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Bruselas busca ‘in extremis’ un acuerdo con Trump para evitar los aranceles

La espada arancelaria de Donald Trump pende sobre la mayoría de sus socios comerciales. El próximo miércoles, día 9 de julio, la Casa Blanca dará por finalizada la tregua comercial que concedió el pasado abril para negociar los impuestos universales a las importaciones, una de las medidas económicas centrales del mandato. En caso de que no haya entendimiento, los 27 verán cómo las fronteras comerciales transatlánticas se elevan hasta un mínimo del 10%, al que habría que añadir las tarifas adicionales a sectores concretos, como el hierro y el acero; o la farmacia y la alimentación, según ha prometido el mismo Trump en las últimas semanas.

Ante esta presión, el ejecutivo comunitario asegura que hay «avances» para alcanzar un «principio de acuerdo» con la administración estadounidense. Así lo ha explicado el portavoz comercial de la CE, Olof Gill, en rueda de prensa. Con todo, las autoridades europeas reconocen que el escenario de aranceles cero está descartado, y que, por ahora, solo se busca paliar los efectos negativos de las amenazas trumpistas.

Según Gill, el equipo del gobierno de Ursula von der Leyen «está en contacto con los homólogos estadounidenses al nivel político más alto», aunque el camino es accidentado. La misma Von der Leyen, de hecho, se puso en contacto este pasado domingo con el presidente norteamericano para «hacer balance» de los primeros seis meses de la nueva administración, si bien no han trascendido detalles de la conversación, más allá de que esta fue «buena». Cabe decir que Bruselas está especialmente presionada para pactar unas condiciones conjuntas, en tanto que el mismo Trump ya ha amenazado con nuevos impuestos del 17% a diversos productos clave para las empresas locales, como los agroalimentarios.

El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, responde a una pregunta durante una entrevista / Europa Press

Aun así, aseguran «no haber recibido», las cartas que el Despacho Oval anunció a bombo y platillo, con los detalles de cada frontera comercial. «No comentaremos cartas que no hemos recibido», ha zanjado Gill, remitiéndose a los encuentros «en el marco de los contactos políticos» entre capitales. La próxima fecha clave es el 1 de agosto, cuando el gobierno de los Estados Unidos aplicará recargos a aquellos países que no hayan cedido a sus exigencias. Con esta segunda deadline en mente, la presidenta busca encaminar un «principio de acuerdo» como el que ya han celebrado el Reino Unido y Vietnam. Aun así, los aranceles sectoriales permanecen vigentes, y habrá que ver cuál ha sido el impacto en industrias tan relevantes como las del acero o el sector del automóvil.

Contratiempos incluso con acuerdo

Incluso si la UE logra alcanzar un primer entendimiento con Trump, las autoridades comunitarias coinciden en señalar que el camino hacia la paz comercial todavía es largo. La misma Von der Leyen, de hecho, ya advirtió el pasado jueves que es «imposible» cerrar todos los frentes abiertos antes del 9 de julio, en tanto que las conexiones a través del Atlántico se elevan por encima de los 1,5 billones de euros, un «ingente» volumen de negocio que obliga a alargar las conversaciones. Más hostil ha sido el ministro de Economía español, Carlos Cuerpo, que ha acusado a la Casa Blanca de imponer plazos inalcanzables. «Todos sabemos que 90 días es un período demasiado corto para llegar a un acuerdo comercial», ha declarado; reclamando más tiempo e intercambios para establecer un contrato bilateral que «profundice más» en las relaciones entre países. «Hasta que no haya una visión de conjunto, será muy difícil conocer el grado de equilibrio del acuerdo», ha añadido Cuerpo, comprometiéndose con las «empresas e industrias» de la UE en que los 27 «las protegerán y avanzarán hacia un acuerdo beneficioso para todos».

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