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Luis Pérez: «El problema es hacer leyes comunistas en un país de libre mercado»

El sector de la vivienda ha experimentado altibajos en los últimos años. El estallido de la denominada burbuja inmobiliaria y la crisis financiera que se desencadenó tras la caída de Lehman Brothers cribó y diezmó a las empresas que formaban parte de él. Hasta ese momento habían obedecido la consigna bíblica, habían crecido y se habían multiplicado como las esporas. Cualquier avispado aspirante a enriquecerse rápidamente había entrado en el sector. Los bancos y las cajas fomentaban ambiciones y expectativas. Todo se desplomó de la noche a la mañana y los impostores se disolvieron. Los verdaderos profesionales, no tanto. Fue el caso de donpiso, una empresa nacida en 1984 que en ese peor momento estaba en manos de Habitat, el gran fiasco de Bruno Figueras. Luis Pérez, que había sido su fundador, se hizo cargo de ella, la afrontó y la enderezó. 

Hoy donpiso es, lo que ya es mucho. Y ha recuperado la velocidad de crucero sin icebergs. El año 2024, cuando cumple cuarenta, ha sido un ejercicio brillante para la empresa, con un aumento del 54 por ciento en el volumen de producción y del 40 por ciento en la plantilla de profesionales. Donpiso estudia ahora el aterrizaje en Argentina, Chile, Ecuador, México y Perú. La velocidad es de vértigo, pero Luis Pérez, que ahora es director general y máximo accionista, dice que no tiene vértigo. Porque ha visto pasar de todo.

Donpiso es una empresa que tiene un nombre fuerte en Cataluña –es difícil no haber oído hablar de ella–, pero con una historia propia muy agitada. Ha pasado por varias crisis y por varias propiedades…

En 1984 donpiso, que nace en Barcelona, es una de las primeras empresas que ofrecen una intermediación entre vendedor y comprador de pisos a nivel «industrial». Sí, así, entre comillas. Porque todo esto, la transacción entre particulares, antes se hacía de otra manera. Nosotros fuimos los propietarios desde aquel 1984 hasta 2001.

¿Quién era «nosotros» en ese momento?

Ángel Fernández –que debes conocer porque en un momento determinado fue candidato a la presidencia del Barça y todo eso le dio mucha repercusión– tenía el 80 por ciento y yo, que era el director general, el otro 20 por ciento. En 2001 Ferrovial –que también debes conocer– adquirió el 100 por ciento. Ángel se fue y yo me quedé como director general. Estuvieron hasta 2006.

¿Hablamos de lo que llamamos un pelotazo? Es decir, ustedes fundaron la empresa, la hicieron crecer rápidamente y la vendieron por un precio importante?

Podría decirte que sí, que fue una operación preparada, pero fue todo casualidad. Muchas cosas en la vida desde fuera parecen no sé qué y después resulta que son absolutamente casuales. Nosotros en el año 96 nos dimos cuenta de que de alguna manera teníamos que montar tiendas pequeñas en los barrios. Antes hacíamos estas operaciones desde un gran despacho lleno de comerciales; en la Ronda de la Universidad, concretamente. Las ventas se canalizaban a través de los medios escritos, de lo que entonces llamaban «anuncios clasificados». Clasificados en La Vanguardia, básicamente, en El Periódico o en el Avui.

Al principio, entonces, desde un despacho central nuestros comerciales se trasladaban a todos los barrios de Barcelona. A partir de un momento, pensamos que eso no tenía sentido, porque al final todo eran viajes de un lado a otro. Decidimos, por tanto, montar oficinas a pie de calle en los barrios de Barcelona. Quizás me equivoque en los datos, pero del 96 al 99 desplegamos unas cien en toda Cataluña. Cuando digo Cataluña me refiero básicamente a Barcelona, el área metropolitana y Tarragona, porque no teníamos licencia para actuar en el resto del territorio. Fuimos muy rápidos en montarlas, estas oficinas. Nos hicimos grandes. Llegamos a reunir 500 personas trabajando en donpiso.

