La guerra abierta entre el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, y el de la Reserva Federal, Jerome Powell, se vuelve cada vez más sangrienta. El mandatario estadounidense lleva tiempo presionando para decapitar al regulador monetario ante la negativa de Powell de bajar los tipos de interés. Cabe recordar que, a diferencia de sus homólogos europeos, la Fed lleva cinco reuniones -unos ocho meses- sin acometer una rebaja del precio del dinero, en contra del criterio de la Casa Blanca. Este jueves, en su red social, Truth Social, Trump ha hecho la declaración más contundente hasta ahora pidiendo el cese de Powell: «Debe bajar las tasas de interés YA. Si continúa negándose, la junta directiva debería asumir el control y hacer lo que todos saben que hay que hacer», ha espetado.
Trump ha aprovechado una brecha histórica en la política monetaria de los Estados Unidos para atacar las debilidades de Powell. El pasado miércoles, la junta de gobernadores de la Reserva Federal aprobó, a proposición del presidente, mantener intactos los tipos una vez más, entre el 4,25 y el 4,5%. Lo hizo, sin embargo, sin unanimidad: por primera vez en más de tres décadas, dos gobernadores -Christopher Waller y Michelle Bowman, ambos republicanos, y nombrados a propuesta del presidente- se opusieron, denotando la falta de consenso incluso entre los responsables del precio del dinero.

Los argumentos de Powell
A diferencia del Banco Central Europeo, la Reserva Federal tiene dos mandatos explícitos. Además del control de la inflación alrededor del 2%, el regulador también debe cuidar la salud del mercado laboral de los Estados Unidos. En la reunión del pasado miércoles, el presidente propuso mantener los tipos congelados por las «amenazas inflacionistas» que esperan detrás de los aranceles; y por el buen rendimiento del mundo laboral, después de que el pasado mes de junio el desempleo en el país se quedara en el 4,1%. Cabe decir que, solo unas horas después, el IPC dio la razón a Powell: las presiones internacionales hicieron subir la inflación en EE.UU. tres décimas, hasta el 2,7%, de acuerdo con los pronósticos del nuevo enemigo número uno de la conspiración trumpista.
Cabe recordar que, de acuerdo con la ley estadounidense, el presidente no tiene potestad para expulsar al presidente de la Reserva Federal sin motivo aparente -una capacidad que sí le otorga la regulación en el caso del resto de agencias federales-. Hace tiempo que Trump busca una excusa para justificar el despido: la última, unos sobrecostos en las obras de reforma de la sede del banco central, en Washington -unos sobrecostos causados por la misma administración, que en 2018 cambió los criterios de los materiales que deben servir para adornar los edificios públicos-. Powell fue un nombramiento del mismo Trump, cabe recordar; pero han estado en disputa desde 2018 por su poca disposición a aplicar criterios políticos a las decisiones de tipo.
Cabe decir que el consejo dejó entrever su disposición a acometer una primera rebaja de tipos en la próxima reunión del Consejo, prevista para septiembre. Ahora bien, Trump tiene prisa: con su popularidad bajo mínimos -tiene una ratio de aprobación del 37%-, necesita aumentar la capacidad de gasto de los estadounidenses. Y, en una economía tan dependiente del crédito, rebajar su costo es esencial. A poco más de un año del nuevo ciclo electoral, el presidente quiere un golpe de efecto.