La precarización de los puestos de trabajo y el difícil acceso a la vivienda pone a los jóvenes entre la espada y la pared. En este sentido, la juventud española se ve obligada, o bien continuar viviendo en casa los padres, o bien marchar a pasar penurias por su bajo poder adquisitivo. No es de extrañar, pues, que los jóvenes independizados lo hagan en hogares donde la renta es un 15% más baja que la media actual en el estado español. Así lo confirma la monografía
El informe de la Fundación BBVA y el Ivie describe cuatro perfiles de jóvenes que se diferencian por su situación y oportunidades. El 14% de los jóvenes, son considerados
El estudio, elaborado por un equipo de investigadores del Ivie y la Universitat de València, dirigidos por el director de investigación de la Ivie y catedrático emérito de la Universitat de València, Francisco Pérez, encuentra «una relevante diversidad de posiciones, pero también rasgos comunes». De hecho, asegura que «las personas jóvenes están más expuestas a los vaivenes del ciclo económico y la calidad mediana de sus ocupaciones es peor».

Precariedad laboral y salarial
El 25,4% de jóvenes trabaja con contratos a tiempo parcial, 12 puntos por encima de la media del conjunto de la población, y la tasa de temporalidad de la juventud ocupada también dobla la media. Uno de los datos más preocupantes, pero, es que los salarios de los jóvenes entre 16 y 29 años son un 35% más bajos que la media y, por lo tanto, el progreso de sus ingresos será más lento. De hecho, si se compara con generaciones anteriores, se puede ver como antes el nivel adquisitivo se podía llegar a estabilizar de manera muy favorable los 27 años, mientras que actualmente esta cifra ha subido hasta los 34.
Sin embargo, en torno a estas medias existen diferencias entre diferentes grupos: los jóvenes menos formados tienen menos posibilidades de conseguir buenas ocupaciones y progresar, tanto en estabilidad laboral como en salario, y las mayores ventajas las consiguen los que tienen estudios superiores. Parte de las ventajas salariales de los jóvenes más cualificados se derivan de su preparación para ocupar puestos de trabajo que requieren conocimientos avanzados en competencias que los mayores no pudieron adquirir. Gracias a esto, en la ocupación joven de 25 a 29 años pesan más los lugares más cualificados (38,7%) que en el conjunto de los ocupados (35,6%).