder de la Reserva lleva meses avistando. Por tanto, a pesar de que el capital tenga clara la decisión, la reunión entre gobernadores puede ser tan problemática como la del pasado verano.

El presidente de la Fed, Jerome Powell / EP
El presidente de la Fed, Jerome Powell / EP

¿Quién mandará?

Además del baile de cifras, el banco central estadounidense llega a la reunión en plena crisis en su consejo de gobierno. La gobernadora Lisa D. Cook, nombrada por el expresidente Joe Biden, continúa en el ojo del huracán por las acusaciones de fraude hipotecario que pesan sobre ella. Trump la «despidió» con un comunicado abierto, pero la economista ya ha llevado la Casa Blanca a los tribunales, y un juez ha suspendido cautelarmente su expulsión del organismo monetario. Por su parte, Waller y Bowman ya han asegurado que cualquier paso atrás de los principales indicadores económicos debería servir para imponer una flexibilización del crédito; incluso una intensa, según anunció en agosto uno de los dos aliados de la Casa Blanca. Con los movimientos en la jerarquía de la Fed, pues, Powell tiene cada vez menos estabilidad en los últimos meses de su mandato; y no queda claro si podrá imponer el criterio de la presidencia en las reuniones que aún tiene por delante. De hecho, si Trump consigue deshacerse de Cook, podría tener mayoría en el consejo y, por tanto, aplicar sus guías monetarias sin la aquiescencia del rival.

Cifras económicas dudosas

Fuera del mercado laboral, la economía estadounidense funciona con bastante normalidad. De hecho, según han avanzado diversos medios locales, el Departamento de Comercio de la Casa Blanca espera anunciar un aumento de la actividad económica de unos 30 billones de dólares en el segundo trimestre del año, máximo en la serie histórica en EE.UU. Las alzas no tienen, sin embargo, la confianza de los inversores: el economista jefe de la firma EY Parthenon, Gregory Daco, aseguraba en un reciente análisis que la subida del PIB esperada es «mecánica»; por el aumento de las importaciones durante el primer semestre del año. Aun así, «la presión de los aranceles, la incertidumbre persistente, la inmigración recortada y los tipos elevados están lastrando el empleo, las inversiones y el consumo». Las cifras absolutas, aunque engañosas, han servido para que Trump rebaje la presión sobre sus aliados económicos y, a pesar de que mantiene las demandas de tipos bajos, ya ha renunciado a cortar la cabeza a Powell antes de tiempo. Por tanto, las indicaciones son escasas y, en muchos casos, contradictorias. El próximo miércoles, a las 8 de la tarde hora catalana, la Fed lanzará una decisión que puede marcar el futuro inmediato de las principales economías occidentales; y lo hará, al contrario de lo que suele pasar, a la cola de los principales reguladores globales.

Nou comentari

Comparteix

Icona de pantalla completa