Todo iba bien. Y en un momento determinado vino un asesor nuestro, nos dijo que venía de vender una empresa como la nuestra y nos preguntó si nosotros no la venderíamos. «Pues, no lo sabemos, haznos una propuesta». Digamos, entonces, que fue más el interés de aquel intermediario que el nuestro. Él contactó con Ferrovial y Ferrovial hizo la due diligence pertinente y la compró. Para nosotros esa venta fue positiva, porque reforzó el grupo. Tener detrás a Ferrovial nos dio la posibilidad de crecer muy rápidamente. De hecho, de las cien tiendas que teníamos en 2001 pasamos en 2006 a tener unas 380 en toda España. Digo 2006 porque ese año Ferrovial vendió toda la división inmobiliaria –donde estábamos nosotros– a Habitat. Donpiso ya era una marca muy conocida en el ámbito de la intervención inmobiliaria, pero, si además, tienes detrás una empresa como Ferrovial…

Aumentamos mucho las franquicias. Nosotros trabajamos con este sistema. Tenemos oficinas propias y también desplegamos franquicias, con el objetivo de crecer. Este es un negocio de personas y no hay tanta gente –no conoces a tantos– para poder abrir locales propios en Cádiz o en Huelva, por ejemplo. Buscábamos, entonces, a otros empresarios, los franquiciados, que montan un equipo propio para poder funcionar. Nuestro negocio es la compra y venta entre particulares, la intermediación, y lo hacemos con estos dos sistemas. Al final había más oficinas franquiciadas –unas doscientas– que propias –alrededor de ciento sesenta.

¿Qué pasa en 2006?

Bruno Figueras, que también te debe sonar…

Los gatos siempre caen de pie…

Bien. Bruno Figueras desde Habitat compra toda la división inmobiliaria de Ferrovial por 2.200 millones de euros. En ese momento yo siempre bromeaba diciendo que una cantidad así no existía. Eran muchos millones, muchos. En pesetas, ni te cuento… Figueras paga eso en el momento en que estalla la crisis…

La llamada burbuja inmobiliaria…

Sí, pero el problema no fue el tema inmobiliario, el problema fue el tema financiero. El sector inmobiliario sin el financiero no existe. La gente no puede comprar pisos sin los bancos. Fue un problema financiero, que estalló a raíz de la crisis de Lehman Brothers. Todo aquello fue un desastre. Si recuerdas, en 1991 ya hubo una crisis, antes de los Juegos de Barcelona. Aunque nosotros la notamos en 1993. Fue el mismo caso que la crisis de 2008, que se inició en 2006 y que la gente notó dos años más tarde. En esta segunda crisis se debe reconocer que los precios inmobiliarios se habían disparado, pero dos años más tarde, la caída de Lehman Brothers hace que estalle todo el sistema financiero. Y entonces, claro, uf!, todo se acaba. La gente no puede comprar sin un banco detrás. La gente no tiene 300.000 euros para comprar un piso. Necesita una hipoteca. Eso duró de 2006 a 2013. En 2013 vimos que la crisis terminaba cuando llegó un inversor que quería comprar un piso para alquilar.

Luis Pérez, director general de Donpiso. Barcelona 30.05.2025 | Mireia Comas
«Cuando estalla la crisis de 2006 nadie la había visto» | Mireia Comas

¿Por qué Habitat compra la división inmobiliaria de Ferrovial por un precio tan desorbitado cuando ya le había visto las orejas a la crisis?

¿Por qué? Porque no lo sabía. Porque no había visto nada. Es duro, pero ni lo sabía Habitat, ni lo sabían los bancos, ni lo sabía nadie. La crisis estalla en diciembre de 2006 y nadie la había previsto. Es así…

Pues, el señor Bruno Figueras hizo el negocio del siglo…

El problema no fue de Habitat, el problema fue de los bancos.

¡De 2.200 millones de euros!

Espectacular.

Hace esta adquisición y se le disuelve todo el negocio en cuestión de meses.

Se dieron cuenta tres o cuatro meses después de comprar.

Figueras enredó a tres o cuatro familias muy potentes de Barcelona…

No fueron ellos solo. Yo diría que, como todo el mundo cometió el mismo error, tampoco pareció tan grave. Porque al final Habitat es quien compra, sí, pero ¿quién pone el dinero? El BBVA, La Caixa, el Santander, el banco de no sé qué, la Caja de Huelva…

Y entonces?

Yo continuaba en donpiso. Habitat hizo suspensión de pagos, toda aquella historia… Había tanta gente afectada en ese momento, que íbamos a un hotel en la calle de Consell de Cent, porque no cabían en un despacho normal. Estábamos en un hotel como si fuera una convención. Es muy fuerte. A raíz de la adquisición todos los bancos habían querido poner dinero. Menos mal que la cuota final no lo permitía, porque no era necesario…

La inconsciencia era colectiva.

Del todo. Y al final, si nos equivocamos tú y yo, es que tú y yo somos burros. Si nos equivocamos todos, eso es otra cosa.

