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Fondo europeos potencian pymes con crecimiento desproporcionado

Los fondos de cohesión europea se han convertido, desde que la Unión ideó su respuesta a los estragos de la pandemia, en una de las principales herramientas del erario público para contribuir al crecimiento empresarial. Los fondos Next Generation, así como el resto de verticales, han llegado con fuerza a los negocios del continente: según datos de la Generalitat, Cataluña ha movilizado más de 3.800 millones de euros hasta junio; y ya ha comprometido más de 7.800 millones de euros, a repartir entre empresas, ayuntamientos, centros de investigación y particulares. Del total asignado, 4.100 millones se están repartiendo entre el sector privado, «sobre todo entre pymes». Un movimiento que, atendiendo a la literatura reciente publicada por el Banco Central Europeo, puede ser especialmente beneficioso: un reciente estudio del instituto monetario, elaborado por los economistas Alessandro De Sanctis, Daniel Kapp, Francesca Vinci y Robert Wojciechowski, revela que las pequeñas y medianas empresas se benefician «desproporcionadamente más» que el resto del mundo empresarial de cada euro comunitario que se dedica. «Los efectos de los fondos europeos son mucho más pronunciados para las pymes, y para aquellas empresas que sufren limitaciones financieras, sugiriendo que la financiación de la UE ayuda a desbloquear inversiones mediante un acceso a capital más sencillo«, sostienen los autores.

Las cifras analizadas por los autores, cabe decir, son previas a la crisis de la covid: se dedican a los fondos estructurales entre 2014 y 2020. Los efectos de las ayudas, préstamos y subvenciones sobre las pequeñas y medianas empresas son más intensos que en las grandes compañías y, además, más duraderos. Las concesiones de capital comunitario sobre los negocios con entre 1 y 50 trabajadores, sostiene el informe, provocan un factor de crecimiento del capital cercano al 20% en los cuatro años posteriores; mientras que se queda por debajo del 10% en las de mayor tamaño. Además, los receptores con más de 50 trabajadores suelen dar un paso atrás en su inversión a partir del segundo año, mientras que los empresarios más pequeños mantienen la dedicación de capital en todo el periodo estudiado. Es decir, una entrega de financiación de la UE tiene el potencial de impulsar un crecimiento del capital de una pequeña y mediana empresa; mientras que es más probable que acabe dentro del ciclo inversor regular de una compañía más grande.

Más allá de los efectos finales sobre las empresas, los cuatro economistas subrayan también que los fondos específicamente dedicados a la inversión en el mundo de la pequeña y mediana empresa son más eficientes que los que se entregan en otras categorías. El estudio comparativo, en este caso, es aún más flagrante: el capital de las empresas destinatarias de fondos específicos para pymes crece cinco veces más -en el mismo margen temporal, cuatro años- que el de los beneficiarios del resto de subvenciones de Bruselas. Otras líneas de ayudas, según el documento, muestran efectos más limitados: son ejemplo las concesiones para la transición verde, que ayudan a elevar el capital de las compañías a las que se asignan a un ritmo mucho más lento. Y, de hecho, las pymes salen perdiendo: las empresas de menos de 50 trabajadores que reciben una ayuda a la transformación ecológica, suelen mostrar un crecimiento de su capital cercano a cero a largo plazo; mientras que son las grandes empresas las que se ven más beneficiadas, con un alza cercana al 2%.

Salto en productividad

La hipótesis de los autores lleva los beneficios de los fondos europeos más allá de la concesión de la financiación. Según apuntan, el dinero entregado en el marco de estos programas empresariales es especialmente útil a la hora de desbloquear el acceso del beneficiario al mercado abierto de deuda. Es decir, una empresa que recibe una subvención o un préstamo de la UE en estos términos suele mejorar su capacidad de asumir proyectos con préstamos bancarios.

La presidenta de la CE, Ursula Von der Leyen, con el presidente español, Pedro Sánchez, durante la presentación en Madrid de los Fondos Europeos / EP
La presidenta de la CE, Ursula Von der Leyen, con el presidente español, Pedro Sánchez, durante la presentación en Madrid de los Fondos Europeos / EP

De esta manera, los efectos sobre las pequeñas y medianas empresas son «mucho más pronunciados» que en el resto del mercado: el principal obstáculo de las pymes para acelerar su crecimiento es el acceso a crédito, especialmente ante un sistema bancario cada vez más exigente con el futuro acreedor. Así, los beneficiarios «en crecimiento, menos intensivos en capital y financieramente limitados» utilizan las ayudas para «incrementar sus inversiones significativamente». Sobre estas nuevas inversiones, las pymes son capaces de mejorar su productividad en un 3% a lo largo de los cuatro años posteriores a la entrega de capital; mientras que las grandes empresas solo añaden dos puntos a su capacidad productiva.

La misma distinción se observa en la salud de los estados financieros de las empresas. Las beneficiarias de financiación europea de más de 50 trabajadores no suelen registrar mejoras en la ratio de endeudamiento sobre activos propios -esta tiende a cero a lo largo de los cuatro años estudiados-. Por el contrario, las pequeñas y medianas empresas que logran entrar en los programas de la UE suelen mejorar el equilibrio de sus balances a un nivel entre el 1 y el 2% y, además, lo hacen de forma continuada. De nuevo, se trata de un factor clave para el acceso a financiación privada, dado que podrán asumir nuevos proyectos con créditos bancarios si sus libros están más saneados.

La contradicción de los datos europeos

A pesar de que los efectos de los fondos europeos son más pronunciados sobre las pequeñas y medianas empresas, el mismo informe alerta de que no son las protagonistas. Los hallazgos de los autores revelan que «las firmas con más activos totales tienen más oportunidades de recibir financiación». Es decir, las empresas más grandes -y que, además, estén en proceso de crecimiento- reciben más parte de la financiación comunitaria que las pequeñas y medianas empresas. Entre las pymes, las más exitosas son las industriales, siempre que sufran una «presión financiera moderada» -aunque son, precisamente, las pymes con menor capacidad de acceso a crédito las que más se benefician-. Vista esta tendencia, los economistas detrás de la investigación reclaman un mayor «equilibrio» en los criterios de entregas a cuenta. «Crear estrategias de inversión que equilibren el apoyo a las empresas de alto rendimiento con la ayuda a las más limitadas podría mejorar la efectividad» de los programas, aseguran.

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