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El BCE prevé que la economía europea caerá durante el resto de 2025

El Banco Central Europeo estima que las economías del continente volverán a dar un paso atrás durante la segunda mitad de 2025. Así lo ha previsto la presidenta del instituto emisor, Christine Lagarde, desde su tribuna en el Foro Económico Mundial de Ginebra. Según Lagarde, los aranceles siguen pesando sobre las economías comunitarias; y el acuerdo que firmaron el presidente estadounidense, Donald Trump, y la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, no sirve para disipar todas las incertidumbres que erosionan las perspectivas empresariales. El malestar se añade, además, al hecho de que aún quedan sectores estratégicos para los cuales no se conocen las tarifas definitivas, como la farmacia, los microchips o la química básica; algunos de ellos muy relevantes en las principales economías de la eurozona.

Según Lagarde, además, el crecimiento de la primera mitad del curso ha sido distorsionado por la reacción a los aranceles. Muchas empresas europeas han acelerado sus ventas a Estados Unidos para concentrarlas en los primeros meses del curso y, así, evitar los nuevos impuestos. Se trata de operaciones adelantadas y que, por lo tanto, dejarán un vacío en los balances del resto del curso. Dado este fenómeno, «se espera que el crecimiento se desacelere en el tercer trimestre, a medida que esta anticipación se vaya diluyendo«.

El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, con el presidente de la Fed, Jerome Powell, en las obras de renovación de la sede de la agencia / EP
El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, con el presidente de la Fed, Jerome Powell, en las obras de renovación de la sede de la agencia / EP

El acuerdo arancelario, el mal menor

Según Lagarde, sin embargo, la perspectiva es menos mala de lo que se esperaba antes de la reunión entre Lagarde y Trump. El entendimiento comercial, de acuerdo con los cálculos del Banco Central, dejaría el impuesto efectivo a las exportaciones europeas a EE. UU. entre el 12 y el 16%, muy por debajo de los niveles superiores al 20% reales que se desprendían de las primeras amenazas del presidente estadounidense. Aun así, «persiste la incertidumbre», precisamente por los agujeros que ha dejado la Casa Blanca a su favor -como el de las farmacias y la química-.

Además, las perspectivas de la política monetaria son poco precisas, dado que no se sabe cuál será la hoja de ruta de la Reserva Federal, que marcará la trayectoria del mismo BCE en lo que resta de curso. Después de Ginebra, Lagarde se dirigirá a Jackson Hole, en las montañas de Wyoming; donde será una de las principales actrices del cónclave que mantienen allí los principales banqueros centrales del planeta. Allí, con los ojos del mercado sobre el presidente de la Fed, Jerome Powell, se dirimirá la dirección de las economías occidentales a corto plazo.

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