No lo entiendo. ¿No hubo señales previas que advertían de la magnitud de la próxima tragedia?

Claro que las hubo. Te lo explico. Te explico cómo funciona el negocio. Una promotora compra un solar, hace un proyecto y lo pone a la venta. Los interesados reservan los pisos que consideran. En 2005 todas las promotoras tenían muchos solares adquiridos y ya lo tenían todo vendido. Había aquella euforia que te hacía creer que, si no comprabas un piso, te quedabas atrás. ¿Qué tenían las promotoras cuando estalla la crisis financiera? Un montón de solares con todo vendido. Pisos vendidos en 2003, 2004, que comenzaban a escriturar en 2006. Aquello que vendes en 2003 lo escrituras en 2006, porque tienes que hacer toda la promoción, toda la documentación… Cuando empiezas a escriturar es cuando cobras. Y da igual que ya no reserves más pisos, porque estás cobrando todo lo de 2003 y 2004.

¿Qué pasa, entonces? Estas grandes empresas las llevan gente con mucho papel, sí, pero que no salen a la calle. No saben qué pasa en la calle. Esto es normal. Esta gente que hace las valoraciones cuando se miraron la división inmobiliaria de Ferrovial pensaron: «¡Esto es la leche!». Y la valoraron en 2.200 millones. Mientras tanto, nosotros ya sabíamos qué acabaría pasando. ¿Por qué? ¿A quién vendemos nosotros? Al señor que ese día se levanta y dice «Quiero comprar un piso». No a quien tenía el interés de comprar uno hace cuatro años. Y ya sabíamos que estaba pasando algo.

La división inmobiliaria de Ferrovial era de un gran volumen. Un gran volumen de solares, de edificios, de obra nueva. Nosotros éramos una parte muy pequeña. La valoración de donpiso dentro del grupo era de 92 millones. El 5,6 por ciento. Ferrovial Inmobiliaria era un monstruo. Tenía solares y edificios por todas partes. Ahora fíjate. La Semana Santa de 2006 es la primera semana desde el 2000 que vendemos menos pisos que el mismo mes del año anterior. Detectamos algo raro. No sabíamos que la cosa sería tan bestia. Pero en septiembre ya lo sabíamos, porque en septiembre vendíamos la mitad. En diciembre solo vendíamos el 20 por ciento. Fue muy fuerte aquella crisis, porque la gente dejó de comprar. Nosotros ya lo habíamos detectado todo, pero los bancos seguían dando hipotecas y no se dieron cuenta hasta la caída de Lehman Brothers, un año después.

La gente, antes de que los bancos ya no les dieran hipotecas, dejó de comprar. El mercado funciona así. La gente, no sé, tiene la capacidad de anticipar qué pasará. Te lo digo en serio. Ahora ocurre todo lo contrario. Desde enero, hace cinco meses, vemos que la gente se ha vuelto loca. Quiere comprar con una prisa que antes no tenía.

Las cifras que ustedes han pasado de la empresa correspondientes al año anterior son espectaculares. ¿Y ahora no tienen miedo?

¿Miedo?

Prudencia. ¿Y si vuelve a pasar algo parecido?

No. Te lo explico también. Los expertos dicen que los precios de los pisos ya se han situado al nivel que había antes de la burbuja. Eso es verdad, más o menos. No se puede generalizar, pero más o menos, de acuerdo.  Lo que no dicen los expertos o no piensa la gente es que han pasado diecinueve años. Con un IPC medio del 3 por ciento anual. Eso significa un 60 por ciento. O sea, realmente, si consideras este aumento, nos hemos situado en la mitad de lo que valían los pisos en 2006. Y nadie se da cuenta. «¡Hemos llegado al nivel de la burbuja!». Sí, claro, pero hablamos de hace diecinueve años. Un coche ahora vale el 140 o el 150 por ciento más.

También los bancos han cambiado todos los criterios.

Del todo. Se han ido al otro lado. Como es normal. Los bancos se quedaron una cantidad de pisos… Del 2006 al 2007, se vendían. No tantos, pero se vendían. A partir de 2008 la gente empieza a dejar de pagar las hipotecas y los bancos empiezan a quedarse con ellos. Se quedaron miles y miles. Todavía lo tienen en mente hoy. Y se han ido al otro extremo. Si quieres hacer una promoción, antes te daban el dinero para quedarte con el solar, para pagar el IVA, también. Y toda la construcción. Ahora no te dan nada para el solar. Cero. Da igual el cliente que seas. Del IVA, tampoco. Te dejan los gastos de lo que es la construcción. Todo lo que no es la construcción te lo tienes que pagar tú como promotor. Esto es un cambio importantísimo.

