La farmacéutica catalana Grifols vive en una montaña rusa bursátil desde que el fondo Gotham City Research cuestionó los resultados de la multinacional por una supuesta manipulación contable orquestada para esconder su excesivo apalancamiento. Las acciones de Grifols se llegaron a desplomar un 40% el día que se publicó el informe y desde entonces la farmacéutica había conseguido calmar los inversos con toda una serie de demandas y documentación complementaria. Pero la presentación de los resultados de 2023, que muestran una caída superior al 70% de los beneficios anuales de la compañía, ha vuelto a poner Grifols en el ojo del huracán después de reconocer que las cuentas no han sido auditados. Este jueves las acciones de la compañía cerraron en mínimos del último año, 7,58 euros, casi la mitad que hace apenas un mes y medio.
El día antes de la bomba de Gotham City Research, los títulos de Grifols cotizaban por encima de los 14 euros y aquel fatídico martes cerraron a 10,55 euros, un 26% menos. Después de un tímido rebote, en los días posteriores las acciones de la multinacional llegaron a caer hasta un mínimo de 8,37 euros el 19 de enero. A partir de aquel día, la compañía apostó por hacer cambios en la dirección y consiguió hacer remontar los títulos hasta los 11,79 euros de este martes 27 de febrero. Todavía estaban un 17,2% por debajo de antes de la ofensiva de Gotham, que había construido una posición en corto sobre la farmacéutica para lucrarse de la crisis bursátil que tenían pensado provocar con su informe.

De la expectación a la decepción por los resultados de Grifols
Esta semana había mucha expectación porque Grifols tenía que presentar sus primeros resultados después del demoledor informe y del nombramiento de Nacho Abia como nuevo consejero delegado. Era un punto de inflexión para la compañía, que optó para hacerlos públicos sin tener acabada la auditoría externa, encargada a KPMG. La primera jarra de agua fría para los inversores fueron los resultados anuales del 2023: una reducción del 71,5% de los beneficios, hasta los 59,3 millones, principalmente por una partida de 147 millones para afrontar los “costes de reestructuración”. Con todo, la farmacéutica comunicó unos ingresos récord de casi 6.600 millones de euros y un ebitda de 1.474 millones, por encima de las expectativas de los analistas. Pero lo que tenía que ser un movimiento tranquilizador para los inversores se convirtió en nueva pesadilla.
Después de reconocer que las cuentas no habían sido auditados por KPMG, las acciones se desplomaron un 35%, hasta los 7,58 euros. Desde finales del 2023, Grifols ha perdido la mitad de su capitalización bursátil, que ha pasado de frotar los 10.000 millones a situarse alrededor de los 4.500 millones. KMPG no presentará su auditoría hasta el 8 de marzo. Para intentar frenar la caída, Grifols ha informado este viernes que este año espera registrar un flujo de caja libre de casi 500 millones y que la