La pequeña brecha negociadora del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, en medio de la crisis de los aranceles duró solo unas horas. Este mismo miércoles han entrado en vigor las tarifas universales que impuso el 2 de abril, con efectos devastadores sobre unas bolsas que se habían confiado. La Casa Blanca, además, no frena sus pretensiones de cierre comercial. El nuevo objetivo, según ha declarado el mismo Trump en un discurso durante una cena del Comité Nacional Republicano en el Congreso, son las farmacéuticas. «Anunciaremos muy pronto un arancel muy importante y, cuando escuchen esto, se irán de China y de otros lugares porque deben vender la mayor parte de su producto aquí«, defendía Trump. La farmacia es uno de los pilares de la guerra comercial de Trump, especialmente contra la UE y China, y Bruselas ya esperaba desde hace semanas que la estrategia del Despacho Oval acabara salpicando uno de los grandes motores de las ventas exteriores del continente.
En el caso catalán, el momento en que podría entrar en vigor la medida la hace especialmente perniciosa. Los Estados Unidos siempre han sido uno de los mercados preferidos de la prolífica farmacia del país. Había vendido, de hecho, más de 200 millones de euros anuales en productos médicos cada año desde hace década y media -2010 fue el primer año en el que rompió este umbral-. El 2024, sin embargo, fue un ejercicio mucho más exitoso, con transacciones por valor de cerca de 660 millones de euros, que la potencial barrera arancelaria de Trump hace tambalear. Fue, de hecho, el cuarto mercado de la farmacia catalana, por detrás de Francia (690 millones), Alemania (910 millones) y la inalcanzable Suiza, que concentra buena parte de la actividad europea de la industria a través del gigante Novartis. Así, un bloqueo exportador como este corta las alas a una industria catalana que ya encontraba su lugar en EE. UU.

Los datos de afectaciones podrían ser, de hecho, aún más voluminosos. Cabe recordar que Cataluña es un país especialmente activo en la producción y exportación de bienes intermedios, y forma parte de muchas cadenas de valor globales. Así, podría verse afectada indirectamente por las exportaciones hacia EE. UU. de terceros países. Entre los clientes preferidos de las farmacéuticas catalanas que exportan a los Estados Unidos destaca la misma Suiza, que envía 31.000 millones de francos (unos 33.000 millones de euros) al año a compradores transatlánticos; Alemania, Italia e Irlanda, cuatro de los seis mercados más activos para la industria del país. Así, la sacudida para las farmacéuticas catalanas puede ser especialmente grave. Solo en las últimas horas, Grifols y Almirall han perdido cerca del 4% de su capitalización en el mercado madrileño, un ritmo mucho más elevado que la media de las principales cotizadas.
Pocas alternativas
Los mercados farmacéuticos occidentales están, como revelan los datos del Idescat, altamente concentrados en cadenas de valor conjuntas. Las compañías de medicamentos y derivados son gigantescas, y tienen un alcance global que impide una diversidad bastante significativa. De esta manera, las salidas de los exportadores catalanes son limitadas. Los mercados generales más atractivos para escapar de la amenaza trumpista no muestran una demanda importante de productos del país. China, por ejemplo, cada año compra menos medicamentos catalanes: de los 88 millones facturados en 2021, se ha pasado a poco más de 50 millones en 2024. India también es un mercado pequeño, y no ha ganado peso en los últimos años -de hecho, ha perdido: unos cuatro millones respecto de 2021-. El sudeste asiático tampoco es una salida inmediata, como tampoco lo es el norte de África.
Así, la amenaza de Trump puede ser especialmente perniciosa, no solo para Cataluña, sino para el conjunto de la industria farmacéutica de la UE. La presidenta de la CE, Ursula von der Leyen, asegura que mantendrá un «estrecho contacto» con las empresas afectadas para «garantizar que los intereses de la industria, los trabajadores y los pacientes europeos estén bien protegidos en este período volátil».