En cuanto al comprador, antes los bancos le prestaban el ciento diez por ciento de la hipoteca y ahora el setenta, y gracias.

Hasta el ochenta por ciento. Pero más que el porcentaje –porque eso ahora es una directiva europea– le dan como préstamo el 35 por ciento de los ingresos de la unidad familiar. Yo ahora compro un piso que vale 300.000 euros y tengo una nómina que me aporta 2.000. Quiero pedir una hipoteca por el 50 por ciento, de 150.000 euros. Si lo que sale a pagar es más del 35 por ciento de lo que yo gano, no me la darán. Esto evita lo que pasó en aquel momento. En aquel momento daban hipotecas a todo el mundo. Entonces es normal que los pisos subieran tanto, porque el que tenía uno para vender encontraba cuatro personas que querían comprarlo. Esto ahora no pasa.

Pero ha dicho antes que ahora vivimos una nueva euforia compradora.

Desde enero. En los últimos cinco meses, sí. Antes cuando vendían un piso tenías que convencer al propietario de bajar el precio, porque, si no, no lo vendía. Ahora el comprador ya no pide ninguna rebaja, paga el precio que le piden. Esto es un cambio de equilibrio total. Al final, cualquier mercado funciona si está equilibrado. Este, también. ¿Qué significa equilibrado? Que, si quieres vender un piso le fijas un precio, lo puedes vender en tres, cuatro o cinco meses, depende de cada situación. Y si quieres comprar un piso, igualmente, lo puedes encontrar en cuatro o cinco meses. Se desequilibra a favor de los propietarios cuando hay mucha demanda y poca oferta. O al contrario, durante la crisis había mucha oferta de pisos y pocos compradores.

El mercado de Cataluña –y sobre todo, el de Barcelona– por la singularidad política de nuestro caso, ¿es diferente al del resto del Estado?

Bastante más.

¿En qué sentido?

En el mercado de compra-venta, en ningún sentido. En el de alquiler, muchísimo. Es que no hay pisos.

¿Por qué? ¿Porque los propietarios no quieren alquilar con tanta regulación y fijación de precios?

Alrededor del ochenta por ciento de los propietarios de pisos de alquiler son particulares…

¡El ochenta por ciento! No es eso lo que oímos y leemos…

Eso lo dice la administración, no yo.

Luis Pérez, director general de Donpiso. Barcelona 30.05.2025 | Mireia Comas
«Todo el mundo sabe que las autopistas se colapsan cuando entran un 10 por ciento más de coches de los que caben» | Mireia Comas

Pero no es eso lo que se difunde. Las plataformas contra las hipotecas o el Sindicato de Inquilinas ofrecen unas cifras de grandes propietarios, de fondos de inversión o de buitres mucho más altas…

Yo no lo sé. Ni los cuento ni puedo saberlo. Digo que lo dice la administración. El problema de los alquileres se constata, a nivel de manifestaciones, desde hace un año, pero a nivel real, desde hace cinco. A raíz de la covid la gente empezó a darse cuenta de que era muy difícil encontrar un piso para alquilar en todas las grandes ciudades. Este es un problema global, de todo el estado. Más grave en Barcelona y en Madrid. ¿Cómo empieza esto? Todo el mundo sabe que las caravanas se forman en las autopistas cuando absorben un diez por ciento de coches más de los que caben. Un diez por ciento la colapsa. Esto ha pasado con los pisos turísticos. Hace ocho años había algunos, pocos, imperceptibles. En Barcelona hace diez años había 80.000 pisos en alquiler y quizás unos 500 turísticos. Esto no representaba ningún problema, pero fue creciendo cada vez más. Y lo han hecho los propietarios privados, porque los grandes fondos, diga lo que diga la Plataforma, no tienen pisos para alquilar. No los pueden gestionar. Un piso turístico requiere mucha dedicación, es casi como un hotel.

Hay empresas que lo hacen…

Empresas, pero no los fondos. Hay empresas que hacen negocio, sí. Pero no es eso que dicen de los fondos. Dicen que tienen tantos pisos porque compraron paquetes a raíz de la crisis y que los dedican al turismo. No es verdad. Estos no lo hacen. No tienen la capacidad para hacerlo. Da igual. En todo caso, cuando surge con fuerza la cuestión de los pisos turísticos, de los 80.000 que había en alquiler 8.000 se van. ¿Por qué? Porque si tú tienes un piso y sacas 1.000 euros mensuales de alquiler y puedes doblarlos si lo haces de otra manera, la mayoría de la gente se decanta por esta segunda opción. Miles de pisos, entonces, se van del mercado habitual por esta vía. Cada año más. Llegó un momento en que un 20 por ciento de pisos turísticos habían dejado el mercado convencional. ¡Ya tenemos la caravana! Suben mucho los precios, se sitúan fuera del alcance de un trabajador normal y las administraciones comienzan a regular el tema.

