La economía mundial crecerá solo un 3% durante los próximos cinco años. Así lo ha estimado un alarmado Fondo Monetario Internacional (FMI) en un adelanto de las previsiones macroeconómicas generales que publicará la próxima semana. Cómo ha recordado la misma organización, en caso de hacerse realidad, esta sería el peor dato de aceleración del producto interior bruto global en más de 30 años, desde 1990. Los tres puntos que pronostican los economistas del Fondo suponen una caída de ocho puntos en la media de los últimos 20 años –un periodo que comprende los años de la crisis financiera y la pandemia–.
Según ha lamentado la directora gerente del FMI, la búlgara Kristalina Georgieva, el lento crecimiento mundial puede anclar algunas de las grandes transformaciones que necesitan las principales economías del planeta. Las últimas previsiones a medio plazo, lamenta el economista, «harán más difícil reducir la pobreza, curar las heridas económicas de la Covid y proporcionar nuevas y mejores oportunidades para todo el mundo». Justo es decir que, en el corto plazo, el 3% era la referencia sobre que se movía la entidad, si bien el último informe macro daba por superado este umbral 2024, cuando el Fondo calculaba un crecimiento económico mundial del 3,1%. «El crecimiento continúa siendo débil», ha añadido Georgieva durante su discurso de apertura de las reuniones de primavera entre FMI y Banco Mundial.
Si bien las fórmulas macroeconómicas de los últimos años han conducido a una situación de profunda incertidumbre como la que dibujan las previsiones del Fondo, la directora gerente insta las grandes economías del planeta a mantener su sistema de prioridades. La lucha contra la inflación y la estabilidad financiera continúan, a ojos de la búlgara, en el centro del debate en políticas públicas, en cuanto que sin ellas «un crecimiento robusto no se puede lograr». Aun así, hace divisar cambios en el mediano plazo: las soluciones técnicas en un año vista tienen que fundamentar «un crecimiento más inclusivo, sostenible y fuerte» para el conjunto de la población.

Batacazo bancario
La crisis bancaria con que los mercados financieros a ambas bandas del Atlántico han tenido que bregar en las últimas semanas, argumenta Georgieva, han colocado nuevos obstáculos inesperados en una recuperación ya lastrada por los estragos de la crisis sanitaria y las tensiones geopolíticas. Los hundimientos de SVB o Credit Suisse, marcados por los efectos de una endurecida política monetaria, recuerdan «cómo es de difícil transitar rápidamente de un periodo prolongado de tipos bajos y ancha liquidez a tipos más elevados y liquidez escasa».
Todo y las encara recientes caídas, la dirigente del FMI asegura que «la banca es más resiliente ahora que durante la crisis de 2008». Ahora bien, conmina las administraciones y los organismos reguladores a mantener una próxima fiscalización sobre las actividades financieras para encontrar «vulnerabilidades ocultas» en un sector ya golpeado. Los bancos centrales, alerta, tienen que ser «más ágiles que nunca», dado que nuevas rendijas inesperadas llevarían una coyuntura todavía «más complicada».
Inclusión y productividad
Una de las claves para cambiar la ralentización en el crecimiento económico que prevé el FMI, apunta Georgieva, es una significativa escalada en la productividad de las grandes economías. Así, desde el organismo animan los gobiernos a implementar «reformas estructurales» –como las que suponen la transformación digital o una transición energética a un modelo de consumo más eficiente– que mejoren el malogrado clima de negocio. En este sentido, el economista ha ofrecido en bandeja de plata una solución rápida: una mejor inclusión de las mujeres al mercado de trabajo en todos sus niveles. «Solo cerrando la rendija de la participación laboral de las mujeres –asegura– se podría incrementar la producción económica un 35% a los países con más desigualdad de género». Las rendijas económicas son, así, una fuente más de ineficiencia en unas economías que no se pueden permitir no aprovechar todos sus recursos.
Más allá del mundo laboral, la pandemia ha demostrado a los grandes mercados la necesidad de contar con varias cadenas de suministro –especialmente en ámbitos industriales–. Así, Georgieva ordena las autoridades económicas «continuar con el comercio y ser pragmáticos en la hora de fortalecer las líneas de abastecimiento». En un mundo que sufre un desarrollo profundamente desigual, diversificar las fuentes de materiales y bienes puede «cortar por la mitad» las pérdidas económicas que la rotura de los contactos comerciales puede generar en cualquier país. En un sentido similar, la directora gerente ha reclamado un aumento de la «solidaridad internacional» para reducir las posibles crisis de deuda en países fuera de los grandes centros de poder global.