Trump no consigue ninguna tregua en la guerra comercial que él mismo comenzó. El presidente de Estados Unidos se da «tres o cuatro semanas» para cerrar los primeros acuerdos arancelarios con los socios «que han mostrado interés». En medio de la pausa de 90 días para las tarifas aduaneras, el mandatario no ha concretado ningún contacto; aunque se conocen conversaciones infructuosas entre Washington y algunos de sus principales socios comerciales, como Japón, India, Corea del Sur o Australia. En declaraciones a la revista Time, Trump ha asegurado que durante el mes de mayo se cerrarán varios acuerdos comerciales, e incluso ha revelado contactos con China, el único país que aún sufre los aranceles estadounidenses. Xi Jinping, ha asegurado Trump, «ha llamado, y no creo que sea una señal de debilidad». En respuesta, las autoridades de Pekín han negado cualquier contacto con el Despacho Oval. El ministro de Exteriores del gobierno chino, Guo Jiakun, ha defendido que la política internacional de su ejecutivo es «consistente y clara», y, por ahora, no contempla ningún acercamiento a EE.UU.
En las horas posteriores al pasado 2 de Abril -bautizado por el trumpismo como Día de la Liberación– el mandatario aseguró que «un montón de gobiernos» se habían puesto en contacto con la Casa Blanca para intentar aliviar los impuestos a las compras internacionales, sin concretar ninguna conversación. Más de tres semanas después, ninguno de los acuerdos «favorables» prometidos por la administración Trump ha salido adelante. Varios socios comerciales, de hecho, se han quejado de la inconsistencia de las propuestas de Washington. Un alto funcionario japonés declaraba recientemente al New York Post que las secretarías del Tesoro y de Comercio de EE.UU. «no paran de cambiar las condiciones» de las ofertas que trasladan.
A pesar de la incertidumbre, Trump ha defendido la estrategia arancelaria. Según ha declarado en la misma entrevista, Estados Unidos estaría «recibiendo miles y miles de millones de dólares de otros países que nunca habíamos recibido». A pesar de las declaraciones halagüeñas del presidente, el empresariado del país aún sufre por los efectos del cierre comercial. Especialmente, las compañías del sector de la gran distribución, que ya trabajan con escenarios de desabastecimiento de algunos productos -como el café o algunas frutas, que no se pueden producir en territorio estadounidense-.

Algunas concesiones chinas
A pesar de la postura política severa de Pekín, el ministerio de Comercio chino ha abierto una pequeña grieta de esperanza para Estados Unidos. Según ha informado el departamento que dirige Wang Wentao, el ejecutivo mantiene contactos con empresas estratégicas del país para identificar productos «críticos». Los ítems de esta lista estarían exentos del impuesto del 125% que, actualmente, China impone a EE.UU. como respuesta a las tarifas de Washington, que, en algunos casos, superan el 240%. Los mercados consideran este movimiento como un indicio de la disposición china a desescalar el conflicto, pero la inversión aún no confía. De hecho, los últimos futuros de los principales índices bursátiles de Nueva York mostraban una ligera caída, de entre dos y cuatro décimas, sacudidos por la falta de certezas en la relación entre las dos principales potencias del planeta.
Cada vez más lejos de Canadá
Canadá y México fueron las dos primeras víctimas del embate arancelario de Trump. Las relaciones entre Washington y los vecinos del norte se han ido haciendo más tensas desde las amenazas de la Casa Blanca a cuenta de las entradas de droga por la frontera. Con el relevo de Justin Trudeau al frente del gobierno canadiense, los contactos han sido aún menos halagüeños. De hecho, el primer ministro Mark Carney ha revelado este mismo viernes que el inquilino de la Casa Blanca llegó a proponer integrar el país en Estados Unidos, y convertirlo en «el Estado 51». «El presidente dice muchas cosas», satirizaba Carney en un reciente acto de campaña; que ha recordado a Trump que cualquier conversación se producirá «entre naciones soberanas». Cabe recordar que el gran norte tiene una cita con las urnas el próximo lunes 28 de abril para elegir al sucesor definitivo de Trudeau. A partir de entonces, ha avanzado Carney, «comenzarán las negociaciones».