Usted atribuye, entonces, el aumento del precio del alquiler a la irrupción del apartamento turístico.

Lo que sé seguro es que el problema es la falta de oferta, la falta de pisos en el mercado. Y eso no se justifica por una sola causa. Faltan pisos, en primer lugar, porque la administración no ha hecho suficientes de protección oficial. Vas a Europa y los países tienen el 15 o el 20 por ciento de viviendas de protección oficial. En España no supera el 2 por ciento.

Entonces, en el caso de Barcelona, llega el ayuntamiento y exige a las inmobiliarias que destinen el 30 por ciento de cada nueva promoción a venta o alquiler de protección oficial.

¿Y la gente sabe cuántos pisos nuevos se han hecho en los últimos nueve años desde que se aprobó esta normativa?

¿Cuántos?

Ninguno.

¿Ninguno?

Es que no se han hecho. Ni unos ni otros.

En mi barrio, Poblenou, hay un montón de grúas…

Deben ser oficinas. A ver, no es que no se haga ninguno, pero se hacen poquísimos. ¿Por qué? La normativa del 30 por ciento puede estar teóricamente muy bien, pero en la práctica no funciona. Porque este es un país de libre mercado, no comunista. El problema es que están haciendo reglas comunistas en un país de libre mercado. Y eso no funciona. Tanto como el propietario individual de un piso acepta una propuesta de alquiler de Airbnb porque le puede rendir el doble y no la de una familia, el propietario de un solar no acepta que antes valiera tanto y que ahora valga tanto menos el 30 por ciento. Decide no venderlo, entonces. Cuando haces un piso de VPO en Barcelona, aproximadamente el precio es de 2.200 euros el metro cuadrado, una vez construido. Hacer el piso, si te regalaran el solar, cuesta 1.400, más impuestos… El AJD [Impuesto de Actos Jurídicos Documentados] de la división horizontal, el AJD de la agrupación, el AJD de la hipoteca… La gente no sabe la cantidad de impuestos que tienes que pagar cuando haces un edificio. No tiene ni idea.

Eso se aprobó durante la alcaldía de Ada Colau. ¿Por qué ahora Jaume Collboni no retira o reduce este porcentaje del 30 por ciento?

Yo ahora me meto en un jardín donde no debería meterme… Mira, los socialistas saben que todo esto no va a ninguna parte, pero, claro, para gobernar necesitan a los Comuns. Los Comuns son comunistas, tan respetables como usted quiera, pero viven en el país donde viven. Tú puedes aplicar normas comunistas en un país comunista, pero en una sociedad de libre mercado eso no funciona. Porque la gente, toda la gente que te tiene que acompañar, no lo hace.

Construir pisos de protección oficial…

Puedes ser una solución, sí.

Ahora el presidente Illa dice que harán 50.000. ¿Se lo cree?

Claro. ¿Por qué he de dudar de su palabra?

Yo qué sé. Usted trabaja en el sector y le pregunto si lo ve factible. En el tiempo, eh… ¿De dónde sacarán el suelo? En Barcelona no hay nuevo.

Sí que hay.

¿Dónde?

Lo tiene la administración. La administración tiene una barbaridad de terrenos.

¿Dónde? ¿En Barcelona?

Sí.

Por ejemplo?

En toda la parte de la Ronda de Dalt, de la Trinitat. Allí tienen para aburrirse. La administración tiene mucho, incluso en Barcelona. Tú, Vicent, que sabes cómo va la vida, ¿sabes de quién es la Sareb?

La sociedad que gestiona los activos inmobiliarios considerados «deteriorados» procedentes de los bancos y las cajas que necesitaron una inyección pública.

Muy bien. ¿Sabes quién es el mayor tenedor de pisos, desde la crisis, con diferencia, multiplicado por veinticuatro? La Sareb. ¿Cómo es que la gente no les dice: «¿Pero qué dices, qué me estás contando?

