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Catalunya, el escudo digital de la nueva defensa europea

Europa quiere poder defenderse a sí misma, y eso se nota en las empresas. La reciente escalada bélica del discurso de Bruselas ha dejado beneficios gigantescos en el sector de la defensa del continente. Rheinmetall, la fabricante alemana de los tanques Leopard, cotiza por encima de los 1.300 euros, mientras que la francesa Thales acumula subidas en la bolsa del 75% desde el 1 de enero. Similar es el comportamiento de la italiana Leonardo, mientras que la española Indra -antes dirigida por el actual presidente de Telefónica Marc Murtra, uno de los grandes portavoces empresariales del PSOE- escala un 54% en el primer trimestre. Ahora bien, no todos los países europeos tienen proveedores militares que se puedan aprovechar del nuevo presupuesto de la CE. De hecho, hay una clara concentración del beneficio: entre las 10 compañías mejor posicionadas en SXPARO, el selectivo europeo del sector, hay tres británicas, tres francesas y dos alemanas. Ante el agravio que supone esta distribución desigual, el gobierno español busca redefinir la inversión defensiva para que el Estado también figure entre los ganadores del rearme. Entre los ámbitos preferidos de Pedro Sánchez, la ciberseguridad es el más atractivo. Y en esta rama, como explica el director general del Instituto Nacional de Ciberseguridad (Incibe), Félix Barrio, «Catalunya es esencial».

El gobierno español, junto a algunos otros jugadores minoritarios en la partida defensiva europea -como Polonia- insiste en que la protección digital de infraestructuras críticas es tan importante para garantizar la seguridad de los 27 como un tanque o un avión. «A raíz de la pandemia, pero especialmente a raíz de Ucrania, han cambiado muchas cosas en la relación entre ciberseguridad y ciberdefensa», argumenta Barrio, en conversación con Món Economia. Y, sin fábricas de armas en el territorio, Catalunya puede salir ganadora de una hoja de ruta que valore el escudo digital. Según los últimos datos de Acció, la agencia de la Generalitat de Catalunya para la competitividad de la empresa, el país es el tercer territorio de la UE con mayor proyección en el ámbito de la ciberprotección, con unas 500 empresas especializadas en la custodia digital. La cifra podría incluso ser superior, según informa Josep Guasch, presidente de la asociación empresarial del sector Ascicat y CEO de Brontobyte, una firma gerundense especializada en la conservación de datos en la nube y en servidores digitales. Según Guasch, el próximo estudio de la entidad, previsto para 2025, puede ser más preciso, y acercarse a las 600 compañías. Sobre este importante músculo empresarial, la líder de Junts per Catalunya en el Congreso de los Diputados, Míriam Nogueras, reclamaba la pasada semana al presidente español que mire hacia el Principado cuando lleguen las inversiones para defensa.

En total, tal como recoge el documento de Acció -elaborado durante la primera mitad de 2024- las 548 compañías dedicadas a la ciberseguridad en Catalunya generan una cifra de negocio cercana a los 1.300 millones de euros anuales, y emplean a cerca de 10.000 personas en el país. Del total, más del 85% son pequeñas y medianas empresas; pero la elevada actividad que se ha concentrado en los últimos años ha atraído cada vez más grandes nombres internacionales. De hecho, muchos de los hubs que han aterrizado en Barcelona en el último lustro después de la pandemia se dedican, parcial o totalmente, a la defensa de los activos digitales de sus compañías matriz. Es el caso, por ejemplo, de Lufthansa, que opera desde la capital del país su principal núcleo en Europa. También la tecnológica Cisco, las farmacéuticas Boehringer Ingelheim y Novartis o la industrial Schneider Electric tienen en la ciudad contingentes dedicados a la ciberseguridad. De hecho, más de un tercio de las iniciativas de empresas globales en Catalunya se dedican a ello, aprovechando el fundamento que pone la rica pyme local. El mismo Guasch constata cómo en los últimos años se ha formado un tejido empresarial en el ámbito a partir, en muchos casos, de empresas longevas que no se percibían como especialistas en ciberseguridad. «En Catalunya, hace muchos años que la aplicamos sin ponerle la palabra», reconoce el empresario. Sin ir más lejos, su empresa, Brontobyte, «lleva muchos años trabajando con servicios de copia de seguridad, y ahora sabemos cuán importantes son cuando hay un ciberataque de encriptación».

