El cambio climático es uno de los conflictos más persistentes del siglo XXI. De este modo, los constantes cambios de tiempos que provoca la contaminación y la poca cura del medio ambiente afectan directamente las cosechas, cosa que implica -inevitablemente- que los precios de los alimentos suban. Es por eso, que se prevé un aumento de los precios de todos los productos alimentarios en los próximos años. Una situación que se expandirá de manera global y no hará diferencias entre países ricos y pobres, sino que toda la ciudadanía se verá abocada a una crisis de precios provocada, esencialmente, por la carencia de conciencia medioambiental.
Un nuevo estudio del Instituto de Potsdam para la Investigación del Impacto Climático (PIK), asegura que el aumento de las temperaturas medianas podría elevar la inflación anual de los alimentos hasta un 3,2% anual y la inflación general hasta un 1,18% anual de aquí al 2035. Así pues, se prevé que el aumento de las temperaturas y los fenómenos meteorológicos extremos tengan un impacto global en la agricultura y en la economía. En este informe, los científicos analizaron los factores climáticos, como por ejemplo la sequía o los temporales, e intentaron buscar los puntos en común con la inflación de los alimentos a escala mundial. La conclusión fue clara: el precio de los productos alimentarios aumenta cuando crecen los fenómenos meteorológicos extremos. «Analizando más de 27.000 observaciones de datos históricos, descubrimos que el aumento de las temperaturas puede incrementar los precios de los alimentos, sobre todo en regiones y estaciones cálidas», explicaba Max Kotz, uno de los autores del estudio, en unas declaraciones recogidas por el medio
Los expertos han extraído sus conclusiones de cruzar diferentes datos de estudios del Banco Central Europeo (BCE) y la ONU sobre cómo oscila la inflación mundial dependen de las crisis, sean climáticas o geopolíticas. Es por eso, que el informe admite que la inflación general podría aumentar entre un 0,32% y un 1,18% anual de media en todo el mundo, según el estudio. «El aumento o la inestabilidad de los precios amenazan el bienestar económico y humano, así como la estabilidad política», señala el estudio y cita los datos de la ONU sobre el coste de la vida. En concreto, durante la crisis del 2021 al 2021, 71 millones de personas se empobrecieron a causa de la situación mundial. «En condiciones climáticas futuras, estos impactos podrían llegar a ser grandes, de aproximadamente 1,3% puntos anuales sobre la inflación de los alimentos por el 2035, amenazando los mandatos de estabilidad de precios de bancos centrales como el BCE, el objetivo del cual es mantener la inflación por debajo del 2%», reconoce el informe.

La sequía tiene consecuencias efímeras
Según el informe, un aumento de 1 grado centígrado en la temperatura mediana mensual repercute en los precios hasta un año, igual que una alta cantidad de precipitaciones. Ahora bien, las repercusiones en los precios solo son efímeras cuando se derivan de sequía extrema. La inflación sube cuando aumentan las temperaturas, y lo hace con más fuerza en verano y en las regiones cálidas de latitudes más bajas, donde persistirá todo el año. Por esta razón, según el estudio, el Sur global, especialmente África y Sudamérica, se verá más afectado. Mientras tanto, en las latitudes altas, existe una fuerte estacionalidad, con un pico en verano. Para llegar a estas conclusiones, el estudio analizó detenidamente el extremadamente caluroso verano europeo de 2022, en el cual el calor y la sequía tuvieron un amplio impacto en la agricultura y la economía: «Estimamos que el extremo calor del verano del 2022 aumentó la inflación de los alimentos a Europa en torno a un 0,6%. El futuro calentamiento previsto por el 2035 amplificaría los efectos de tales extremos hasta un 50%».