Ya se lo dicen, pero ellos responden que son pisos que a menudo ya no están en condiciones…

Pues, que los arreglen. Los políticos, que son muy listos, ven que la gente empieza a inquietarse y a manifestarse por el precio de los alquileres. Eso es normal. Si tú estás trabajando y no puedes alquilar un piso, algo falla, porque deberías poder alquilar uno. Eso es evidente. Los partidos empiezan a ver esto y te crean el relato. ¿El relato cuál es? Que esto es culpa de los fondos buitres, de los grandes propietarios, de los especuladores… Yo creo que no saben ni qué es especular. Comienzan a inventarse una serie de palabras para crear un relato, porque la gente que se queja encuentre un culpable. Pero ¿quién es el responsable realmente? ¿De quién es la responsabilidad? De la administración. Tú no has hecho pisos VPO [Vivienda de Protección Oficial] en los últimos veinte años. Entonces apuntan a otro culpable. El culpable son estos otros.

Entonces toma vuelo la Plataforma de Afectados por la Hipoteca que carga contra los desahucios… Y Ada Colau, en el caso del ayuntamiento de Barcelona, llega a la alcaldía…

Los desahucios fueron el gran error en España en conjunto. Tú no puedes echar a una familia de una casa porque no puede pagar la hipoteca. Eso es horroroso.

No entiendo por qué no se puede distinguir al que no paga una hipoteca porque no quiere y al que no la paga porque no puede…

Eso es superfácil. Hablo de aquel momento. En aquel momento era evidente que la gran mayoría de la gente que no podía pagar una hipoteca era por la crisis. Lo sabía todo el mundo. Hubo una crisis espectacular. La gente se quedaba en el paro. Y era evidente que no era una trampa, que no se trataba de gente que quería aprovecharse de la situación o del sistema. En Europa pasó igual, pero no hacían desahucios. Allí aplazaron el pago de esas deudas con el sistema que fuera.

De acuerdo. Ahora pensemos en el pequeño propietario, en aquel que ha comprado un piso como inversión y que de repente se encuentra con una familia o con alguien que no le puede pagar el alquiler porque no puede, en una situación de vulnerabilidad…

Si te pasa eso, tienes un problema. Un problema grave. ¿Y qué han hecho? En primer lugar, atribuir la culpa a quien no la tiene. Son cosas totalmente diferentes. Después, el tenedor de pisos más importante a distancia desde la crisis en España es la Sareb, el Estado. Pues, que pongan sus pisos en alquiler social, en lugar de apuntar hacia otro lado. Tercero, han hecho normativas absolutamente políticas. Porque los socialistas –que yo creo que saben que eso no funciona–, tanto en España con Podemos como en Cataluña con los Comuns, se ven obligados a hacer políticas de comunistas. Otra cosa sería que dijeran: «Pues, cambiamos de modelo y, en lugar de vivir en una economía de mercado, hacemos un país comunista». Entonces, sí.

Luis Pérez, director general de Donpiso. Barcelona 30.05.2025 | Mireia Comas
«Una persona que tiene unos ahorros aquí sí que puede comprar un piso»| Mireia Comas

Mientras tanto, nos encontramos con jóvenes que cobran salarios muy reducidos, no pueden pagar un alquiler y se ven obligados a cambiar de ciudad, en el mejor de los casos. ¿Debemos resignarnos?

A ver, una persona que tiene unos ahorros aquí sí que puede comprar un piso.

¿Y si no tiene? ¿Cómo va a tener con los salarios que se cobran ahora?

Si no tiene, no puede comprar. Pero eso ha pasado siempre. Ese es el problema. Cuando yo tenía treinta años tampoco podía comprarme un piso. Empiezas alquilando un piso, vas ahorrando y luego te compras uno.

Pero si ya no puedes ni pagar el alquiler…

De acuerdo. Ese es el problema. El problema no es que no lo puedan comprar, el problema es que no lo pueden ni alquilar. ¿La solución? No la hay. Hoy no la hay, a menos que creamos en los milagros.

Ha dicho antes que el Estado, las administraciones, deberían construir más viviendas de protección oficial…

Me has preguntado por hoy. Con el tiempo, si construyen muchos pisos de protección oficial, si activan la Sareb como es debido, eso se podría ir arreglando…  Idealista, que tiene un portal donde aparecen los pisos de alquiler, dice que en 2005, hace diez años, tenían 80.000 pisos en cartera en Barcelona. Ahora tienen 20.000. Este es el tema. Si tenían 80.000 y el mercado estaba equilibrado y quien quería alquilar un piso lo alquilaba, ahora tienen 20.000 y faltan 60.000 Pero faltan más, porque Cataluña cada vez tiene más gente. ¿Cómo se puede arreglar esto? Hay la vía lenta, que consiste en hacer miles de pisos, que es la que ha elegido el presidente Illa. Lo hará. Porque tienen los terrenos y deben tener el dinero, porque con los impuestos que cobran al sector inmobiliario… Si quieres, hacemos números.

