Los secretarios generales de los dos principales sindicatos del Estado, Unai Sordo (CCOO) y Pepe Álvarez (UGT) han mostrado su dura oposición a la OPA hostil del BBVA al Banco Sabadell. Los líderes de las organizaciones representativas al mundo del trabajo español han reclamado en el gobierno de Pedro Sánchez que pare la hipotética fusión, dado que «no tiene repercusiones positivas» más allá de la concentración bancaria. En este sentido, el representante ugetista ha reclamado al ejecutivo que «tenga en cuenta las necesidades de la ciudadanía» en ámbitos como la atención presencial o la diversidad de oferta. «No he visto ninguna resolución que toque los intereses de los poderosos», critica Álvarez en referencia a la actuación de los organismos de competencia y del mercado de valores.
Así, Álvarez ha puesto sobre la mesa la puesta en marcha de la ley de supervisión de las entidades de crédito, obra del PP, una norma que «ni siquiera» los conservadores pueden discutir. Moncloa tiene que garantizar, a parecer del sindicalista, la «competencia» bancaria al sistema español; un funcionamiento que una fusión pondría en entredicho. Tanto es así que Sordo ha reclamando la aplicación de «Medidas antimonopolio». La unión de ambas entidades, alerta empeoraría todavía más la «escasísima» remuneración del ahorro; y agraviaría la tendencia hacia «la burbuja de la especulación al sector inmobiliario». Una posible fusión, apunta el líder de CCOO, no responde ya a las dinámicas posteriores a la crisis financiera del 2008 -como las del Popular a Santander o Bankia en CaixaBank-, sino que emana de «la exuberancia de los resultados que tiene hoy en día el sistema financiero español».

«Más allá del oligopolio»
Los sindicalistas, de hecho, cuestionan incluso la necesidad de crecimiento de la banca española. A parecer de Álvarez, el sistema bancario del Estado «se ha pasado de la línea». «En estos momentos hay un oligopolio», alerta el secretario general de la UGT, criticando la inacción de la cNMC: «Hemos visto como toda Europa se pagaban unos tipos de interés a las personas mientras en España eran cero», continúa. Por su parte, Sordo reconoce que, a escala europea, el crecimiento de la banca es necesario; si bien, en línea con el BCE, considera que las uniones tendrían que ser transfronterizas. Más allá de la actividad bancaria, los secretarios generales han apuntado que la adquisición tendría «consecuencias en la ocupación»; dado que la orgánica de la empresa resultante no necesitaría todos los trabajadores que acumulan los dos bancas hoy por hoy.