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Von der Leyen busca la paz comercial con Trump en una reunión en Escocia

La Unión Europea y los Estados Unidos llegan al momento crítico de las negociaciones para evitar los aranceles. La última semana, el ejecutivo comunitario ha puesto las armas sobre la mesa, con un paquete de tarifas comerciales de más de 93.000 millones de euros contra las exportadoras norteamericanas, en un movimiento que busca establecer una posición de fuerza en las conversaciones con el presidente Donald Trump. Este domingo, la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, aprovecha un viaje de Trump a Escocia -no exento de polémica- para desbloquear in extremis un acuerdo que evite la guerra comercial antes de la fecha clave del 1 de agosto, cuando los impuestos generalizados del 30% al comercio comunitario entrarán en vigor.

El ejecutivo de los 27 llega al encuentro con buenas sensaciones después de una «buena» llamada telefónica entre los dos líderes el pasado sábado; y buscan restablecer «las relaciones comerciales» entre las partes, así como fórmulas para «reforzarlas». Por su parte, Trump considera la reunión una «gran oportunidad» para llegar a un acuerdo comercial con Europa. «Hay mucho dinero en juego. Mucho dinero», ha recalcado el presidente, intentando trasladar la presión a Bruselas. El portavoz comunitario de Comercio, Olof Gill, ya confirmó el pasado jueves que los contactos entre las partes han sido constantes en las últimas semanas, a pesar de que la UE haya preparado sus propias represalias en caso de que el acuerdo no avance.

Si Trump y Von der Leyen no logran reparar las grietas causadas por la ofensiva comercial de Washington, Bruselas tiene preparada una bomba en forma de bloqueo comercial contra varios productos estadounidenses, por valor de 93.000 millones de euros. En la lista de productos afectados constan algunos de los grandes valores exportadores de EE.UU., como la soja, las bebidas alcohólicas -además del brandy, sobre el cual Bruselas ya tenía preparadas contramedidas- o el sector del automóvil. El ejecutivo ha calificado este paquete regulador de «instrumento anticoerción», pero sostiene que la intención sigue siendo llegar a un acuerdo.

En caso de que no sea posible encontrar un acuerdo con la Casa Blanca, los impuestos comerciales entrarán en vigor en varias fases: una primera este mismo mes de agosto, el día 7; una segunda durante el otoño, y una última en febrero de 2026, con la voluntad de dar margen para nuevas negociaciones. El objetivo, dada la lista, es hacer tambalear algunas industrias clave para el desarrollo económico estadounidense, como la automovilística o la agroalimentaria, que ya sufren la distorsión sobre sus cuentas que causan los aranceles. Sin ir más lejos, General Motors reportó el pasado viernes un retroceso de su beneficio superior al 35%, y se espera que Ford vaya en el mismo sentido.

El president electe dels Estats Units, Donald Trump / EP
El presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump / EP

Trump huye de polémicas

El encuentro entre Von der Leyen y Trump forma parte de una agenda institucional corta, en un viaje exprés de cinco días a Edimburgo que ha sido el objetivo de críticas por parte de la oposición en los Estados Unidos. Según la agenda del presidente, solo prevé reunirse con la presidenta de la CE y con el primer ministro británico, Keir Starmer, con quien ya formalizó un principio de acuerdo el pasado mes de mayo. El resto del tiempo, Trump «atenderá los negocios familiares», con visitas a los dos clubes de golf que gestiona su grupo empresarial en el país: Trump Turnberry y Trump International.

De hecho, según ha adelantado la CNN, en el centro del viaje está la inauguración de un nuevo campo de golf en el complejo Trump International, en Aberdeenshire, al norte del país. El mandatario será el protagonista, de hecho, de la ceremonia que servirá para poner en marcha el nuevo escenario, que ha nombrado MacLeod Course en honor a su madre, Mary Anne Macleod, nacida en la Isla de Lewis, muy próxima a la costa escocesa del Mar del Norte. La agenda presidencial ha levantado la ira del partido Demócrata, que ve el viaje como una excusa para huir de la polémica por la presunta presencia del nombre del presidente en los papeles de Jeffrey Epstein -que detallan los clientes de alto perfil del financiero neoyorquino, condenado por delitos sexuales contra menores de edad-. También el tejido social escocés se ha manifestado contra la comitiva en varias ocasiones durante la última semana.

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