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Los 27 chocan por la respuesta económica a la victoria de Donald Trump

Las instituciones europeas comienzan a reaccionar ante el terremoto generado por la victoria de Donald Trump en las elecciones estadounidenses. En su última cumbre en Budapest, los líderes de los 27 han abierto la puerta a las negociaciones comerciales con el presidente electo una vez ocupe el Despacho Oval. «Es necesario establecer un primer contacto, luego discutir intereses comunes y finalmente negociar», ha declarado la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen. El acercamiento de los miembros de la UE a Washington llega en un momento de auge del proteccionismo, dada la centralidad de la política arancelaria -un 20% a todas las importaciones que lleguen al país- en la campaña republicana en las elecciones presidenciales del pasado 5 de noviembre.

Vista la polarización de las grandes potencias, Europa busca volverse más autónoma. Cabe recordar que, a diferencia del resto de competidores -que se encontrarán con fronteras comerciales de entre 10 y 20 puntos para acceder a EE.UU.-, China sufrirá un muro del 60%, lo que distanciará aún más los dos polos económicos del planeta. Con este telón de fondo, los estados miembros exploran fórmulas para acelerar la reindustrialización del continente. Es en este punto donde se han producido las fricciones más intensas. En concreto, y siguiendo las indicaciones del influyente informe del ex primer ministro italiano Mario Draghi, los primeros ministros han sido incapaces de cerrar una estrategia conjunta en cuanto al endeudamiento común.

El expresidente y candidato republicano en las elecciones de los Estados Unidos, Donald Trump / EP
El expresidente y candidato republicano en las elecciones de los Estados Unidos, Donald Trump / EP

Choque norte-sur

El plan Draghi, cabe recordar, reclama movilizar 800.000 millones de euros para reindustrializar la Unión Europea. Los países del sur, con la primera ministra ultraderechista Giorgia Meloni a la cabeza, han sido los grandes defensores de esta iniciativa. El programa, sin embargo, se ha encontrado con la oposición frontal de Europa Central, los conocidos como países frugales, que aún recuerdan su derrota con la mutualización de fondos de la UE durante la pandemia -una activación de recursos que, lamentan, generó «cargas de interés muy altas»-. Cabe mencionar que la declaración conjunta firmada por los 27 sí recoge la necesidad de explorar «nuevas opciones de financiación pública y privada» por parte de la CE, sin entrar en detalles para evitar el conflicto entre bloques internos. Von der Leyen, cabe decir, ha sido explícita en su apoyo a, al menos, parte de las tesis de Italia y España: «Si algunas acciones no pueden ser financiadas de forma fragmentada y es mejor hacerlo a escala europea, entonces podremos discutirlo».

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