La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia ha abierto de par en par las puertas al BBVA para adquirir el Banco Sabadell. El resultado de la fase 2 de estudio de la OPA hostil que presentó el banco vasco en mayo de 2024 ha dejado prácticamente intactas las propuestas que la directiva de Carlos Torres concretó tras cinco reuniones con la Sala de la Competencia. Y lo ha hecho sin el apoyo del mundo empresarial de Cataluña, el territorio más afectado por la potencial fusión -como reconoce la misma nota de la comisión, que detecta especiales amenazas para los negocios del Principado y Baleares-. La luz verde otorgada por el equipo que lidera Cani Fernández solo amortigua parcialmente el agujero de crédito que sufrirán las pymes catalanas -de hasta 75.000 millones de euros, según Foment del Treball- durante tres años, y limita a 18 meses un leve amparo para los consumidores que priorizan la atención presencial. El conjunto del tejido de negocio catalán, así como las administraciones, han coincidido en tildar de «insuficientes» los límites impuestos por la autoridad española. La Comisión deja margen al Banco de Bilbao para ejecutar una oferta que, según el catedrático de Economía de la UPF, Oriol Amat, «no tiene nada de beneficiosa» para los clientes de todo el Estado. «No tenemos nada que ganar. Como mucho, algunos perderán un poco menos durante unos años«, lamenta el académico. Por su parte, el secretario general de Pimec, Josep Ginesta, sostiene la postura de su organización: los remedios publicados, a su parecer, no abordan los «riesgos estructurales» de la operación.
La Comisión, cabe decir, solo ha hecho pública la nota con la que confirmó su dictamen el pasado miércoles. Ni las empresas, ni las instituciones, ni siquiera la Autoridad Catalana de la Competencia han tenido acceso al informe completo que ha servido para aprobar unas condiciones ampliamente favorables a BBVA. Así lo denunciaba el presidente de la ACCO, Roger Loppacher, que reclamaba «la resolución completa» para analizar en profundidad el alcance de los agravios que causará la potencial fusión. Con las informaciones que ya son públicas, sin embargo, ha sido suficiente para que tildara de «insuficiente» el mandato de la CNMC. «El acceso a crédito para las pymes ha mejorado, pero aún queda restringido en buena medida», lamentaba Loppacher. El informe, cabe decir, tiene en cuenta la especificidad de Cataluña y Baleares respecto a la concentración bancaria que provoca la OPA: al conjunto del Estado, obliga al Banco de Bilbao a mantener las condiciones de crédito durante tres años a aquellas empresas que concentren más del 85% de su financiación en las dos entidades afectadas; mientras que en el Principado y en las Islas, el umbral cae hasta el 50%. El nuevo margen, sin embargo, no convence a los empresarios: «pensamos que el límite aún es excesivo, debería bajar mucho más», lanza Ginesta, en conversación con Món Economia. Similar es la lectura de Amat, que asegura que «sería ideal que el límite fuera bastante más bajo, para salvaguardar la situación de más empresas».
Además de un límite demasiado elevado para garantizar las condiciones de crédito, la patronal lamenta que el calendario de los compromisos es mucho más corto de lo que habían reclamado. A juicio de Pimec, los remedios a los problemas de competencia causados por la OPA debían durar cinco años garantizados. El documento de Competencia, sin embargo, reduce hasta tres años la aplicación mínima, y deja a discreción de la misma CNMC solicitar los dos restantes. Para Ginesta, un límite tan corto es problemático, dado que la financiación a largo plazo de las empresas se planea mucho más allá de un trienio. «El 3+2 es condicionado, porque el juez es la misma Comisión», lamenta el secretario general. La CNMC ha demostrado, a lo largo de la cobertura de la OPA, «compartir» algunas de las tesis del comprador. Así, el tejido de negocio catalán «duda» de que su vigilancia sea imparcial. Y añade: «sería lógico que el supervisor no solo tuviera en cuenta la información de BBVA, sino también la que puedan ofrecer las pymes». La intención de incorporar el diagnóstico empresarial, sin embargo, no forma parte del plan de Fernández, que ya dejó fuera 79 entidades del primer test de mercado, y abrió una pequeña ventana en el segundo -que también ha dejado fuera a varios agentes representativos, como por ejemplo Foment del Treball-.

