Las consecuencias de la sonada derrota parlamentaria del gobierno de Pedro Sánchez con los tres decretos económicos presentados ante el Congreso de los Diputados el pasado martes se multiplicaron. Especialmente en lo que respecta al conocido como decreto ómnibus, la propuesta encabezada por la revalorización de las pensiones y las bonificaciones a la compra de billetes para el transporte público. Dentro de la larga lista de medidas que llenaban este decreto, se encontraba el conocido como escudo antiOPAs, la normativa puesta en marcha durante la pandemia que permitía a la Moncloa evitar las adquisiciones de empresas españolas por capital extranjero en un momento de debilidad de aquellas. La desaparición de los controles del gobierno en este ámbito parece haber reavivado el interés extranjero por el fabricante de trenes Talgo, inmerso en un proceso de venta después de que la propiedad haya dejado claro su intención de deshacerse de él.
El intento de OPA sobre Talgo por parte de la húngara Magyar Vagon ha sido, cabe recordar, uno de los movimientos empresariales que el gobierno de Pedro Sánchez ha hecho más esfuerzos por detener, a la espera de una oferta de la metalúrgica española Sidenor. Ahora, sin la interferencia del escudo antiOPAs, han emergido dos contendientes más fuera de las fronteras del Estado: uno en Polonia y un segundo en la India. En medio del alboroto causado por la caída del decreto, la polaca Pesa, un fabricante de trenes controlado por el estado, ha contratado al banco francés Société Générale para preparar una oferta pública de adquisición sobre el fabricante español. También se habría movido en un sentido similar la compañía india Jupiter Wagons: según informó el diario madrileño Cinco Días, la compañía habría hecho el mismo movimiento con las consultoras Lazard y Eversheds Sutherlands para construir una oferta por Talgo.

«Peligroso para el país»
Los movimientos foráneos han supuesto una importante ayuda para los títulos del fabricante de trenes, deprimidos por la incertidumbre generada por la primera OPA fallida y la oferta de Sidenor, marcadamente a la baja. En la última jornada, ya sin el escudo, la bolsa madrileña registraba una revalorización de las acciones de Talgo superior al 1,7%, hasta los 3,82 euros. Con este aumento, se enfrían las posibilidades de la metalúrgica vasca, que valoró la compañía en un rango limitado, con una oferta de 4 euros por acción. La prima, pues, por quedarse en el Estado se reduce sustancialmente. En este contexto, el ejecutivo español continúa sus movimientos para evitar la operación. En declaraciones a la agencia Europa Press, fuentes del gobierno aseguraban que sería «peligroso para el país» perder la propiedad de una industria «estratégica» como Talgo.