Si fuera tan fácil. Los impuestos y el gasto público no son vasos comunicantes directos. Los que se recaudan en un sector no van a parar directamente al mismo sector…

Si el problema es tan grave, deben encontrarlos. Es una cuestión de prioridades. Y si no es tan grave, no hace falta que hagan nada.

El problema es muy grave, sí. Pero también es grave la situación de la sanidad pública o la financiación de la ley de dependencia.

El sector inmobiliario tiene una ventaja. Y es que al final te puedes autofinanciar. Tal como se financia un particular o una empresa, la Generalitat, que no tiene intención de lucro, también puede hacerlo.

Una parte, sí, pero la otra la tendrán que aportar ellos.

No. Porque cuando haces una promoción de VPO, como el terreno es tuyo, solo les queda la construcción. Ya te lo he comentado antes. En una promoción inmobiliaria particular, la construcción la financia la banca. Solo tienen que hacer frente a la construcción. Quien vaya a ese piso debe pagar un alquiler, y con ese alquiler, sin el gasto de los terrenos ni los impuestos, puedes pagar la hipoteca. Parece muy simple todo lo que te estoy diciendo. Yo no sé qué números ha hecho la Generalitat, pero podrían ser estos. Esta es la solución lenta. No puedes hacer pisos en seis meses, tienes que hacerlos en cuatro o cinco años. Y hay más. Cuando Idealista dice que antes había 80.000 pisos de alquiler y que ahora solo hay 20.000. Faltan 60.000. ¿Dónde están? Con la normativa actual la gente no los quiere alquilar.

Quiero que lo entiendas como si el piso fuera tuyo. Al final, la gente que tiene un piso tiene un patrimonio. Es su patrimonio. Está muy bien decidir las condiciones de alquiler de las viviendas de los demás. Y los propietarios te pueden decir: «De acuerdo, sí, pero con el piso de mi vecino. Con el mío, no». Eso hay que entenderlo. La gente ahora tiene que alquilarlo al menos por cinco años. Eso antes no pasaba. Y piensan: «¿Y si lo necesito yo antes de esos cinco años?». También piensan: «Ostras, con la normativa actual, si dejan de pagarme, no puedo hacer nada. Tengo el piso, pero no lo cobro». Y quizás tienen que pagarle la hipoteca. La solución es sacarlo del alquiler y esperar, si puedes, o venderlo. Pueden esperar los que no pagan una hipoteca y tienen una economía saneada.

Vuelven al problema inicial. ¡Esto es un bucle!

En todo caso, si hay un problema social, ¿quién debe hacerse cargo? La administración. No el propietario del piso. Ahora lo tiene que hacer el propietario. Si haces que sea él quien tenga el problema, te guste o no te guste, él sacará si puede el piso del mercado. Tiene que hacerse cargo la administración.

Ha quedado claro. Recuperemos el hilo del principio. Habitat quiebra y entonces ¿qué hacen ustedes en donpiso?

Hablamos con los acreedores y nos quedamos con la empresa.

Antes le he preguntado si no les da respeto tener unos resultados como los del año pasado en un sector tan incierto…

No. Ya sabes cómo funciona esto de los beneficios aquí. Yo tengo el 70 por ciento de donpiso y los otros directivos, el 30 por ciento restante. Bueno, pues yo tengo un sueldo. No gano nada de los beneficios de donpiso.

Esto puede ser difícil de creer…

La gente puede pensar que eso se lo queda el propietario. No, no, no. Los beneficios los reinvertimos todos.

¿No reparten dividendos entre los accionistas?

No. Nunca.

Esto es una empresa catalana como Dios manda.

No sé si es como Dios manda…

¡Cuidado! No se lo digo con ironía. En este país esto es una constante que se repite a menudo.

Ya le digo, nunca hemos repartido beneficios. Nunca. Todo es para reinvertir.

Pues, la pueden meter aún más, porque, si la historia llega un momento en que no funciona, no habrán sacado ni un provecho personal…

Nosotros llevamos casi 41 años. De crisis, hemos sufrido unas cuantas. Hemos tenido hasta ahora la habilidad de poder salir de ellas. Por eso no repartimos beneficios. Las hemos pasado y, si viene una nueva, tendremos suficiente capacidad, suficiente resistencia, para salir de nuevo. Al menos así lo vemos ahora…

Dicen en su resumen anual que están mirando la posibilidad de establecerse en Ecuador, Chile, Argentina, Perú… Juegan fuerte. ¿Conocen aquellos mercados, la situación de cada país?

