Las hipotecas inversas vuelven a estar de moda. Más de una década después de su llegada a España, este producto financiero tan controvertido gana protagonismo en todo el mundo. Un informe de European Pensiones and Property Asset Release Group y la consultora EY estima que el sector de las hipotecas inversas llegará a los 45.000 millones de euros en 2033, el doble que actualmente. Se trata de un producto financiero que cada vez tiene más aceptación, pero que hay que analizar con detalle porque tiene ventajas y riesgos. De hecho, ha habido numerosas sentencias contra bancos españoles por malas prácticas en su comercialización.
Una hipoteca inversa, en esencia, es un préstamo hipotecario pensado para personas mayores de 65 años que, poniendo su casa como garantía, reciben una cuota mensual del banco para complementar sus ingresos. Cuando mueren, sus herederos disponen de un plazo de tiempo determinado para devolver el préstamo con los intereses correspondientes para poder quedarse la casa o cancelarlo con su venta. Además, los ingresos recibidos a través de una hipoteca inversa no están sujetas a IRPF, por lo cual es una opción muy apetecible para personas jubiladas que tienen una pensión insuficiente y necesitan liquidez.

El principal riesgo de las hipotecas inversas es, precisamente, que se compromete el patrimonio familiar. Los herederos tienen que asumir la hipoteca si quieren conservar la casa o pedir un préstamo para pagar la deuda. Por lo tanto, es una variante de hipoteca intergeneracional que, a largo plazo, puede dejar los herederos endeudados y sin casa. Por eso, las organizaciones de consumidores como la OCU reclaman una regulación clara que controle las malas prácticas en su comercialización.
La inflación, principal aliada de las hipotecas inversas
El informe, que recoge datos de 13 países de todo el mundo donde las hipotecas inversas están implantadas o en desarrollo, destaca la “creciente necesidad” de liquidez de mucha gente por el aumento del coste de la vida y la inflación. El volumen de negocio global de las hipotecas inversas ronda los 15.500 millones de euros y la previsión es que crezca “drásticamente”. Los principales financiadores de estos productos son los bancos, pero cada vez hay más compañías de seguros que juegan un “papel muy relevante” en el sector.
En otros países, las hipotecas inversas se comercializan a partir del 55 o los 60 años, normalmente a un tipo de interés fijo, a pesar de que en algunos mercados también se ha utilizado el variable. El estudio asegura que el mercado de las hipotecas inversas está limitado por el desconocimiento general que hay sobre el producto y de una financiación insuficiente. En España, bancos y aseguradoras consideran que hay mucho margen de crecimiento, puesto que el 89% de los mayores de 65 años tienen una casa en propiedad. Después de las hipotecas inversas, el producto con más tirada es el que se conoce como desnuda propiedad, que consiste en el derecho real de una persona sobre un bien del cual es propietaria, pero con la limitación de no tener el derecho al usufructo, que corresponde a otra persona hasta que muera.