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Trump esquiva los estragos de su política fiscal con los ingresos de los aranceles

El mercado comienza a premiar la ofensiva arancelaria del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. La agencia de calificación crediticia S&P Global Ratings ha confirmado la nota de solvencia de la deuda soberana del país en un nivel AA+. Es decir, según la entidad, Washington tiene una «posición muy fuerte para cumplir con sus objetivos financieros«. El principal motor de esta estabilidad, asegura el informe de S&P, es la perspectiva de unos «ingresos arancelarios significativos», que se acelerarían con el fin de las diversas treguas comerciales que la Casa Blanca había concedido a sus socios. Así, la entrada en vigor de las tarifas universales a la UE, Japón o Corea del Sur han sido un balón de oxígeno para la estrategia económica del mandatario, que había llegado a tambalearse debido a su reforma estrella, la conocida como Big Beautiful Bill.

Los ingresos por aranceles, de esta manera, permiten que Trump mantenga la estabilidad en la nueva realidad fiscal del país. La ley, que pasó los trámites del Congreso y el Senado con dificultades, podría dejar un agujero en la caja de la administración de proporciones gigantescas: las estimaciones de varias entidades estadounidenses apuntan que, a raíz de las nuevas medidas, la deuda de EE.UU. podría dispararse entre tres y cinco billones de dólares. Según el Comité para un Presupuesto Federal Responsable (CBO) -un think tank vinculado a las alas más liberales del partido Republicano-, el endeudamiento de la federación pasaría del 94% del PIB donde se sitúa actualmente hasta el 124% del conjunto de la producción nacional; mientras que los intereses a enfrentar escalarían hasta los 1,8 billones de dólares, un 4,2% del PIB. Si se cumplen estas previsiones, los Estados Unidos registrarían su nivel de deuda más elevado desde la Segunda Guerra Mundial, cuando llegaron al 106% del PIB.

Los expertos del Comité apuntan que, entre los recortes de impuestos y las inversiones en defensa anunciadas, la Big Beautiful Bill generaría un agujero de 5,3 billones de dólares, de los cuales solo podría cubrir unos 2,9 billones con recortes en otras partidas, como las ayudas a la cobertura médica de las personas mayores o las rentas más bajas.

El presidente de la Fed, Jerome Powell / EP
El presidente de la Fed, Jerome Powell / EP

El misterio de la «trayectoria fiscal»

Bajo esta amenaza, los impuestos a las importaciones han devenido esenciales para mantener la salud crediticia del país. En su informe, S&P destaca que el pago de aranceles «tiene el potencial de compensar los aspectos de la reciente legislación presupuestaria, que incrementará el déficit». El futuro inmediato dependerá, pues, de la capacidad de atracción de nuevos capitales que dará al país la Big Beautiful Bill. Si los regalos fiscales a las grandes corporaciones permiten acelerar las inversiones y el crecimiento, se podría llegar a revertir la situación. Si no, «la trayectoria fiscal empeorará». De hecho, la evaluación de EE.UU. ya es «inferior a la de algunos países comparables», sostienen los analistas; especialmente debido a la «polarización política» que acompaña la estancia de Trump en la Casa Blanca.

Cabe decir que la lectura de S&P es más optimista que la de otros actores del mercado -la CBO, sin ir más lejos-. Según la agencia de rating, el país podrá mantener el crecimiento y «evitar la recesión» en los próximos años, con alzas del PIB de entre el 1,6 y el 1,7% hasta 2026. El endeudamiento escalará por encima del 100%, y superaría los máximos de la década de los 40, pero no alcanzaría la cifra astronómica prevista por el comité no gubernamental.

La independencia de la Fed

Más allá de la acción fiscal de Trump, S&P Global Ratings ha avisado al presidente que es necesario mantener la independencia de la Reserva Federal. Con este tirón de orejas, la empresa se posiciona a favor del presidente de la Fed, Jerome Powell, en su batalla con la Casa Blanca. Reconoce, además, que la acción monetaria de Powell ha permitido «estabilizar los mercados financieros globales»; pero le invita a «flexibilizar» los tipos de interés una vez el contexto económico sea estable. «Esperamos que la Fed supere los retos de reducir la inflación interna y afrontar las vulnerabilidades de los mercados financieros», recoge el informe.

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