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en una rueda de prensa tras obtener los apoyos del Parlamento Europeo para su segundo mandato al frente del ejecutivo comunitario. | Natàlia Segura (ACN)

El sector público ya ha entendido la relevancia de Catalunya en el ámbito de la defensa digital. De hecho, el tejido industrial del país es el tercero de todo el Estado que más inversión competitiva ha conseguido captar en los últimos años, como recuerda Barrio. Solo a través del Incibe, explica el dirigente, el Principado concentra una decena de proyectos que movilizan 12,3 millones de euros, «algunos de ellos liderados por pequeñas y medianas empresas». Además, el sistema de conocimiento catalán ha leído las coordenadas del sector privado y se ha dedicado a ello. Sin ir más lejos, la Universidad de Girona ya ha abierto una cátedra específica para la defensa digital de las infraestructuras de gestión del agua en colaboración con Agbar. También se han centrado en desarrollar soluciones para proteger productos de la industria local, con una multitud de iniciativas especializadas en el mundo del automóvil. Y aún más allá en el futuro: en palabras del director de Incibe, una de las palancas que ha activado el gobierno español en los últimos años ha sido el desarrollo de tecnologías de cifrado de datos mediante tecnologías cuánticas, un avance que tiene en Barcelona un colaborador imprescindible: el Barcelona Supercomputing Center.

Perfiles diversos

En su tejido, además, Catalunya agrupa una multitud de perfiles empresariales diferentes con ofertas de ciberseguridad complementarias. Guasch observa en el país una convivencia entre empresas «tradicionales» del mundo digital, que ofrecen servicios básicos para defender un ordenador, una base de datos o una infraestructura, y emergentes «más especializadas», con las tecnologías profundas necesarias para adaptarse a la nueva realidad. De hecho, según los datos de Acció, la mayoría de compañías catalanas de la rama son veteranas: solo un 27% del sector tiene menos de 10 años, y solo un 17% encaja dentro del perfil start-up. Y el negocio no para de escalar: el informe de la Generalitat celebra que una de cada cuatro factura más de 10 millones de euros anuales. Lo hace, además, sobre una propuesta diversificada, con servicios que van desde la protección de datos (el 90% ofrece algún servicio en este ámbito) a la respuesta a ciberataques (35%), la identificación de amenazas (58%) o la recuperación de recursos digitales perdidos (20%).

Como en muchos otros sectores digitales -el audiovisual o la IA son ejemplos-, Catalunya puede competir con los mercados exteriores en la investigación y desarrollo, pero es especialmente eficiente cuando se trata de lanzar productos al mercado. Aunque, como explica Barrio, los centros tecnológicos y universidades catalanas han atraído proyectos por valor de cerca de 6 millones de euros para generar nuevos servicios de ciberseguridad, el país sobresale en los agregadores. «Muchas empresas de aquí traen productos que ya están en el mercado, y aportan lo más importante, que es la mano de obra», reflexiona Guasch. Para el presidente de Ascicat, los expertos catalanes «saben situar los productos» de los proveedores internacionales; aterrizarlos donde se necesitan y hacerlos llegar a las empresas y usuarios más vulnerables.

La presidenta de la CE, Ursula Von der Leyen, con el presidente español, Pedro Sánchez, durante la presentación en Madrid de los Fondos Europeos / EP
La presidenta de la CE, Ursula Von der Leyen, con el presidente español, Pedro Sánchez, durante la presentación en Madrid de los Fondos Europeos / EP

La conciencia empresarial

Tal como indica Barrio, aunque los avances europeos en términos de inversiones en ciberseguridad suponen un importante paso adelante para el país, las empresas -especialmente en sectores estratégicos- ya eran conscientes de la magnitud del problema que hay que resolver. «Los objetivos son infraestructuras críticas: telecomunicaciones, transportes, el sector financiero y bancario…», enumera el director general del Incibe. El sector público, pues, tiene un rol importante, pero limitado: la banca, la energía, el agua o los futuros automóviles conectados están en manos del sector privado. «Se han desplazado las prioridades geoestratégicas de defensa hacia los sectores civiles», añade, lo que obliga a «multiplicar la inversión» en aquellas compañías dedicadas a defender el dato y la operativa de empresas comunes. En este sentido, el Instituto Nacional celebra que, tanto en Catalunya como en el conjunto del Estado, «el nivel de concienciación es muy alto»: los empresarios ya se han movido para defender sus servicios, especialmente los más críticos, de ataques de potencias extranjeras. De hecho, es el mundo empresarial quien ha liderado la evolución de la industria. «Si la ONU posiciona al Estado español como el cuarto del mundo en despliegue de ciberseguridad, es en gran medida porque el sector privado lleva muchos años invirtiendo», sentencia Barrio.

Con la entrada de lo público en la nueva financiación, Guasch ve un importante potencial para el tejido empresarial catalán. «Da un poco de vértigo», reconoce el empresario, que detecta un crecimiento acelerado en los últimos años. «El empresario se nos acerca, y la inversión va en aumento» sostiene. Habrá que estar en alerta, sin embargo, por el carácter de la red empresarial de la ciberseguridad del país: con un 87% de pequeñas y medianas empresas, hay el riesgo de que las inversiones europeas miren hacia territorios con una mayor concentración de multinacionales. No sería la primera vez: «dicen que en Madrid tienen el doble; el dinero que llega aquí, llega mucho más al interior», ironiza el presidente de Ascicat. Ahora bien, con una movilización de recursos correcta, la nueva defensa europea puede iniciar un «círculo virtuoso para la ciberseguridad catalana». «Seremos una parte muy importante de la economía del país», arenga el directivo.

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