Josep Oliu es profeta en su tierra. Desde el retorno de la sede social del Banco Sabadell a su hogar histórico, en el número 20 de la plaza Sant Roc, los accionistas le han dedicado más de una y más de dos hagiografías. Uno de los históricos, Josep de Marfà, ha cantado las loas del presidente y del consejero delegado, César González-Bueno. «Haré algo que le gusta mucho al presidente Pujol: hablar de los apellidos de mi interlocutor», decía Marfà ante medio millar de inversores, la inmensa mayoría clásicos de las juntas antes de la fuga a Alicante tras el referéndum de independencia del 1 de octubre de 2017. «El Sabadell, en Sabadell«, sentenciaba el accionista; una máxima con la que Oliu empezó a estar de acuerdo en mayo de 2024, bajo la inmensa presión de la OPA hostil del BBVA. Si entonces erigió la primera pared contra las ambiciones del presidente del Banco de Bilbao, Carlos Torres; este miércoles parece haber terminado la fortaleza, con las tropas en formación. El sí búlgaro de las dos juntas de accionistas extraordinarias a la venta del TSB al Banco Santander por 3.400 millones (99,6%) y el macrodividendo de 2.500 millones de euros (99,7%), como consideran la mayoría de analistas financieros, pone a Torres y los suyos contra las cuerdas; e incluso el consejero delegado, Onur Genç, insiste en que la hipotética derrota no sería en ningún caso una humillación. «Si el Sabadell no sale, pues no sale. Pasemos página«, remarcó durante su propia presentación de resultados.
Durante el encuentro con accionistas, que ha durado toda la mañana del miércoles, Oliu tuvo que esforzarse para dar un puñado de pasos sin que lo detuviera un accionista para charlar. Hay para eso y para mucho más, a ojos del inversor sabadellense: el «último as en la manga» del BBVA, como lo describía un relevante inversor catalán, no ha servido para borrar los problemas financieros de la OPA. Tras dar las primeras pistas sobre su plan financiero hasta 2028, con un exceso de capital de 36.000 millones de euros a repartir entre el accionariado, el Banco de Bilbao ha logrado reducir la prima negativa hasta cerca del 8%. El monto es mucho menor que a finales de julio, cuando la brecha entre la valoración del Sabadell y la oferta de intercambio del BBVA superaba el 15%, una ratio «inasumible» para la Vela según varios especialistas de los mercados financieros.
¿El BBVA, margen de maniobra?
Por ahora, la ecuación que planteó Torres a finales de abril de 2024 infravalora al banco opado en entre 1.200 y 1.300 millones de euros, más de una cuarta parte del capital adicional que ha logrado generar el primer semestre del año. Durante la jornada, el mercado ha llevado a los dos implicados de la mano, con subidas en torno al 2% -unas cuatro décimas de diferencia a favor del BBVA-. A la entrada de la pausa del verano, y a punto del período de aceptación que iniciará el folleto de la CNMV previsto para septiembre, entonces, el Sabadell ha impedido que se revierta una tendencia alcista que comenzó casi inmediatamente después de la oferta. Continúa aquel «descarrilamiento» al que ha aludido a menudo González-Bueno, mientras los pequeños accionistas sentencian que «a este precio no irá nadie a la OPA».

El margen de maniobra del BBVA es amplio, pero no tanto como intenta proyectar la directiva de Carlos Torres. A juicio del mercado, hay capital para asumir una subida del precio de la OPA tras reportar un exceso de capital sobre la ratio CET1 del 12% de 4.500 millones de euros. Ahora bien, fuentes financieras recuerdan que los inversores institucionales han indicado a la Vela que preferirían no vaciar la tesorería. «No quieren que se vuelvan locos», declaran estas voces. En un sentido similar, el primer directivo vallesano ha recordado a menudo que el mercado suele premiar los títulos del banco opante siempre que «bajan las probabilidades» de adquirir el Sabadell -como lo hizo después de la fase 2 de la CNMC, o del acuerdo con el Santander-. Siguiendo este parecer, Torres tendría las manos más atadas de lo que parece para lanzarse a una mejora sustancial de la valoración. Otros, sin embargo, aseguran que hay campo para correr, gracias a los 2.500 millones de euros de dividendo extraordinario generado por la operación en el Reino Unido. Cabe recordar que el payout irá a parar a los bolsillos de quien sea el propietario de las acciones en abril de 2026. Si este es BBVA -es decir, si la OPA tiene éxito- se trataría de una nueva inyección de capital para continuar repartiendo a los accionistas sin renunciar a ampliar la oferta por el Sabadell.
Las réplicas de la operación TSB
Voces del mercado a ambos lados de la frontera catalana limitan las opciones del BBVA, pero descartan que consuma la retirada y aproveche la venta del TSB para desistir de su interés en el Sabadell. «Hemos pasado esta pantalla», razonaba en conversación con Món Economia Núria Álvarez, de Renta 4. Otras fuentes financieras especulan que la Vela ve más apetecible una derrota en la fase de aceptación que no una huida, a pesar de los cambios estructurales de las condiciones de la oferta en el último año y medio. «Entonces, habrán hablado los accionistas», justifican. En buena medida, la escasa confianza de parte del mercado hacia el futuro de la OPA es un halago hacia el BBVA, a quien ven más dinámico sin integrar el Sabadell. Oliu, de hecho, insiste desde hace meses: «ambos proyectos son más rentables por separado».
Ahora bien, es cierto que, aunque el plan estratégico catalán está disponible hasta el último detalle, el documento que explica el futuro inmediato de los vascos sigue oculto tras las transparencias que utilizó Genç en la presentación de resultados. En este sentido, González-Bueno ha sido vehemente durante la junta de accionistas en una demanda de transparencia. Con los datos con los que cuentan los accionistas por ahora, lamenta, las propuestas de valor a tres o cuatro años de las dos trincheras son «incomparables». Tras lanzar esta sombra sobre la estrategia vizcaína, Oliu ha hecho un llamado a la «confianza» en su directiva, que ha «tenido éxito» en sus promesas de los últimos cursos; frente a la del BBVA, que aún no ha detallado cuál será su camino -o no tanto como querrían los directivos catalanes-. Desde el Vallès, el potencial premio no parece merecer el riesgo asociado. No en vano, el presidente ha cerrado la reunión, ya pasadas las dos del mediodía, con una advertencia hacia los inversores: «Reflexionen ustedes, una vez les toque decidir, si quieren que el Sabadell continúe siendo un banco de referencia en este país».