Repsol cerró el tercer trimestre del año con un beneficio neto acumulado de 2.785 millones de euros, lo cual supone una caída del 14% respecto al mismo periodo de 2022. Esta caída del beneficio llega en un contexto marcado por unos precios de los hidrocarburos y unos márgenes del refinamiento muy inferiores respecto al año pasado, en el cual se dispararon por la crisis energética después de la invasión de Ucrania. Con estos resultados, el grupo continuará acelerando en su hoja de ruta de pagos a los accionistas y ha anunciado un incremento en un 14% de la retribución a pagar el próximo mes de enero, hasta los 0,4 euros brutos por acción.
El resultado ajustado, que mesura el funcionamiento de los negocios, se situó en los 3.816 millones de euros con un descenso del 19% respecto al año pasado. Por otro lado, la deuda neta de la compañía energética se situó en los 1.855 millones de euros, con una liquidez de 10.650 millones de euros, suficiente para cubrir más de cinco veces los vencimientos de deuda bruta a corto plazo.
La energética ya este año ha avanzado el objetivo de retribución por los accionistas que tenía previsto para 2024 y 2025 dentro de su plan estratégico, que revisará en el primer trimestre del próximo ejercicio después de pulverizar todos sus objetivos. Así, sumando dividendos y reducciones de capital, supondrá la distribución de cerca de 2.400 millones de euros en el conjunto de 2023.
Avanzar en la transformación del grupo
Estos resultados, ha asegurado Repsol, permitirán a la empresa avanzar en la transformación del grupo “con el desarrollo de proyectos industriales bajos en carbono, el aumento de su cartera de activos renovables y el lanzamiento de una oferta de multienergía diferencial para los clientes en España”.
Dentro de este proceso de transformación y descarbonización para ser cero emisiones limpias de cara al 2050, Repsol invirtió 4.362 millones de euros entre enero y septiembre, lo cual supone un incremento del 82% respeto hace un año, principalmente en proyectos bajos en carbono. De cara en el último cuarto del año, Repsol prevé finalizar 2023 con una inversión orgánica total de unos 5.200 millones de euros, un 24% más que los casi 4.200 millones de euros que destinó el año pasado.
El consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, ha considerado que 2023 está siendo un año de “profunda transformación” para la energética, “con avances firmes en descarbonización y en la consolidación del perfil multienergético”. “En un entorno volátil como el actual estamos obteniendo resultados sólidos, aumentando la retribución a nuestros accionistas y apoyando a nuestros clientes”, ha sentenciado.