El sector agroalimentario europeo busca seguridad ante las amenazas arancelarias de Donald Trump. La consultora LLYC ha elaborado un informe para analizar las alternativas de la industria después de que Trump haya amenazado con imponer un arancel del 25% al conjunto del sector y una supertarifa del 200% a productos de alto valor añadido, especialmente al vino y las bebidas espirituosas. La escalada llegó después de que Bruselas reactivara el impuesto del 50% a las importaciones de whisky y bourbon del país norteamericano. En este contexto, los analistas proponen a los empresarios del mundo agro buscar nuevos mercados e «innovar» para encontrar el valor añadido en nuevas cestas.
En este sentido, el documento defiende que el agroalimentario europeo debería «tejer alianzas» con los mercados esenciales de la región Asia-Pacífico y de América Latina. China o Japón han sido históricamente mercados muy provechosos para productos como los derivados del cerdo o las naranjas, especialmente activos en los Países Catalanes. En cuanto al Cono Sur, el acuerdo con el Mercosur abre la puerta a facilitar las exportaciones en sectores con márgenes amplios, precisamente el vitivinícola, así como el olivar. Además, instan a los negocios estatales a «desarrollar planes de contingencia» para cubrir las pérdidas que podría generar el proteccionismo trumpista.

Más allá de la búsqueda de nuevos mercados, la consultora opina que las nuevas fronteras comerciales deberían servir para estimular la innovación dentro del sector agroalimentario. En este sentido, instan a mejorar su imagen de mercado y aprovechar su valor añadido, como la «autenticidad» o la responsabilidad social, mucho más marcada que entre las productoras primarias norteamericanas. Sin embargo, la clave radica en la elaboración de un plan para la «autonomía estratégica» europea, que permita no depender de las importaciones estadounidenses. Sectores como el vitivinícola tienen en EE.UU. uno de sus principales clientes, con exportaciones millonarias. También partes de la industria porcina, el ganado bovino o el cordero pueden sufrir reducciones sustanciales de su mercado.
La experiencia de Trump
Cabe decir que el agroalimentario europeo trabaja en terreno conocido. A diferencia de otros sectores, el primario del continente ya se enfrentó a un primer paquete de aranceles en 2018, en plena primera administración Trump. Entonces, las empresas aceiteras del Estado sufrieron un golpe del 80% en su cuota de mercado en EE.UU. En este sentido, el director de la oficina alimentaria de LLYC, Fernando Moraleda, asegura que se debe reivindicar la «diversidad alimentaria» y la «enorme calidad» del producto local, muy superior a la competencia norteamericana. «Se deben convertir los riesgos en oportunidades», concluye el directivo.