Las sinergias económicas entre el programa del presidente electo de los Estados Unidos Donald Trump y los negocios de sus aliados más cercanos se hacen evidentes incluso antes de que se efectúe la toma de posesión. El primer beneficiado ha sido el hombre más rico del mundo, Elon Musk, a través de su compañía insignia, la automovilística Tesla. El equipo de transición de Trump ha anunciado este lunes un programa para eliminar las regulaciones que la administración Biden había sostenido sobre el vehículo sin conductor. La norma, que será «una de las prioridades del Departamento de Transportes» durante el próximo mandato, dejará vía libre para que Musk y el resto del sector del coche conectado exploren sus posibilidades sin los guardarraíles que vigilaba el anterior secretario del ramo, el demócrata Pete Buttigieg. Cabe recordar que el magnate sudafricano ha sido uno de los grandes donantes, a través de su America PAC, de la campaña trumpista; y ocupará un lugar consultivo en la administración como jefe del Department of Government Efficiency (DOGE), encargado de los recortes federales.
Actualmente, la norma estadounidense permite la producción y entrega de 2,500 vehículos año a año. Durante la administración Biden, la Casa Blanca exploró fórmulas para elevar sustancialmente este tope, hasta las 100,000 unidades, aunque las ambiciones de las operadoras hicieron imposibles las mayorías en el Congreso. De hecho, un Senado con mayoría demócrata ya echó atrás la ley en la primera estancia de Trump en el Despacho Oval; mientras que en 2022 la reforma cayó por la intención de los fabricantes de bloquear cualquier demanda individual o colectiva que un ciudadano quisiera interponer en caso de accidente de un vehículo autónomo. Ahora, gracias a las mayorías en ambas cámaras, Trump podría «facilitar el uso masivo» de esta tecnología con un rápido proceso de aprobación en la Cámara de Representantes y, después, en la cámara alta.

La prospectiva reforma trumpista ha beneficiado especialmente a Tesla. En las horas previas a la apertura del Nasdaq -el selectivo norteamericano que recoge las cotizadas tecnológicas más valiosas- las acciones de la compañía de Musk han llegado a escalar en más de ocho puntos porcentuales, hasta los 341,13 dólares; añadiendo aún más motivos de celebración al sudafricano, que ha visto como los títulos de la compañía escalan en cerca de un 30% desde la noche electoral. El mismo CEO ya había prometido a sus accionistas el impulso del negocio del robotaxi -una funcionalidad ya presente en San Francisco, aunque solo accesible para los trabajadores de la multinacional-.
Viabilidad en cuestión
Cabe decir que las reservas de las instituciones estadounidenses respecto a la viabilidad del negocio del coche autónomo. Durante el otoño, la Administración de Seguridad en la Carretera de los Estados Unidos ha iniciado una investigación para estudiar la seguridad de los vehículos sin conductor, tras registrar hasta cuatro accidentes -uno de ellos con un muerto- provocados por este tipo de vehículos. La administración estadounidense busca confirmar que los sensores de los productos de Musk son capaces de detectar posibles choques en entornos de poca visibilidad -niebla o lluvia, por ejemplo- y responder adecuadamente.