El presidente de la Generalitat de Cataluña, Salvador Illa, ha puesto sobre la mesa ante líderes políticos y representantes de la sociedad civil su proyecto económico para la legislatura. En línea con sus recientes discursos, el jefe del ejecutivo ha anunciado un programa bajo el título Catalunya lidera: un modelo económico de prosperidad compartida. La hoja de ruta del Gobierno contempla «la movilización de recursos más importante» desde 2010, en plena crisis financiera, con 18.500 millones de euros en inversiones y préstamos en diversos sectores que consideran «estratégicos». Sin entrar en proyectos concretos que pueden recibir el impulso del sector público, el proyecto a largo plazo se concreta en cinco ejes: infraestructuras, política industrial, sistema de conocimiento, igualdad de oportunidades y reforma de la administración. Con esta lluvia de millones, Illa busca «poner en marcha todo el dinamismo de la sociedad catalana», uno que asegura haber «detectado» en todos los estamentos del modelo productivo del Principado en sus primeros seis meses como presidente. «Queremos liderar la economía española y ser región puntera de Europa en un horizonte de 10 años, pero, si podemos, en cinco«, ha relatado ante la plana mayor política y económica, reunida en el paraninfo de la Escuela Industrial.
Illa ha anunciado la puesta en marcha de este Catalunya Lidera ante un paraninfo que ha contado con la presencia de una inmensa mayoría del mundo empresarial catalán. Entre los asistentes, más allá de representantes políticos de la mayoría de formaciones que conforman el Parlamento, se ha podido ver al presidente del Banco Sabadell, Josep Oliu, conversando con el Consejero Delegado de Critera, Àngel Simón; los presidentes de las cámaras de comercio de Barcelona y Terrassa, Josep Santacreu y Ramon Talamàs, junto a los líderes de Foment del Treball, Josep Sánchez Llibre, y de la patronal egarense Cecot, Xavier Panés. También constaba entre los presentes el secretario general de la Comisión Obrera Nacional de Cataluña, Javier Pacheco, más serio ante las escasas menciones al mundo del trabajo que ha hecho el jefe del ejecutivo en su ponencia. En ella, el presidente ha valorado «el espíritu del país» en cuanto a la actividad económica, recordando el papel del empresariado catalán en la aceleración de la revolución industrial española. Todo ello, sin embargo, con un carácter institucional que el socialista intenta contraponer a la ofensiva ultraderechista que tiene lugar en la cámara catalana, pero también a escala internacional. «Un dólar un voto, o un ciudadano un voto. Las elecciones norteamericanas y el desembarco de oligarcas ultraricos en Alemania y el Reino Unido nos dan pistas de por dónde debemos ir», ha razonado Illa.
De esta manera, Illa planea movilizar estos 18.500 millones bajo la bandera de la «prosperidad compartida» que aparece en cada una de sus intervenciones públicas. Sin mencionarla, ha buscado el cuerpo a cuerpo con Isabel Díaz-Ayuso y su modelo económico y fiscal. «No podemos coger los impuestos bajos de aquí y los servicios públicos de excelencia de allá. No hagamos trampas: si queremos cohesión social, hace falta una fiscalidad justa», ha sentenciado el presidente, que también busca integrar su acción de gobierno en las principales líneas de acción marcadas por la Comisión Europea. «Los intereses de futuro de Cataluña pasan por Europa: Letta, Draghi y Von der Leyen marcan la dirección», ha razonado el mandatario, asegurando que los avances económicos interpelan a la Generalitat «como parte de los 450 millones de ciudadanos europeos». Así, intenta hacer suya la estrategia verde y digital que ha encaminado buena parte del mandato de Bruselas tanto el mandato pasado como el actual, unos «nuevos planteamientos para un nuevo tiempo» que busca capitalizar políticamente con la tan reivindicada «normalidad política» que, asegura, acompaña su gestión. «Hay actitudes que lo ven todo como un juego de suma cero. Por suerte, son minoritarias, y a mí no me interesa el ruido», ha declarado.