Recelo por el test de mercado
La decisión de Competencia ha llegado tras una fase 2 accidentada, que ha durado mucho más de lo que esperaban los bancos implicados. Las asociaciones empresariales, sindicatos y entidades económicas que la CNMC expulsó de su estudio han presentado batalla: sin ir más lejos, tanto Foment como la UGT llevaron a la Audiencia Nacional la negativa de la autoridad española a incorporar sus valoraciones a la investigación. La presión se hizo lo suficientemente intensa como para obligar a Fernández a convocar un segundo test de mercado, que abrió la puerta parcialmente al tejido de negocio. A pesar de que continuó dejando fuera a la mayoría de agentes afectados, sí llamó a participar, entre otros, a Pimec. Sin embargo, las entidades que han tenido acceso al segundo examen no han quedado muy satisfechas.
Fuentes conocedoras del proceso explican a Món Economia que las cuestiones planteadas por la CNMC tenían un «claro sesgo» favorable a los intereses de BBVA. «Nos plantearon un análisis de dos escenarios: una OPA sin condiciones y una con condiciones», explican las mismas voces. Así, no pudieron defender ante la autoridad la postura de la mayoría del sector privado: que la situación idónea es, de hecho, la que no contempla la OPA. Los participantes, aseguran las mismas voces, trasladaron esta preocupación a la autoridad de competencia, sin obtener respuesta alguna de su parte.
Crédito estancado en tiempos de crecimiento
En sus últimos estudios del tejido empresarial, tanto las principales patronales catalanas como las Cámaras de Comercio apuntaban a la necesidad de una financiación robusta para las pequeñas y medianas empresas. El tejido industrial del país, coinciden los agentes económicos, necesita consolidarse en modelos de valor añadido, un camino que debe estar pavimentado con nuevas inversiones. Los negocios catalanes se encuentran en un buen momento para acceder a ellas, dado que han mejorado sustancialmente su solidez financiera. La absorción del Sabadell, sin embargo, puede frenar la mayoría de estas iniciativas. «Sabemos que solo se garantiza el crédito que ya existe, y que caerá el crédito disponible», advierte Ginesta. Es decir, los compromisos no contemplan ninguna garantía para los préstamos de nueva creación: las empresas que busquen aumentar su capacidad productiva, o las emergentes que planteen un nuevo modelo de negocio, sufrirán préstamos mucho menos favorables que los que se ofrecen actualmente. «El nuevo crédito llegará en peores condiciones, tanto en volumen como en servicios asociados», coincide Amat.

El economista, además, advierte de una pérdida de competitividad importante respecto a otras regiones europeas, en tanto que Cataluña ya se encuentra, incluso antes de la OPA, entre los territorios comunitarios con una peor tasa de concentración bancaria. Es decir, las empresas del país ya sufren más que la media de los 27 para acceder a financiación, y aún lo harán más si la compra del Sabadell sigue adelante. «Llueve sobre mojado, porque nuestro punto de partida ya es malo», advierte el catedrático, en comparación con el resto de la UE.
La compra sin fusión, una solución parcial
Las condiciones de la CNMC, cabe recordar, son solo una parte de las que definirán los términos de la OPA. La próxima semana, el ministerio de Economía comenzará su propio estudio para determinar si inicia la conocida como fase 3, un diagnóstico adicional que servirá para que la Moncloa imponga nuevos límites a la oferta fuera del ámbito de la competencia bancaria. El ejecutivo no puede prohibir la compra, pero sí puede evitar la fusión de los dos bancos, y obligar al BBVA a mantener viva la marca Sabadell sea cual sea el resultado. Para Ginesta, un obstáculo como este «condicionaría mucho» los efectos sobre el mundo empresarial. «No es lo mismo que haya un mantenimiento de la marca y solo cambie la titularidad, que no que desaparezca completamente», reflexiona el dirigente patronal. Sin embargo, la supervivencia del Sabadell sería solo temporal: como alerta Amat, «la entidad mayoritaria siempre logra imponer su estrategia, y la absorbida se va diluyendo». Una compra sin fusión, entonces, reduciría sustancialmente la rentabilidad del proyecto, pero no necesariamente mejoraría los «problemas estructurales» que plantea para los clientes -particulares y corporativos- del Sabadell.