Este pasado miércoles se abrió de manera oficial la agencia libre de la National Football League, que equivale a la ventana de fichajes de verano de los deportes europeos tradicionales como el fútbol o el baloncesto. En estos días las franquicias de la liga han jugado al mercadeo con todos los jugadores que no estaban ligados a sus equipos y publicado sus nuevos contratos millonarios. Lo que no se ha hecho ni se hará nunca es que un equipo de la liga fiche a cambio de dinero un jugador con un contrato de otro equipo, un hecho que es muy habitual a Europa. Sin ir más lejos, Robert Lewandowski pudo llegar al Barça a cambio de 45 millones de euros al Bayern de Múnich. En las cuatro grandes ligas americanas no se acostumbra a ver esto, sino que los jugadores con contratos se intercambian por rondas del draft u otros jugadores, un hecho que demuestra claramente que la cultura de la liga es diametralmente opuesta en una costa y otra del Atlántico. Aquí se prioriza el deporte como tal, mientras que en los EE. UU. se busca, ante todo, que las ligas tengan beneficios y cada año generen más y más dinero.
De hecho, los expertos en la materia aseguran que esta deferencia cultural rae en el principio u objetivo de las mismas ligas. Mientras que la NBA o la NFL son ligas colectivas y cerradas, vistas como vehículo para hacer dinero a través de una competición deportiva, los clubes españoles son entidades independientes que miran única y exclusivamente por su supervivencia. En este sentido, el profesor del Máster en Gestión Deportiva de la UPF-BSM y gerente de la Real Federación española de Patinaje, Xavier Moyano, explica que en los Estados Unidos las ligas tienen un modelo centralizado de ingresos y estos se redistribuyen entre todos los equipos que la conforman. Lo que quiere decir que, por ejemplo, el dinero que ingresan los equipos por merchandising no va para el equipo, sino que va a la liga.

En este sentido, el experto en la NFL Jesús Soler, más conocido como @unmalkicker en las redes y que forma parte del equipo de Tots al Blitz -un podcast sobre fútbol americano en Catalunya Ràdio-, explica que para él la diferencia principal entre los EE. UU. y Europa es que trabajan como una unidad. Además, apunta que el hecho de no pagar los fichajes en efectivo a otro club provoca dos cosas, que la liga esté más igualada porque no se crean clubes de primera y de segunda y una reducción brutal de los costes que maximiza los beneficios. A pesar de este recorte de costes, los jugadores no acaban de cobrar todo lo que generan, especialmente los más jóvenes, asegura Soler.
Una liga más transparente y más estricto
El principal instrumento para esta reducción de los costes llega por la vía de los salarios a los jugadores. En este sentido, las grandes ligas americanas hacen público cada año un límite salarial que los equipos, en principio, no pueden superar y, en caso de que lo acaben haciendo, tienen que pagar un impuesto a la liga, por ejemplo, en la NFL este límite es de 253 millones de euros. Este límite, explica Soler, depende de los ingresos que genera la liga en televisión, venta de camisetas, etc. El hecho que sea público -que es el mismo para todo el mundo- provoca que los salarios de los jugadores sean públicos y que todo el mundo puede saber el que cobran todos los jugadores de la liga con las primas incluidas, un hecho que en Europa es impensable. Sin ir más lejos, nunca se ha sabido lo que cobraba Leo Messi o Cristiano Ronaldo. En cambio, sí que se sabe que Tom Brady ganó un total de 332,9 millones de dólares durante sus 23 temporadas en la NFL o que Michael Jordan ganó 93,8 millones durante sus 16 temporadas en la NBA. A pesar de esta falta transparencia en Europa, se tiene que decir que ya hace unos años que LaLiga ha impuesto un límite salarial a los equipos para intentar controlar sus gastos, aunque solo lo conocen los equipos y no es público.
Aun así, Soler apunta que el límite salarial no deja de ser una herramienta contable, puesto que los equipos son capaces de diversificar los gastos a lo largo de los años para que el salario de un jugador les afecte de la manera que mejor les convenga. El último ejemplo de esta ingeniería fiscal se ha dado a la MLB, la liga de béisbol, donde Los Angeles Dodgers han fichado a Shohei Ohtani por 700 millones de dólares en 10 años. Esto, en principio, implica que se le tienen que pagar 70 millones anuales al jugador, pero han llegado a un pacto por el cual Ohtani solo recibirá dos millones anuales durante su contrato, por lo cual los 680 restantes se le pagarán en un futuro, aunque en este caso no se ha especificado cuándo.
Buscar nuevas vías de ingresos
Otra de las divergencias entre los dos formatos son los partidos internacionales. Recordamos que en 2018 el presidente de LaLiga, Javier Tebas, propuso que un Girona-Barça se disputara en Miami. Aquella aventura -que no dejaba de ser un intento para presentar la competición de fútbol español en el extranjero- no acabó produciéndose por la enorme oposición que recibió el partido. Estos problemas no se han dado nunca en los EE. UU. y sus ligas fueron las primeras en ver que si querían continuar aumentando los beneficios tenían que llevar su negocio al exterior y, con los años, ya no nos extraña que disputen tres partidos de la NFL en Londres o que a partir del 2025 aterricen en Madrid. En esta línea, Soler apunta que una vez el nuevo Camp Nou esté acabado es más que posible que también acoja un duelo de la NFL. El más posible, asegura Soler, es que sea de los Chicago Bears o de los Miami Dolphins, las dos franquicias que han escogido el estado para expandir su negocio.

En esta voluntad de buscar nuevos ingresos, Moyano comenta que Tebas siempre ha tenido buenas ideas para aumentar el negocio de LaLiga, pero que los equipos no lo han permitido. Aun así, el experto añade que exportar partidos, por ejemplo, posibilitaría que los ingresos por los derechos televisivos aumenten, puesto que si la gente de un país extranjero no conoce la competición nunca estará dispuesto a mirarla por televisión. La diferencia de como los dos modelos acaban traduciéndose en ingresos es clarísima. Mientras que el Barça y el Madrid -los dos clubes que más ingresan por derechos televisivos de LaLiga- cobran unos 160 millones de euros anuales, cada franquicia de la NFL recibe unos 374 millones de dólares en concepto de derechos de televisión, explica Moyano.
Además, hay que recordar que el fichaje de Messi por el Inter de Miami tiene un poco a ver con esta voluntad de maximizar ingresos por toda la liga. Entonces, se anunció que Messi llegaba a la liga, pero el hecho no era solo importante para el conjunto de Miami sino para toda la liga, puesto que lo más importante de todo era que el mejor jugador de la historia disputara la liga americana. El club donde lo hiciera no tenía importancia, puesto que el formato económico de la liga hace que todos los nuevos ingresos provocados por el astro argentino no van a parar, en un primer momento, a su equipo, sino que van a la MLS y esta los reparte. Por eso todos los clubes estaban dispuestos a pagar una parte del salario de Messi.