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El BCE mantiene sin cambios los tipos de interés y mejora perspectivas para 2025

La batalla contra la inflación, uno de los frentes económicos que se abrió con la invasión rusa a Ucrania, ya ha terminado. Así lo indica el Banco Central Europeo, que busca transmitir estabilidad en medio de unas semanas especialmente convulsas en el continente. Con un ojo puesto en la crisis política en Francia, el consejo de gobierno del BCE ha mantenido los tipos de interés sin cambios por segunda reunión consecutiva en el 2%, como ya lo hizo en julio. Así lo ha comunicado este mismo jueves, tras la reunión de banqueros centrales. De esta manera, el organismo que preside Christine Lagarde busca el apreciado «aterrizaje suave»; una estabilización sin sacudidas tras un largo periodo con la cesta de precios al alza. Con la inflación al 2,1%, el PMI industrial de la unión en positivo y el desempleo en los 27 poco por encima del 6%, Lagarde hace respirar a la moneda común.

Las buenas cifras industriales, además, permiten elevar las perspectivas de crecimiento de la región para 2025. El consejo de gobierno, de hecho, es marcadamente más optimista que en julio respecto al comportamiento del PIB. Según los gobernadores, la economía de la Unión crecerá en lo que resta de curso un 1,2%, tres décimas por encima de la anterior estimación, que se quedaba en el 0,9%. Para 2026, sin embargo, han rebajado ligeramente las expectativas, y proyectan ahora una expansión del 1%, una décima menos. A medio plazo, en 2027, las cifras son más ambiciosas: un 1,3% de alza de la actividad económica.

Imagen de la sede del BCE / Europa Press
Imagen de la sede del BCE / Europa Press

Estabilidad de precios

En cuanto a las previsiones inflacionistas, tanto la ratio de precios general como la subyacente -la que excluye los elementos más volátiles de la cesta de precios, la energía y los alimentos no preparados- estarán por debajo del objetivo del 2% los próximos cursos. El mercado comunitario cerraría 2025 ligeramente al norte del umbral monetario, en el 2,1%, pero retrocedería hasta el 1,7% en 2026. En cuanto a la tasa core, las estimaciones son ligeramente más pesimistas: al final de 2025, los países de la moneda única se situarían en el 2,4%, y no cruzarían el límite de los dos puntos hasta 2026, con un IPC subyacente del 1,9%.

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