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Los minoritarios del Sabadell llevarán a la junta la oposición a la OPA

Los accionistas minoritarios del Banco Sabadell han sido la voz inversora más reticente a aceptar la OPA hostil lanzada por el BBVA el pasado mes de mayo. El presidente de la asociación que los agrupa, el exdiputado de Unió Jordi Casas, ha reiterado siempre que ha podido que las condiciones de la oferta infravaloran al banco catalán, y que la alternativa vasca no es suficientemente atractiva para que el inversor retail se lance a hacer un cambio de papeles. «No he hablado con nadie que me haya dicho que la encuentra interesante«, declara el portavoz de la entidad accionarial, el economista y profesor de la UAB Joan Llonch, en conversación con el Món Economía. Sobre esta certeza, llevarán la oposición a la junta general de accionistas del próximo jueves, en un previsible cara a cara con los fondos institucionales que sí quieren una fusión. «Dejaremos claro que el planteamiento del BBVA no nos interesa, ni económicamente ni desde el punto de vista emocional», añade Llonch.

Tal como recuerda el portavoz, la oferta supuso un terremoto entre los minoristas. Una inmensa mayoría de los 40.000 inversores que conforman el atomizado capital del Sabadell son pequeños inversores, a menudo también clientes del banco, que concentran el 48% de los títulos. En las primeras semanas «aún había más dudas» sobre el atractivo de la oferta vasca. El avance de ambas entidades, sin embargo, ha alejado la posibilidad. «Cada vez interesa menos ir al intercambio de acciones», comenta el portavoz. Cabe recordar que, en los niveles de cotización actual, el planteamiento de Torres genera una prima negativa para los accionistas vallesanos -es decir, pierden valor si acuden a la OPA-. El margen hasta valorar correctamente al Sabadell, además, es amplio: la permuta que aún hay sobre la mesa valora la entidad en unos 2,2 euros por acción, mientras que su valor contable se encuentra en torno a los 2,9. «En igualdad de condiciones, el Sabadell tiene un precio bastante más elevado que el que plantean», sentencia Llonch.

La junta de accionistas del próximo jueves, la primera después de la OPA -y también la primera desde el regreso a Cataluña- debe servir para poner las cifras sobre la mesa. El desequilibrio de la oferta del BBVA, opina Llonch, «se ha mencionado de manera muy genérica, sin concretar números». Sin embargo, la guía de resultados para los próximos años que presentará el consejero delegado César González-Bueno en la Fira de Sabadell debe ofrecer a los inversores una imagen detallada del futuro inmediato de la compañía. Además, el CEO aprovechará para recordar las perspectivas inmediatas para el balance vallesano: unos 2.000 millones de euros de beneficio, tras ganar más de 1.800 en 2024, y un payout del 60% para los accionistas. «Tradicionalmente, la directiva había sido más conservadora, y no pasaba del 40-45%», celebra el portavoz de la asociación de minoritarios. Así, los motivos para acudir a la oferta vasca se han erosionado con los meses.

Fachada del edificio ‘La Vela’, del BBVA en Madrid / EP
Fachada del edificio ‘La Vela’, del BBVA en Madrid / EP

Un «banco latinoamericano»

Parte del interés del BBVA sobre el Sabadell radica en su geografía. La mayoría del negocio de la entidad que preside Josep Oliu proviene del Estado español, con una participación creciente del Reino Unido. Se trata de dos mercados razonablemente saneados, de los más seguros del planeta. Por su parte, BBVA concentra más del 60% de sus ganancias en mercados emergentes, con México a la cabeza. La inestabilidad económica del Cono Sur, alerta Llonch, «preocupa» a los inversores minoritarios. «Si intercambio, me darán acciones de un banco que tiene el 60% en dos países que cualquier día pueden tener un susto», añade. El futuro inmediato de la economía mexicana, acosada por los aranceles de Trump; o de la turca, que solo comienza a recuperarse de una espiral inflacionista gigantesca, deja un sabor amargo entre el pequeño capital: «no saldremos de unas acciones que van bien para meternos en otras que no sabemos cómo irán».

En este sentido, Llonch asegura que sería más fácil para el minorista acercarse a la propuesta de BBVA si la OPA fuera en efectivo. «Habría más posibilidades de que la gente se apunte, porque vendes las acciones y te olvidas», prosigue. Sin embargo, la entrada en la estructura del BBVA plantea «cambios en el margen de negocios» que asustan al mercado, especialmente cerca de un ciclo de tensiones geopolíticas. Además, duda de los beneficios de la operación en el sector bancario actual. El discurso de Torres y la directiva vasca se centra en las posibilidades de un «banco más grande» en una industria cada vez más concentrada. El pequeño accionista, sin embargo, sostiene que «no hace falta ser más grandes para ser mejores». «El Sabadell es un banco de aquí, no pretende ser global», afirma Llonch. Y la apuesta funciona, como demuestran los resultados anuales.

Con todo, el capital catalán rechaza una oferta que, además, se ha impuesto con formas dudosas. «No nos ha gustado la prepotencia del BBVA en su comunicación», critica Llonch. A su juicio, el presidente del banco vasco asumía el éxito de la oferta, y daba por hecha la adhesión acrítica del conjunto del capital. «Nos ha parecido que nos trataban de bobos», concluye el experto catalán, que aún espera que el oponente «nos trate como adultos y presente una oferta convincente». A la espera de las decisiones de la CNMC y el gobierno español, el Banco de Bilbao tiene hasta el verano para reformular sus términos.

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