Las previsiones para la economía catalana en 2025 son cada vez más optimistas a medida que se acerca el final del curso. Después de que la consejera de Economía y Finanzas de la Generalitat, Alícia Romero, situara el lunes la expansión del PIB para el año alrededor del 3%, BBVA ha confirmado este martes las buenas noticias. Según el informe Situación Catalunya: Segundo semestre 2025 del departamento de investigación del banco vasco, el Principado cerrará el ejercicio con un crecimiento del 3,1%, muy superior a las previsiones anteriores. De hecho, en la primera entrega del documento -publicada en junio y dedicada al primer semestre-, el banco de origen vasco estimaba que el producto interior bruto crecería solo un 2,6%, lastrado por la guerra comercial lanzada por el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. Ahora, como constata el economista jefe de BBVA en Catalunya, Miguel Cardoso, el protagonismo del modelo productivo del Principado se ha dado la vuelta, y las exportaciones, todavía en horas bajas, han dado paso a otros activos: el consumo interno, la inversión y la producción industrial. «Esperábamos un deterioro del mercado por culpa de los aranceles, pero esto no se ha producido«, ha celebrado el experto.
El fenómeno que se está observando en el sector secundario es, para Cardoso, el más llamativo. Es cierto que el índice de producción industrial, que marca la aceleración de la actividad de las empresas en términos interanuales, es más bajo que en el Estado español -un 0,5% en Catalunya por un 1,6% en España-; si bien esta disfunción se explica por efectos de base, en tanto que el Principado producía mucho por encima de sus contrapartes españolas en 2024. Observando el largo plazo, con base 2019, Catalunya ha elevado su capacidad un 1,5%, mientras que España ha perdido dos décimas.
Los protagonistas de la escalada son los bienes de equipo -maquinaria industrial, por ejemplo- y los de consumo, con las empresas farmacéuticas a la cabeza. «El incremento de la preocupación por la salud a escala global ha disparado las ventas de medicamentos un 30-40% por encima de las de 2019. Es un comportamiento extraordinario comparado con el resto de la economía europea», explica el economista jefe. Además, las industriales catalanas continúan beneficiándose de unos precios de la energía más bajos que en el resto de la UE, en buena medida gracias a la excepción ibérica y la gestión del GNL.

Una industria sorprendente
El buen rendimiento industrial, de hecho, ha conseguido paliar parte de los daños que la guerra comercial debería haber infligido al sector exportador catalán. Las ventas al exterior escalan un 1,5% en los primeros nueve meses de 2025, por solo un 0,5% en España, con la alimentación y los bienes de equipo como principales motores. La crisis del automóvil europeo «lastra el conjunto», con una caída sustancial de las operaciones con empresas extranjeras de bienes intermedios. Aun así, el malestar en las economías europeas -históricamente, los mejores clientes de Catalunya- no está haciendo lo suficiente para hundir la expansión de las empresas exportadoras. Las caídas en Francia y Alemania no son lo suficientemente pronunciadas para evitar que las ventas al exterior crezcan cerca de un 40% en comparación con 2019 en términos nominales; y un 2,1% en términos reales -descontando la inflación-; un dato que para los negocios españoles ya es negativo.
Por otro lado, motores tradicionales de la economía catalana, como el turismo y los servicios, continúan creciendo, si bien su contribución al VAB del país «parece moderarse». Los datos del BBVA muestran un estancamiento de las pernoctaciones y de los turistas recibidos en el Principado, aunque el gasto se mantiene constante. Aun así, las compras con tarjeta muestran un desplazamiento hacia aquellos sectores más frecuentados por los locales o, como mucho, los turistas domésticos, como la salud y bienestar, el ocio o los supermercados; mientras que se congelan en alojamientos y viajes, más atribuibles a visitantes internacionales. «Esta evolución sugiere que la contribución del turismo al crecimiento del PIB catalán será menos intensa, como también ocurre en el conjunto del Estado», argumentan desde la entidad.
El mercado laboral se recupera
Sobre todos estos avances, el mercado laboral catalán toma un camino alcista en los próximos dos años. Para los expertos de BBVA, en el bienio 2025-2026 Catalunya creará cerca de 200.000 nuevos puestos de trabajo, y situaría la tasa de paro en un 7,9%. En caso de cumplirse estas estimaciones, el Principado se acercaría a menos de un punto y medio del mínimo histórico del 6,5%, registrado en 2007, en plena burbuja inmobiliaria. El buen comportamiento de la contratación ayudaría, según Cardoso, a «mejorar el poder adquisitivo de los hogares catalanes», lo que impulsa la demanda interna que ocupa un lugar central en las previsiones de la entidad.
Aun así, apunta, todavía no se ha producido el cambio de modelo hacia una contratación de más valor añadido, en tanto que el aumento de la productividad del conjunto de la economía permanece prácticamente plano. Solo un 5% de los puestos de trabajo que se crean en 2025 responden al sector industrial, de mayor valor añadido, una «cifra relativamente baja respecto del 20% del PIB que ocupa el sector» en el país. El economista, sin embargo, da una explicación: las empresas productivas dedican sus inversiones, a menudo muy elevadas, a digitalización y automatización, y no buscan necesariamente un crecimiento en manos en la fábrica. «Contribuye a un empleo de mayor salario y más valor añadido, pero no será quien lidere la creación de puestos de trabajo», reflexiona.



