Todo el mundo se ha preparado más de una vez la comida a casa para comerlo al trabajo y lo ha colocado en una fiambrera. De hecho, la palabra fiambrera es poco usada en nuestro día a día porque fue sustituida por el nombre de la marca Tupperware y desde entonces el concepto fiambrera ha mutado hasta el concepto tupper en un porcentaje muy elevado de nuestra sociedad. Ahora bien, esta palabra podría dejar de ser el nombre de una marca comercial, puesto que en las últimas horas la compañía norteamericana fundada el 1946 ha admitido problemas de liquidez y su futuro podría pasar por la quiebra.
Todo ello se ha dado cuando lo CEO de la compañía, Miguel Fernández, ha admitido que en un comunicado de prensa que Tupperware se encuentra en serias dificultades financieras y está haciendo «todo el que está en sus manos» para mitigar los problemas que está sufriendo. De hecho, ha añadido que ya están buscando cualquier tipo de financiación adicional para hacer frente a esta posición financiera insostenible al más corto plazo. En esta línea, Fernández también ha añadido que a estas alturas hay «dudas sustanciales sobre la capacidad de la empresa para continuar en funcionamiento» porque no dispone de suficiente efectivo por financiar sus operaciones y ya se están estudiando posibles despidos. Ahora bien, también ha añadido que desde la empresa se está trabajando para encontrar esta financiación y poder mantener la viabilidad.
Bajada en la bolsa
Esta situación ha llevado a la compañía a caer estrepitosamente en bolsa este miércoles. Concretamente, las acciones de la compañía han caído casi un 40% este miércoles. Además, la bolsa de Nueva York también ha advertido a los inversores que los títulos de la compañía corren el riesgo de ser retiradas del mercado en no presentarse el informe anual requerido por las autoridades. Ahora bien, este problema no ha sido una flor de un día, en el último año las acciones de Tupperware han caído un 90% en el último año.
Una empresa de posguerra que no se ha actualizado
Todo ello podría estar ante la desaparición de una de las marcas más emblemáticas de todo el mundo durante la segunda mitad del siglo XX. Su historia empezó el 1946 cuando el químico norteamericano Earl Tupper fundó la empresa. Aun así, la historia de éxito de la compañía empezó un año más tarde, el 1947, cuando se presentó el bol maravilla, el primero tupper. Este artefacto era un recipiente plástico que permitía transportar comer herméticamente y que basaba su cierre en la forma de una tapa de un bote de pintura puesta al revés. Tal fue el éxito que hoy en día todavía usamos recipientes parecidos para transportar la comida arriba y abajo o para guardarlo a la nevera.
Todo cambió el 1984 cuando expiró la patente de las fiambreras -pocos meses después de la muerte del fundador de la compañía- y se liberalizó el mercado. Desde entonces ha ido perdiendo cuota de mercado hasta llegar al precipicio de la quiebra. El principal problema ha sido la carencia de actualización de la marca que no ha sabido conectar con los nuevos tipos de consumidor.
De hecho, en los últimos años esta empresa, que ya cuenta con 77 años, ha estado luchando en los últimos años para mantener su relevancia frente a sus rivales. En esta línea, la compañía ha intentado deshacerse de la suya de empresa antigua y atraer a clientes más jóvenes con productos más nuevos y modernos, como por ejemplo con el acuerdo con Target para vender sus productos en la tienda departamental. Todo parece indicar que todas estas propuestas finalmente no ha triunfado.