El Banco Central Europeo continúa el camino de flexibilización del crédito en la UE. El organismo presidido por Christine Lagarde baja los tipos de interés en 25 puntos básicos, y sitúa el precio de los préstamos en la región en un 2,5%, el nivel más bajo desde principios de 2023, aún en plena crisis inflacionista. La entidad alude a la progresiva bajada en la inflación subyacente, que ya se nota en la mayoría de mercados europeos, como principal motivo para continuar con las rebajas. De hecho, según los últimos datos provisionales del Instituto Nacional de Estadística, Cataluña ya estaría a solo una décima del objetivo a medio plazo, situado en el 2%. Además, un mejor flujo de dinero puede servir para revertir la crisis económica e industrial que padecen los 27 desde el inicio de la guerra en Ucrania.
Con este movimiento, Fráncfort se aleja una vez más de la Reserva Federal, que frenó los recortes de tipos el pasado mes de enero. El organismo que preside Jerome Powell se mantiene a la expectativa por los efectos de las medidas de protección comercial del presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Según varios informes de entidades económicas del país norteamericano, unos aranceles excesivos podrían volver a disparar la inflación sin que la actividad económica note ningún tipo de crecimiento. Así, la Fed teme que la política internacional de Trump provoque un período de estanflación en el país que requiera un precio del crédito más elevado. El BCE, pues, reitera su independencia de Washington en un momento especialmente complicado para el regulador estadounidense. Aun así, el mercado de los 27 conviene que la de este mes de marzo será «la última reunión fácil» del gobierno monetario de la UE. En adelante, según las expectativas financieras, las decisiones serán mucho más conflictivas, con contradicciones más flagrantes entre los miembros conservadores del comité y los partidarios de los tipos bajos. Así lo apunta el mismo comité, que «no se compromete con ningún camino de tipos en particular en adelante».

Inflación «en el buen camino»
A juicio del consejo de gobierno, el proceso de desinflación «está en el buen camino» en la Unión. Según las perspectivas del BCE, los países de la moneda única llegarán a finales de 2025 con un IPC medio del 2,3%, cerca del objetivo. A finales de 2026, el umbral del 2% ya estará rebajado. Además, las estimaciones monetarias apuntan a una inflación estable a corto plazo, con la subyacente y la general en torno a los dos puntos también en 2027. Las principales amenazas para la estabilidad de precios, la evolución de los salarios y los beneficios empresariales, se moderan gradualmente, lo que permite a los gobernadores implementar una política «significativamente menos restrictiva» para acelerar el crédito y, con él, la actividad económica.
La reactivación de la economía también consta entre los motivos para rebajar los tipos, según indica el comunicado que la institución ha enviado este jueves. El mercado europeo, diagnostican, «todavía enfrenta retos continuados», con un crecimiento en torno al 1% en los próximos tres años. Fráncfort se ha visto obligado a rebajar las expectativas para el PIB de los 27 hasta 2027 debido a «la debilidad de la inversión» y la «incertidumbre en las políticas comerciales». De esta manera, el margen que deja la inflación es lo suficientemente amplio para revitalizar el gasto interior del continente con un crédito más barato.