200 medidas
De los 18.500 millones comprometidos en un proyecto que trasciende la presente legislatura, la inmensa mayoría, unos 13.700 millones, se vehiculará mediante inversiones directas de la Generalitat; mientras que los 4.800 millones restantes aterrizarán en el tejido económico y social mediante préstamos del Instituto Catalán de Finanzas. El plan de Illa se hará realidad en cinco bloques: infraestructuras, política industrial, conocimiento, igualdad de oportunidades y buen gobierno. En el primero, destaca especialmente las medidas contra la sequía, con un impulso de la «autonomía y suficiencia hídrica» que faltó en Cataluña durante la crisis de los últimos cursos; así como una expansión de las renovables, unos 12.000 megavatios de potencia instalada entre eólica y fotovoltaica, que el sector aún no parece apreciar en el primer medio año de la Generalitat monocolor socialista. También ha mencionado la mejora de la conexión entre el territorio, que permita «integrarlo» mediante el transporte público y privado. En segundo lugar, la política industrial de Sant Jaume se centrará en una descarbonización sin paliativos. «No daremos ni un paso atrás», defiende el presidente; de nuevo situándose en la trinchera opuesta del impulso del fracking y los hidrocarburos que se observa al otro lado del atlántico. También ha reivindicado inversiones en «sectores clave para el crecimiento», como el alimentario, el automóvil -especialmente el eléctrico- o la industria digital.
Para impulsar estos nuevos sectores económicos, ha defendido el relanzamiento de un ecosistema de conocimiento -universidades y centros de investigación- que considera «clave para una economía innovadora». Todo ello, garantizando una igualdad de oportunidades que evite que «nadie quede atrás» en esta nueva Cataluña líder que Illa quiere instaurar a cinco años vista. Finalmente, en una importante concesión al mundo empresarial, Illa se ha comprometido a «simplificar la administración», una de las demandas más insistentes de las patronales del país. «Transformaremos el sector público con datos e inteligencia artificial», se ha comprometido el presidente. Ahora bien, como en otras intervenciones, ha puntualizado que mejorar el funcionamiento de las instituciones no significa recortarlas. «Hay quien defiende que iríamos bien con menos estado, pero pienso que se equivocan. Hay abundante evidencia empírica y científica en contra», ha reflexionado Illa, que asegura que unas «buenas instituciones, garantistas y con buenos servidores públicos» van de la mano del autogobierno de Cataluña.

Menciones a la Casa Orsola y el Sabadell
Fuera de estos pilares, el presidente ha dedicado una mención especial a la intensa crisis residencial que padece Cataluña. Se trata de uno de los puntos imprescindibles para uno de sus socios de investidura, los Comuns, que han hecho tambalear su apoyo al ejecutivo durante las negociaciones para establecer el régimen sancionador de la ley de vivienda. De hecho, ha puesto como ejemplo de la complicada situación que todavía afecta a la sociedad catalana el desalojo de la Casa Orsola, que se ha detenido temporalmente esta misma mañana, muy cerca de la misma Escuela Industrial. Ante este «factor de desigualdad» que afecta especialmente a la juventud, Illa ha reivindicado la «política más ambiciosa» del Estado, que atribuye a su ejecutivo: «4.400 millones de inversión durante la legislatura, para unir esfuerzos y actuar desde todos los ámbitos».
También ha dedicado parte de la introducción del programa a alabar el «arraigo» empresarial en el territorio, que considera una de las claves para el éxito futuro de Cataluña. «En el mundo que viene, harán falta empresas grandes y pequeñas, abiertas al mundo, pero claramente vinculadas a un país», ha añadido. En este sentido, ha hecho una mención a las empresas que han hecho retornar su sede a Cataluña tras la fuga vinculada al 1 de Octubre de 2017. Sin nombrarlas -el Banco Sabadell la última semana y Ciments Molins a finales del curso pasado- ha asegurado que «agradece sinceramente» la decisión, si bien «ni la pide ni la ha pedido».