La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) confirma las previsiones macroeconómicas de Moncloa para 2025. El gobierno español había estimado un crecimiento del PIB del 2,2% para el próximo curso, ahora avalado por el supervisor fiscal a pesar del clima adverso que sufre la Unión Europea. En un comunicado emitido este lunes, el organismo presidido por Cristina Herrero acepta los cálculos del ejecutivo de Pedro Sánchez -que son, de hecho, ligeramente más modestos que los de la misma autoridad, que se elevan hasta el 2,3%-.
Las estimaciones españolas, cabe decir, son sustancialmente más ambiciosas que las de su entorno inmediato. Los dos puntos porcentuales -y algo más- previstos por el gabinete de Sánchez superan ampliamente el punto y medio que Eurostat dibuja para los 27 el próximo curso -en claro descenso, principalmente anclados por el mal rendimiento de la industria alemana-. El Banco Central Europeo es aún más pesimista en su lectura, y prevé una expansión del 1,4% en 2025, después de quedarse -proyectan- por debajo del 1% en 2024; mientras que la OCDE recorta aún más la cifra, hasta los 1,2 puntos porcentuales. En este contexto, la AIReF reconoce las múltiples amenazas que planean sobre el crecimiento español, con especiales «riesgos» en el entorno geopolítico. La victoria de Donald Trump en las elecciones estadounidenses añade uno más, dado el golpe que el programa arancelario del presidente electo puede propinar a los países europeos.

El misterio de las administraciones regionales
Más allá de las sombras recesionistas que alertan a la mayoría de la economía comunitaria, la AIReF advierte de un vacío de información macro que puede poner en duda sus estimaciones. Se trata de las cifras de Contabilidad Regional del INE -a todos los efectos, el PIB de las administraciones regionales del Estado-. A juicio del organismo, hay una importante «falta de información» en este ámbito, lo que «dificulta la elaboración de previsiones y la planificación presupuestaria». Los vacíos que aún existen en las cuentas del INE pueden, incluso, cuestionar el cumplimiento de las nuevas normas fiscales europeas -déficit y deuda, principalmente- por parte de estas instituciones.