La agresiva política comercial de Donald Trump comienza a encontrar sus primeras resistencias. Entre los países afectados por los primeros aranceles de la Casa Blanca, que entrarán en vigor el próximo martes, Canadá ha sido el que ha presentado más combate. El primer ministro del país, Justin Trudeau, ha liderado la carga política con una respuesta similar a la medida trumpista, y ha anunciado una frontera comercial del 25% con sus vecinos del sur, y ha dado 21 días a sus empresas para buscar «alternativas» a los productos importados de Estados Unidos. Al impulso del mandatario se ha sumado este lunes el premier de Ottawa, Doug Ford. El presidente regional ha anunciado que prohibirá que las empresas estadounidenses puedan optar a sus contratos públicos «hasta que los aranceles de Trump sean eliminados«.
Así, según ha comunicado el dirigente en una de sus cuentas en las redes sociales, el tejido empresarial estadounidense queda excluido de los diversos paquetes de convocatorias públicas que pone en marcha cada año su gobierno, por un valor total de unos 30.000 millones de dólares canadienses (unos 20.000 millones de euros). «Esto obviando el plan para el desarrollo de Ontario valorado en 200.000 millones de dólares (poco más de 136.000 millones de euros)». «Las empresas con sede en Estados Unidos perderán ahora decenas de miles de millones de dólares en nuevos ingresos, y solo podrán culpar a Donald Trump», ha aseverado. También ha anunciado que el único mayorista de bebidas alcohólicas autorizado en la región, la Junta de Control de Licores de Ontario, retirará de su catálogo todos los productos estadounidenses; y que el gobierno regional romperá su contrato con Starlink, la proveedora de internet por satélite de Elon Musk, valorado en unos 100 millones de dólares canadienses (67 millones de euros), según la agencia estadounidense Bloomberg.

La OPEP da guerra
La resistencia canadiense se ha sumado a la que también han comunicado hoy mismo los países exportadores de petróleo. La junta de gobierno de la OPEP, reunida este mismo lunes, ha rechazado las presiones de Trump, que hace meses que los aprieta para que recuperen su ritmo de producción de petróleo anterior a los recortes impuestos en 2023 para rebajar el precio global del crudo. La coalición, liderada por Arabia Saudita y Rusia, ha rechazado las ofensivas de la Casa Blanca, y ha prolongado al menos hasta el próximo mes de marzo su reducción en la output de barriles, una iniciativa que, defienden, «ha logrado estabilizar el mercado petrolero global».