La noticia es correcta, pero quizás no se explica bien. Nosotros no iremos como donpiso. Ni a Argentina, ni a Ecuador, ni a Perú. Pero tenemos gente que viene porque quieren abrir oficinas de donpiso en esos países. Pero no somos nosotros quienes iremos para hacerlo. ¿Qué hacemos nosotros? Darles una máster franquicia. Ellos serán quienes las abran. Y ellos conocen el país. Yo no me atrevería a hacerlo. Ni conozco el país, ni soy de allí, ni estoy loco. [Ríe].  En su día todo el mundo iba a Brasil y han vuelto todos.

Luis Pérez, Director General de donpiso / Marta Cardenal
«Pagamos un millón de euros por la marca donpiso» / Marta Cardenal

Yo recuerdo el caso de editorial Bruguera de los años setenta. O ahora el de Prisa.

Cuando vas a un lugar tienes que tener a alguien que lo conozca y que se haga responsable. ¿Sabes por qué tenemos este tipo de solicitudes? Me quedé sorprendido cuando me lo explicaron. Por el fútbol. Les he preguntado a las personas que venían de Argentina interesadas en nosotros: «¿Por qué? ¿Por qué este interés?». Y me han respondido que era por el fútbol. En la era Messi, mucho más. Cuando el Barça juega sale donpiso. Los argentinos se miraban todos los partidos. Los argentinos y, en general, todo el continente.

En 2009 ustedes se quedan con la empresa…

La empresa, no. La marca. Pagamos un millón de euros.

¿Y cuánto vale ahora donpiso?

No tengo ni idea. Y no te lo digo porque no quiera, sino porque no lo sé.

Ya. ¿Y no han sentido en ningún momento la tentación de volver a venderla, como cuando terminaron en Ferrovial?

Te lo he explicado. Nosotros ni lo buscamos en aquel momento ni lo buscamos ahora. No estamos por esa historia. Es que ni te lo planteas. Nosotros somos una empresa bastante familiar. Los directivos somos familia y aquí hay gente que trabaja desde hace cuarenta años. Esto es inverosímil en una empresa de este sector. Más de la mitad de nuestra plantilla lleva veinte años trabajando aquí. Cuando digo familiar no digo que seamos todos primos, pero al final somos todos los mismos. Yo no pienso en una empresa para ganar la leche y venderla y ganar aún más. Yo pienso en la empresa para ir tirando como mejor podamos. Es un lugar de trabajo. Y cada mes intentamos vender para que siga funcionando. No te digo que todo esto lo hago por la gente. No quiero pasarme de la raya, pero nos lo miran así.

Cuatrocientas cincuenta personas…

En toda España. Y ahora serán más. Es mucha gente, aunque en algún momento fuimos mil doscientos.

Familia numerosa…

En todo caso, esto funciona solo. La gente lleva mucho tiempo y sabe qué tiene que hacer. Ya lleva muchos años y es de confianza.

Antes hablaba de Idealista. Esta manera de vender cambia las cosas… La gente que trabaja aquí ahora ya no debe hacer de comercial, ya no debe salir a la calle…

También. Escucha, nadie compra un piso mirándose un vídeo. Nadie. Pero ¿qué ha cambiado? Lo que ha cambiado básicamente es que antes la gente compraba un diario y allí veía: «Piso 80 m2. 2 H…». Y ahora encuentran un vídeo en Idealista.

¿Un vídeo que hacen ustedes?

Sí.

¿Entonces, ellos qué hacen?

Ellos son un portal que trabaja con todos.

¿Se quedan con un porcentaje?

No, no, no. Son una plataforma. Venden espacios. Nosotros y muchos más compramos para poner nuestros productos. Y no ha cambiado absolutamente nada. Solo que el comprador, en lugar de leer cuatro referencias básicas en un texto breve en el papel de un diario, se mira un vídeo en Idealista. Quien dice Idealista dice cualquier otro portal de los que hacen el mismo trabajo. Pero al final te llaman a ti o te envían un correo diciendo que están interesados en ver ese o aquel otro piso. Y el comercial hace el mismo trabajo.

¿Usted vive de alquiler o el piso es de propiedad?

Yo vivo alquilado.

¡En casa del herrero, cuchillo de palo!

Ya, qué le vamos a hacer, pero no tengo ningún piso a mi nombre.

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